Las celebraciones religiosas abarcan varios días, y las paganas se reducen al fin de semana, con baile y diversas competiciones tradicionales y deportivas.
El retorno de la imagen de la Virgen a su ermita o santuario se hace el segundo domingo por la mañana a continuación de la misa.
El viernes anterior a este segundo domingo, después de la Salve cantada solemnemente se enciende la tradicional hoguera en la plaza de la Iglesia.
Hay una costumbre muy arraigada, que es la subasta de los palos
de la peana de la imagen de la Virgen, que se hace tanto al ir como al
volver en el peirón señalado antes del camino de la ermita.
Los toman los mejores postores, cuando se lleva la imagen de la ermita
al templo parroquial, desde el peirón indicado hasta el peirón
de la Virgen del Pilar.
Depositada la Virgen en el camarín de su Santuario, todos los asistentes
celebran una comida de hermandad en los alrededores de la ermita.
El jueves por la noche, a las 12 es el chupinazo que da comienzo
a esta algarabía popular.
En charanga se va de peña en peña degustando cerveza, calimocho, melocotón
con vino, etc. que convidan en cada puesto, hasta altas horas de la madrugada,
normalmente hasta pasado el amanecer.
En estos días hasta el domingo, se celebrarán las finales de
guiñote , frontenis y demás juegos.
Todas las tardes hay dos sesiones de baile, una empieza avanzada la tarde
y la nocturna a las 10 de la noche.
Para acudir a todos los actos se sigue a la charanga que nos conducirá
a todas las partes del pueblo.