¡POR UNA JUSTICIA DEMOCRÁTICA Y LA APERTURA DE
LA INVESTIGACIÓN YA!
Dolores Vázquez ha sido victima de un terrible atentado contra los derechos humanos. La España negra o profunda, la España de la Inquisición que muchos llegaron a pensar que ya no existía, se nos presenta en toda su dimensión. No se pueden exportar fórmulas como la del jurado popular, propias de una Europa con gran desarrollo democrático, a un país con democracia tutelada que todavía no ha cubierto los tramos mínimos que exigía la transición y menos, evidentemente, en lo que se refiere a la justicia, cuya reforma constituye una de las asignaturas pendientes de nuestro sistema político, no en balde, y en base a informaciones recogidas en los distintos medios de comunicación, la inmensa mayoría de los encuestados en los más recientes sondeos de opinión manifiestan su total desconfianza acerca de los jueces.
Por otro lado, y dejando claro que el instituto armado de la guardia civil ha prestado y seguirá prestando grandes servicios al país, en el caso concreto de la investigación del “Caso Wanninkhof”, parece que ha existido una lamentable actuación que ha llevado el asunto por el camino de la conjetura en detrimento de la prueba. El estado de alarma social que se había creado en la localidad de Mijas, y su repercusión en el resto del país, no justifican semejante acumulación de errores en la investigación.
No es de recibo que el agente al mando de la unidad central operativa que investigó el caso, el capitán Jesús García Fustel, se autodenomine “experto en casos complejos” y se nos presente como el agente que resolvió los casos “Olot” y “Alcasser”, cuando es público y notorio que, en ambos, y según infinidad de publicaciones y testimonios de parte en los diferentes medios de comunicación, se echó una manta encima. En el mes de noviembre de 2001, y dentro de un programa de TVE que conduce la actriz Concha Velasco, Fernando García, padre de una de las niñas asesinadas en Alcasser, seguía solicitando la apertura de la investigación ante las claras evidencias forenses que así lo aconsejaban.
La actuación del fiscal del caso merece punto y aparte ya que, en plena instrucción, se dedicó a tergiversar intencionadamente tanto pruebas como declaraciones llegando a ejercer, durante el transcurso de todo el juicio, una forma de psicoterrorismo propio del Santo Oficio, que sólo conducía a la erosión de la persona de Dolores Vázquez, sin realizar ni una sola intervención que tuviera relevancia respecto a lo que allí se estaba juzgando.
Esto ha permitido que, en contraste con su autoproclamada "profesionalidad", conductores de programas televisivos, como Ana Rosa Quintana (Sabor a ti-A3TV), María Teresa Campos (Día a día-TV5), Agustín Bravo (Bravo por la tarde-Canal Sur TV) y Concha Velasco (Tiempo al tiempo-TVE) hayan lanzado toda su maestría en el ejercicio de la tergiversación y el sensacionalismo de casquería desde sus programas televisivos, ejerciendo una clara actuación fiscal que ha formado parte fundamental del juicio paralelo contra la persona de Dolores Vázquez.
Estos, junto a una serie de reporteros y supuestos periodistas sin un mínimo de capacidad de análisis, han utilizado, incluso en telediarios, la imposición de la globalización informativa bajo la consigna-cantinela de: “Dolores Vázquez es fría y calculadora” como primera piedra de su monumento a la infamia, la calumnia, y el chismorreo como bandera del “TODO VALE POR LA AUDIENCIA”.
Para calibrar hasta que punto la intencionalidad de estos pretendidos comunicadores va dirigida a un público concreto, que es el suyo y del que viven, y que está en la misma línea de pensamiento que esos mismos predicadores, basta contrastar sus tesis con lo expuesto por los periodistas radiofónicos o los columnistas de la prensa escrita que han manifestado una posición abierta y crítica contra la investigación, la instrucción, el veredicto del jurado popular, e incluso contra la subsistencia de ésta institución. Antonio Burgos, Ignacio Camacho, Eduardo Mendicuti, Inmaculada Navarrete, Javier Pérez Royo, Juan Manuel de Prada, Martín Prieto, Manuel Ramírez, etc., así como los tertulianos de varios programas radiofónicos matinales y nocturnos, se expresan en este sentido y, lógicamente, cualquiera puede entender que hablamos de otro peldaño informativo.
En tal sentido, los miembros de la Plataforma para la Libertad de Dolores Vázquez, no hacemos sino seguir los criterios establecidos por ilustres columnistas y maestros de la prensa sobre lo que no podemos por menos considerar como un incalificable y anacrónico atentado contra los derechos humanos más elementales e irrenunciables.