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LA EUGENESIA
Por E. Aynat
LA EUGENESIA: BREVES NOTAS
HISTORICAS
La idea de que la herencia pudiera y debiera ser influenciada conscientemente
no constituye en modo alguno una novedad. Hace nada menos que seis mil años
los babilonios seguían cuidadosamente las líneas genealógicas
de sus caballos con el fin de encontrar nuevas combinaciones que les proporcionaran
mejores estirpes. Mucho antes de Jesucristo los chinos producían nuevas
variedades de arroz por cruzamiento de las ya existentes, tratando de incrementar
el rendimiento de sus cosechas y aumentar el valor alimenticio del grano. De
ahí a la idea de que también el hombre podría ser mejorado
sólo había un paso, y más de un filósofo pensó,
después de empeñar todo su sentido critico en la contemplación
del mundo, que el camino para mejorar el hombre sería por el cruzamiento
juicioso y razonable de sus individuos.
En las sociedades más arcaicas, el mecanismo de la Selección Natural,
en las condiciones más duras y salvajes, permitía mantener a raya
a las mutaciones deletéreas e incluso mejorar genéticamente a
la especie. Los individuos mal dotados ?mal adaptados ? enclenques, mal hechos,
no llegaban a la edad reproductora, de manera que los malos genes desaparecían
con ellos. El antropólogo francés Vallois ha destacado que entre
los esqueletos prehistóricos no se encuentran apenas ancianos, de lo
cual deduce que si las condiciones de vida eran demasiado duras para la vejez,
con mayor razón lo serían para la debilidad. Como dice Rostand,
"el débil como el viejo es un producto de la civilización.
(1)
Además esta selección no se ejercía sólo en el interior
de cada grupo humano, sino también entre los distintos grupos, favoreciendo
el progreso y ascenso de las tribus más decididas, forjadas en el idealismo,
animadas de sentimientos colectivos y disciplinadas por jefes aguerridos. La
situación fue cambiando a medida que todo se estabilizaba y se formaban
las primeras sociedades estables. El "tren de vida" de los guerreros
y de las primeras hordas primitivas se fue apaciguando. Se empieza a gestar
las primeras civilizaciones sedentarias y ello conlleva aunque relativamente,
una menor aspereza y brutalidad en la lucha por la existencia; paralelamente
los malos genes antes eliminados de manera expeditiva por las mismas condiciones
del medio, empiezan a manifestarse cada vez con menos trabas, se convierten
en un peligro latente al que los más grandes conductores de la época
?religiosos o políticos ? no dejan de prestar atención. A ello
debemos añadir el desarrollo de la medicina la higiene, la asistencia,
la cirugía y sobre todo el auge de las ideas filantrópicas y pseudohumanitarias
como medidas obstaculizadoras de la función depuradora de la Selección
Natural.
Cuando una sociedad ha salido de su fase embrionaria ?el estado cazador y nómada
? y aparecen las primeras formas de vida civilizada, entonces surge la herencia
y la selección como elemento social y político en la institución
de castas. El régimen de castas nació de causas diferentes: diferencia
de razas, conquista militar, creencias religiosas, etc . . . pero su común
denominador es la fe en la herencia. La casta es cerrada, sólo se entra
en ella por nacimiento, que regula el destino del individuo soberanamente. Encontramos
en la India el ideal de este régimen. En ninguna otra parte ha sido establecido
más sólidamente, constituido con más firmeza y regulado
más minuciosamente. Como afirma el biólogo norteamericano Th.
Dobhansky, "el sistema de castas de la India ha sido el mayor experimento
genético jamás realizado por el hombre" (2) . La herencia
moral, que es su base natural, está reconocida explícitamente
por las leyes sagradas de Manú : "Una mujer da siempre al mundo
un hijo dotado de las mismas cualidades que el que lo ha engendrado". "un
hombre de nacimiento abyecto toma el mal natural de su padreo de su madre, o
de los dos a la vez, y nunca podrá ocultar su origen" (3). Difícilmente
podría concebirse una política eugenésica más sabia.
Los conquistadores arios, dominadores de los pueblos dravidico?negros, se organizan
instintivamente en grupos cerrados en "varnas" (castas, que en sánscrito
puede traducirse también por "color"), para protegerse de la
marea de color en la que se encuentran inmersos. Al mismo tiempo, mediante una
legislación draconíana, se impide cualquier oposición por
parte de los elementos autóctonos y mestizados. Veamos por ejemplo el
Código de Manú:
"los tshandalas (mestizos) son el fruto del adulterio incesto y crimen.
Toda su indumentaria debe reducirse a andrajos tomados de los cadáveres,
su vajilla a ollas rotas, sus adornos a hierro viejo, y su culto al de los espíritus
del mal; deben vagar sin hallar la paz en ninguna parte. Se les prohibe escribir
de izquierda a derecha y servirse para escribir de la diestra, lo cual está
reservado a los virtuosos, a las personas de raza" (4). Tales medidas profilácticas
permitieron a los arios crear una cultura floreciente, aunque las doctrinas
humanitarias y pacifistas la concepción universalista de Atman fuera
corroyendo paulatinamente la conciencia autoritaria de los primeros conquistadores.
Comienza la bastardización empieza a proliferar el sacrificio de seres
humanos, los cultos fálicos, las divinidades foráneas y todo el
espantoso aquelarre característico de los pueblos dravidios.
La India aria ha muerto. El sentido original de las castas racista y protectora
de un pueblo superior, es sustituido por la subdivisión técnica
de profesiones, que -como dice Rosenberg ? "representa el escarnio más
horroroso del pensamiento más sabio de la Historia mundial". (5)
En ninguna parte el régimen de castas fue tan sólido ni tan perfecto.
Pero se encuentran en forma menos completa en casi todas las civilizaciones
primitivas: entre los asirios, los persas, los egipcios, ?que contaban con siete
clases según Herodoto y cinco según Diodoro de Sicilia - ; también
encontraron este sistema los españoles en Perú , donde por encima
del pueblo estaba la elite biológica, los Curacas y los Incas, cuyos
cráneos ?según Morton ? "testimonian una preeminencia intelectual
decidida sobre las otras razas del país" (6) . Hasta tal punto era
fuerte la idea de la transmisión hereditaria de las facultades morales
e intelectuales que incluso las profesiones técnicas se transmitían
de padres a hijos; hay centenares de ejemplos de ello: los Asclepiades, o sacerdotes
de Esculapio, se consideraban hereditariamente llamados al ejercicio de la medicina
(Hipócrates era el décimo séptimo médico de su familia)
; en Israel la tribu de Levy suministraba ella sola todos los sacerdotes, etc.
El mundo clásico grecolatino no iba a ser una excepción de la
observancia de las leyes eugenésicas. Los pueblos dorios, jonios, aqueos
invaden la península helénica a través del Valle del Danubio;
por medio de una constitución aristocrática se Impide la mezcla
de sangre indoeuropea con la de los elementos preasiáticos autóctonos.
Se crean los grandes Estados helénicos que inmediatamente reconocen la
importancia del principio racial. En Esparta las leyes de Licurgo establecen
brutales ?aunque eficaces? procedimientos eugenésicos, como por ejemplo
el de arrojar recién nacidos por las laderas del monte Taigeto, una vez
establecida su deformidad o debilidad por un consejo de ancianos. Similares
procedimientos, aunque no tan definitivos , se imponen por toda la Hélade,
siendo la base, dura aunque necesaria, en la que se fundará una cultura
única. Y es precisamente cuando se empiezan a relajar estos severos principios,
cuando la voz de la sangre ya no dicta su ley, cuando se produce el caos, de
manera que como dice Rosemberg, "estos troncos (los nórdicos) se
agotaron y la múltiple superioridad de fuerzas del elemento preasiático
se infiltró por miles de canales, envenenó la Hélade y
en lugar del griego engendró el posterior levantino, que con los griegos
sólo tiene el nombre en común. Para siempre el heleno abandonó
la tierra y únicamente las inanimadas piedras dan testimonio aún
de aquella espléndida alma racial que una vez creó la Pallas Atenea"
(7).
Pero aún en medio de la innegable decadencia algunas metes lúcidas
?aunque predicando en el desierto ? observan y denuncian las causas de la debacle:
el gran poeta espartano Theognis se lamenta de que el dinero mezcla la sangre
de los nobles con los innobles y que así la raza, que se cuida severamente
en asnos y caballos, es despreciada en los seres humanos. Platón, en
"Las Leyes" (libro III) afirma que el gobierno estable ha de basarse
en una aristocracia agraria, radicalmente seleccionada; igualmente en "La
República" son continuas las alusiones al tema. También Isócrates
denuncia que "no debe ser reputada como feliz aquella ciudad que desde
todos los extremos acumula al azar muchos ciudadanos sino aquella que mejor
preserva la raza de los afincados desde los comienzos". Aristóteles
se extiende ampliamente en su obra "Politeia" sobre los problemas
que plantea la eugenesia ,el control de la natalidad, la alimentación
de la infancia y su educación (libros VII y VIII). Euripides afirma:
"No hay tesoro más precioso para los hijos que nacer de un padre
noble y virtuoso y de casarse entre familias nobles. Maldición al imprudente
que, vencido por la pasión, se une a indignos y deja a sus hijos el deshonor
en contrapartida a los placeres culpables" (Las Heráclidas)..
Similares apreciaciones fueron aplicadas por los antiguos romanos. Durante la
etapa republicana, las trescientas familias de patricios aportaban todos los
senadores. Catón (234?149 a.C.) defiende tenazmente el viejo ideal romano
celosamente apegado a la grandeza romana y a las virtudes de la raza; es el
mismo espíritu que contiene las XII Tablas, constitución primogénita
de la Roma clásica. Aunque a partir de la caída de Cartago las
severas normas romanas, se relajaron un tanto, el Imperio seguía reposando
sobre la noción aceptada de una desigualdad entre los hombres. Sin duda
ya no se trataba como antes de una desigualdad de "origen divino"
que perpetuaba en el pueblo la adoración de las familias patricias, sino
que ahora la riqueza y la fortuna materiales creaban entre los ciudadanos un
desigualdad que se transmitía de padre a hijo por la herencia de bienes.
En los medios griegos y latinos los gobiernos se fundaban en el principio aristocrático
del privilegio hereditario de una oligarquía restringida pero apta para
gobernar. Jamás fue gobernada Roma democráticamente, incluso en
las épocas más tormentosas de la República. Los amos del
Imperio Romano hasta Caracalla ?es decir hasta comienzos del siglo III d.C,
cien años antes de Diocleciano ? se hacían elegir entre la aristocracia.
La casta de los senadores detentaba por privilegio, todas las funciones elevadas.
Constituían "ciudadanos romanos" que, nobles o plebeyos, pobres
o ricos, instruidos o letrados, constituían a su vez, todos en bloque,
una segunda selección entre la población del Imperio.
A pesar de la profunda inmoralidad de su posterior evolución, este Imperio
de los Cesares se mantuvo invencible en tanto persistió en él
esta noción de la desigualdad hereditaria, y es por ello por lo que el
cristianismo provocó su derrumbamiento. En efecto, en oposición
total con la concepción de desigualdad hereditaria entre los hombres
?que por fuerza había de conducir a una eugenesia positiva, aunque fuera
de manera inconsciente ? el Cristianismo proclamaba la "casualidad"
del nacimiento, y elevaba a rango de regla moral el precepto de la igualdad
entre todos los seres con figura más o menos humana. El deber a cumplir
en este mundo dejaba de tener relación
con las particularidades del nacimiento; pero lo que puso todo al revés
fue el cumplimiento de un deber moral, que se prolonga de lo eterno al presente
y del presente al más allá.
Debido a sus creencias, el latino se creía portador de una especie de
ley divina a la cual subordinaba su existencia terrestre, y de repente aquello
quedó sin valor: ahora le era preciso obtener el más allá
por una vida conforme a las exigencias del DIOS cristiano. El valor propio del
nacimiento del noble dejaba de tener valor, cualquiera era igual al noble en
esta carrera tras la felicidad celeste, pues ésta era ahora la tarea
moral de todos.
Como dice Ferrero, "la civilización grecorromana reposaba consecuentemente
sobre la idea de la selección y ésta reposaba a su vez sobre el
principio de que tanto los hombres como los pueblos eran desiguales en cuanto
a su ser moral. El cristianismo rompió las bases mismas de la estructura
aristocrática de la civilización antigua, con la doctrina, según
la cual todos los hombres son iguales al ser hijos de un mismo Dios" (8)
.
Prácticamente idénticas eran en la base, las concepciones de los
pueblos indogermánicos antes del advenimiento del cristianismo. Según
estas ideas, los orígenes de las desigualdades se remontaban a antepasados
divinos. Se creía que la sangre portaba en si los gérmenes esenciales
del carácter del hombre, que las facultades físicas e intelectuales
se transmitían hereditariamente y que la sangre noble transmitía
cualidades nobles. Se creía en la reencarnación del progenitor
en sus descendientes. De este modo la elite germánica reclutaba a aquellas
familias que se distinguían por la pureza de su descendencia, dando as!
lugar a un nuevo tipo de eugenesia positiva caracterizada por el cruce endogámico
de los elementos más puros. Estas familias constituían una fuente
de jefes severamente seleccionados, salidos del pueblo y venerados por el pueblo,
pues su influencia reposaba únicamente en la consideración con
la cual el pueblo rodeaba a estas familias de elite Como dice Arnold "a
pesar de todo su amor a la libertad, el germano estaba orgulloso de sus familias
nobles; Las consideraba no con celos y envidia sino con reconocimiento y veneración"
(9). Parecidos sentimientos encontramos en pueblos racialmente emparentados
con los sajones, de los que afirma Dibelius: "En la creencia del pueblo
inglés la noción de valor de un jefe nacido de una familia antigua,
está tan profundamente enraizada que todas las tentativas para implantar
la idea moderna de la igualdad han fracasado. Es siempre el candidato noble
el elegido, el que es escogido primero para ejercer toda función pública
y ocupar toda se de honorífica en la circunspección".
Conclusión: Hemos visto que es común denominador a todas las culturas
indoeuropeas la concepción originaria de la desigualdad humana y, en
consecuencia, la adopción de medidas que después se llamarán
de "eugenesia positiva" (favorecimiento de los mejores elementos,
prohibición de todo cruzamiento fuera de la franja superior, dirección
política, militar e intelectual por parte de los portadores de los mejores
genes, etc ). La enorme mortalidad infantil , las enfermedades ("la peste
negra", etc ) los años de mala cosecha, con la subsiguiente hambre
crónica, desarrollarían una labor de "eugenesia negativa"
brutal, aunque en cierta medida eficaz. La llegada del cristianismo iba a suponer
una quiebra total del Antiguo Orden pagano con la entronación del principio
de la igualdad humana. De ahora en adelante todo lo que contradiga los dogmas
del Antiguo y Nuevo Testamento será considerado como "pecaminoso".
Pero a pesar de todo - las leyes de la Naturaleza y la vida siguen inexorablemente
su curso ? surgen en estos siglos de desprecio a lo corporal y lo vital una
institución teñida de un acentuado color racista y selectivo:
La Nobleza Medieval.
La Nobleza como casta organizada, aparece en el Occidente europeo en los albores
del siglo X de nuestra era. La Nobleza, guste o no, tiene causas naturales,
ha nacido de la desigualdad primitiva de los talentos y caracteres; ha quedado
como una selección buscada y consciente, fijada por una institución.
El indoeuropeo habla aceptado naturalmente y sin coacción la superioridad
de la Nobleza sabiéndola salida de familias que tanto en lo físico
como en lo moral, representaban el sumum de la selección. Y la sangre
de estas familias se perpetuaba por la transmisión de la propiedad hereditaria.
Para mantener viable la unidad hereditaria a lo largo del tiempo era indispensable
una base material: la propiedad inmueble. El suelo formaba parte integrante
de la noción de divinidad y de la ascendencia divina de la familia. Para
el Indoeuropeo el suelo, la tierra, eran un miembro constitutivo más
de la unidad del grupo familiar. El mismo término alemán "adel"
(nobleza) proviene de una institución germánica que reconocía
la propiedad de un bien hereditario indivisible e ?inalienable, cuyo disfrute
correspondía al mayor de los hijos ?o a aquel de mayor mérito,
el "Holdr", "Held" o "héroe"; el "mayorazgo"
castellano viene a ser la réplica latina del mismo sistema.
La transmisión de esta propiedad hereditaria se otorgaba únicamente
a aquellos de entre los descendientes que habían probado satisfactoriamente
sus capacidades. Gracias a leyes matrimoniales calculadas para producir selección,
el valor de esta sangre no solamente se mantuvo sino que fue también
reforzada y sistemáticamente cultivada. Tal como afirma Darré
,"la nobleza (germánica) en el sentido estricto de la palabra parece
haber sido la puesta en marcha de la teoría filosófica de la desigualdad
humana hereditaria, teoría aplicada a la organización del cuerpo
mismo de la masa popular según las capacidades transmitidas a cada uno
por la sangre. El fin era extraer el máximo partido del material humano
dado para la selección de jefes" (10).
Resulta pues claro e incontestable que la nobleza ha sido fundada en todas partes
-no solo en Occidente ? sobre la idea misma de la herencia. Se ha partido de
la hipótesis, expresada claramente por unos y presentida instintivamente
por otros, de que los méritos y virtudes son transmisibles, que se reciben
de los antepasados el valor, el culto al honor, la lealtad, del mismo modo que
la constitución física, la salud el vigor, etc.
La "buena sangre no puede mentir", decía el viejo aforismo
popular, y todos nuestros viejos poemas y epopeyas centran repetidamente su
atención sobre este tema. Comentaba Rosenberg que la expresión
castellana "sangre azul" referida a persona noble se debía
al color de las venas en los individuos poco o nada pigmentados, a los que el
pueblo consideraba instintivamente como nobles. Y Vacher de Lapouge señalaba
que podía apreciarse entre la nobleza histórica francesa un predominio
de los cráneos dolicocéfalos, probando así una endogamia
instintiva de la elite francesa y su origen en las primeras migraciones de los
normandos. "La nobleza, dice el Conde Boulainvilliers, es un privilegio
natural incomunicable de otro modo que por el nacimiento". De ahí
la preocupación por el matrimonio la eterna preocupación tanto
para el barón alemán, que exigía a su mujer dieciséis
cuarteles de nobleza, como para el inca, que se casaba con su familiar con el
fin de mantener pura la "raza del sol".
"La nobleza, sigue diciendo el citado autor, en plenitud de su fuerza y
vigor, tenía bien en cuenta no mezclar su sangre a la de las otras clases.
En sus alianzas no se escrutaba con menos atención la pureza de la genealogía
que los árabes en Africa, o los miembros de los círculos hípicos
de nuestros días (con los ojos puestos sobre los "stubooks")
escrutan la pureza de la genealogía de sus caballos" (11) .
Pero la nobleza al menos en su idea original, no debía constituir un
ente anquilosado, hermético, cuyo acceso desde el exterior resultara
poca menos que imposible. La razón social de la nobleza, tal como afirma
Renan, no es recompensar el mérito, sino provocarlo, al hacer posibles
y aún más fáciles ciertas clase de méritos. Toda
persona puesta a prueba y superadora con éxito del empeño pasaba
a engrosar las filas de la aristocracia, siendo por el contrario visto con especial
horror el supuesto contrarío, la "derogación" la pérdida
del estatuto de noble, impuesto como castigo sea por una acción deshonrosa
o por una unión exogámica, esto es, la unión con un plebeyo.
Hasta tal punto que Roziéres (12) cita que los nobles que han casado
a sus herederos con plebeyos son indignos de tomar parte en un torneo hasta
la tercera generación.
La institución era al menos teóricamente, casi perfecta. Pero
intervinieron dos factores para hacer de esta organización modélica
lo que actualmente es: una burla macabra de su modelo original. A saber:
1? La casta feudal. A principios del siglo X las tribus húngaras nómadas
de las llanuras del Danubio comenzaron a lanzar "raids" de pillaje
sobre las poblaciones germánicas fronterizas. La formación de
combate germánica, basada en la infantería, no podía repeler
los rápidos ataques de los jinetes magiares. Para evitarlo el rey Enrique
I tuvo que reclutar de entre sus súbditos grupos de caballeros, que no
tardaron en igualar a la caballería húngara. Pero el cambio realizado
, aparentemente solo militar, iba a venir cargado de consecuencias: antes cualquier
hombre libre podía fácilmente equiparse y correr al combate; ahora
ya no era posible, el coste de mantenimiento de un caballo era elevado y solo
podía permitírselo un ejército profesional competente,
ya no de hombres libres y de nobles en el sentido original de la palabra, sino
de vasallos a sueldo. Este cuerpo de mercenarios iba a sustituir con el tiempo
a la antigua nobleza germánica hasta el punto de que, como dice Walter
Darré, iba a constituir su "antítesis absoluta". "El
germano libre, dice el escritor alemán, había aceptado la superioridad
de su nobleza, sabiéndola salida de familias que, tanto en lo físico
como en lo moral, representaban el summum de la selección; pero después
de los fracasos de las guerras campesinas, solo por el látigo y la espada
se podía mantener bajo yugo a los descendientes de los campesinos libres,
para que la nueva nobleza, fundada sobre la función y no la capacidad,
pudiera mantener su dominio" (13). El mismo Nietzsche comentaba irónico
que "solo se da la nobleza por el nacimiento y la sangre. No hablemos ni
de Gotha ni de partícula "von" intercalada por los asnos. Esta
palabra "von" si hablamos de "aristocracia del espíritu",
es sospechosa, lo más probable es que se esconda algo: solo hay que ver
cómo la buscan los judíos. Pero el espíritu sólo
no ennoblece, le falta aún aquello que ennoblece al espíritu:
la ascendencia noble" (14).
Por el contrarío los suecos fueron más afortunados. La familia
de los Wasas, casa real del país escandinavo hasta la entronación
de los Bernadotte, se opusieron a la opresión de su país por la
casta feudal. Su escudo lleva dibujada una espiga de trigo con la divisa "Todo
por Dios y por el campesinado sueco". Pero es justamente la excepción
que confirma la regla.
2? El otro factor conducente a la decadencia de la institución nobiliaria
fue la acción antiselectiva de las guerras. El concepto del Honor, inseparable
y consustancial a esta institución, impulsaba a los nobles a la carrera
militar, y dado lo turbulento de la época puede uno hacerse idea de las
consecuencias trágicas que ello traerla para la institución. Chateneuf
(15) señala que la duración media de una familia noble no pasa
de 300 años. Encuentra su causa en la consanguinidad de los matrimonios,
en los duelos y sobre todo en las guerras. Afirma que de 230 familias estudiadas
solo ha encontrado 20 que presenten una serie de 9 o 10 generaciones. En la
cámara de los Lores británica, de 427 puestos laicos, solamente
41 son anteriores al siglo XVII. De las 112 familias que componían el
consejo federal del cantón de Berna en 1653 no existían más
de 58 en 1796.
Estos dos factores, unidos a la subversión de los fines de la institución
?transformada de reserva hereditaria de jefes seleccionados , en "herrenklub"
burgués ? condujeron a la nobleza a su lamentable situación actual.
A partir del Renacimiento se produce una floración de los estudios relacionados
con las Ciencias Naturales. Mientras el Arte se desarrollaba portentosamente,
espíritus igualmente inquietos recopilaban hechos concernientes a la
transmisión de los caracteres hereditarios, tanto en el reino animal
como en la especie humana. Digby, en 1645, señala la transmisión
de madre a hija durante cinco generaciones, de la polidactilia (un dedo más
en la mano) . Becker y Leeuwenboek hacia finales del siglo XVII, estudian los
cruzamientos entre distintas razas de animales obteniendo conclusiones en las
que se basaría más tarde Gregor Méndel. En el siglo XVIII
descolla Daubenton, colaborador de Buffon, que habiéndose propuesto crear
una raza de corderos de lana fina alcanza el éxito practicando una selección
metódica, es decir, escogiendo como reproductores en cada generación
los carneros con el más hermoso vellón. En el mismo siglo, Reaumur
y Maupertuis investigan la transmisión hereditaria de ciertas enfermedades:
daltonismos, polidactilia, hemofilia, etc.. En 1770 Morand, en un trabajo ricamente
ilustrado, describía nueve clases de anomalías digitales (polidactilia)
comprobando su heredabilidad, y preguntandose "si no sería conveniente
oponerse a los matrimonios entre chicos y chicas de seis dedos". A comienzos
del siglo XIX se pone de moda el estudio de la herencia mórbida: se investiga
la herencia de la ectrodactilia o carencia de dedos (Bechet 1829), de la sordomudez
(Portal 1808), de la hemeralopia o ceguera nocturna (Lunier), de las cataratas,
de las mamas supernumerarias, del labio leporino, de la fisura esternal, de
la tendencia a procrear gemelos, etc. El Doctor Lucas en su tratado "Traité
de la heredité naturelle" insiste sobre la transmisión de
los caracteres psíquicos y, en particular, de la predisposición
a los actos criminales. Finalmente el doctor Meniére y, sobre todo, Boudin,
llaman la atención sobre el peligro de la consanguinidad.
Todo ello sin olvidar a los botánicos cuya contribución a la genética
premendeliana no en nada despreciable. Rulhreuter, en el siglo XVIII había
realizado cruces de tabacos que destacaban la influencia del polen sobre los
caracteres de la descendencia. Muy notables son también las investigaciones
de Sageret (1826) sobre los cruces de melones, los de Gartner (1849, Lecoq (1862)
, Godron (1863), los de Darwin sobre las "bocas de dragón"
(1868) y los de Vilmorin (1886) sobre la mejora de las plantas por selección
individual de los reproductores.
Creemos necesario este inciso para destacar el extraordinario desarrollo de
la biología que iba a servir de soporte a los primeros brotes del racismo
científico y, más concretamente, al desarrollo de una nueva ciencia:
la Eugenesia.
En nuestra época el primero que propuso este cruzamiento juicioso dentro
de la especie humana fue Francis Galton, primo de Charles Darwin, el hombre
que "descubrió" la evolución en e¡ siglo XIX.
Galton había pensado ser médico, pero antes de concluir la carrera
alcanzó una posición que le confería una clara independencia
económica, de modo que para emplear su tiempo libre decidió viajar
por el mundo tanto como pudiese, acabando por convertirse en un "científico?pensador".
Sus viajes le convencieron de que el hombre era un juguete a la merced de su
propia herencia. Cuánto mejor sería pensaba Galton, si el hombre
pudiera aplicar dentro de su propia especie un sistema racional de cruzamientos
y perfeccionar así su condición humana. En este sentido escribía:
"El ideal de mejorar la especie humana es una aspiración tan noble
que muy bien pudiera ser elevada a la categoría de obligación
religiosa".
La eugenesia (término acunado por el propio Galton alrededor de 1884)
incluirla según el autor anglosajón, tanto medidas positivas como
negativas para controlar la descendencia. Las medidas negativas prohibirían
reproducirse a los dementes, a los débiles mentales, a los criminales
confirmados e indigentes. Las medidas positivas consistirían en la concesión
de certificados de sus propios merecimientos a los jóvenes ?hombres y
mujeres ? idóneos para la civilización, así como la adjudicación
de fondos económicos suficientes para contraer matrimonio tempranamente
y tener un buen número de hijos.
El método sostenido por Galton en su obra "Hereditary Genius"
(1869) es fundamentalmente estadístico. El autor parte de estas sencillas
cuestiones: ¿Es hereditario el genio?, ¿En que medida?. Dado un
hombre Ilustre, ¿que probabilidades tenemos de encontrarle un padre un
abuelo, un hijo, un nieto, un hermano, etc eminente también?. Para contestarlas
centró su estudio primeramente en los llamados "jueces de Inglaterra"
en el periodo comprendido entre 1660 y 1865. Estos jueces, en número
de 8, constituyen la más alta magistratura inglesa y son, en la opinión
de todos, hombres excepcionales. Su biografía es conocida, al igual que
sus parientes; hay por tanto un excelente material de estudio. Durante esos
205 años hubo 286 jueces, y entre ellos el autor encontró 112
que tenían uno o varios parientes ilustres. Por tanto la posibilidad
de que un juez tenga en su familia uno o varios individuos ilustres es mayor
que la relación de 1 a 3. Esto parece ya un resultado bastante notable.
Detallando más, Galton observa que la probabilidad decrece a los de segundo
grado (abuelo, tío, sobrino, nieto) y a los de tercer grado (bisabuelo,
tío segundo, primo, etc). Asimismo comprueba que de los dos millones
de varones de más de 50 años en las Islas Británicas existen
1350 hombres ilustres (16), o sea, 675 por millón, lo que equivale a
un 0,06 %, mientras que ?como hemos visto? la probabilidad de que un juez tenga
un familiar ilustre es mayor a la relación 1 a 3, lo que equivale al
33,3%. Queda así confirmado por Galton estadísticamente, matemáticamente,
la influencia hereditaria en la formación de la personalidad de elite.
Observemos que el método utilizado por el autor inglés es fundamentalmente
estadístico, los hechos no son para él más que material
de cálculo, a los que agrupar no para deducir leyes, sino medidas proporcionales.
En él no se encuentra nada en ninguna parte que se parezca a una investigación
analítica de las fórmulas generales de la herencia. Su método,
como hemos dicho, es estadístico y por tanto, incompleto. A pesar de
todo el mérito de Galton estriba no sólo en haber creado el término
"eugenesia" (del griego "eugenos", buena herencia) sino
fundamentalmente en el haber resaltado el papel de la herencia en la transmisión
de las facultades intelectuales y morales, y su papel también como medio
regenerador de los pueblos.
Paralelamente al investigador inglés, publicaba el francés Candolle
su obra "Histoire des Sciences et des Savants en Europe despuis deux siécles",
obteniendo similares conclusiones. La información llevada minuciosamente,
se limita a los sabios. Candolle se dirige a lo más selecto de las Academias
de Paris, Londres y Berlín, teniendo en cuenta sólo a los miembros
extranjeros, y ello por una razón: la de no encontrar en esta lista más
que sabios Ilustres, de renombre europeo, escogidos por su mérito, no
por influencias personales ni compadrazgos, lo que no es raro cuando se trata
de miembros nacionales. Veamos el planteamiento de Candolle: "Calculo que
en botánica solamente han escrito desde hace dos siglos 4000 autores.
Probablemente se ha escrito otro tanto, por término medio, de otras ciencias;
pues bien, nada menos que el 80% de los ascendientes o descendientes de estas
personas habían destacado también de una u otra manera, en el
campo intelectual.
Estos escarceos generales, a pesar de las limitaciones causadas por la mentalidad
estrechamente positivista de la época, estarían en la base del
posterior movimiento racista. A finales del siglo pasado los Nott, Gobineau,
Agassiz, Perier, Dally, Vacher de Lapouge, Woltmann, etc sostendrán que
el cruzamiento indefinido ?tan en boga en su época ...¡y en la
nuestra! ? llevaría a la degradación y aun a la extinción
de la humanidad, sentando el principio de que una raza mestiza no puede ser
superior a la mejor de las que la han procreado. Así Agassiz escribe:
"Los que ponen en duda los perniciosos efectos de la mezcla racial y estén
tentados por una falsa filantropía, a romper todas las barreras colocadas
entre ellas, deberían ir al Brasil. Les sería imposible negar
la decadencia resultante de los cruzamientos que han tenido lugar en este país
durante más tiempo que en ningún otro. Verían que esta
mezcla borra las mejores cualidades ya del blanco, como del negro o del indio,
y produce un tipo indescriptible , cuya energía física y mental
se ha debilitado ... Respetemos las leyes de la naturaleza, y en nuestras relaciones
con los negros mantengamos con rigor la mayor integridad de su tipo nativo y
la pureza del nuestro" (17).
Personalidades ajenas al campo de las ciencias, como R. Wagner, Nietzsche, H.S.
Chamberlain, Paul Lagarde, etc sostendrán la importancia de la raza y
por ende de la selección en la vida de los pueblos occidentales.
Ya al comienzo de nuestra siglo se produce el gran estallido: se descubren,
?o mejor dicho, se redescubren? las leyes de Mendel que definitivamente abren
las puertas a la genética moderna. Casi al mismo tiempo el alemán
August Weissmann tritura las tesis lamarckianas de la transmisión de
los caracteres adquiridos. El también germano Eugen Fischer comprueba
los mecanismos de transmisión de las facultades intelectuales y morales
por vía hereditaria (18). Las condiciones son óptimas para el
desarrollo de esta especialidad. Y así es en efecto, pues un enjambre
de médicos e investigadores dedicarán gran parte de sus esfuerzos
a esta rama de la biología. Entre ellos hay uno que destacar: el doctor
Alexis Carrel.
Carrel nace en Francia en 1873. Después de brillantes estudios se especializa
en el cultivo de órganos y tejidos, inventando por fin el "corazón
artificial", lo que le hace merecedor del premio Nobel de medicina en 1912.
Viaja a América contratado por el Instituto Rockefeller, institución
en la que desarrollaría una enorme actividad científica. Pero
es sobretodo en sus obras dedicadas al gran público por lo que Carrel
se hace conocer. La más célebre de todas es "El hombre, ese
desconocido", publicado en más de 20 idiomas. La tesis central de
Carrel es la siguiente: "Como nuestros hermanos inferiores, los cetáceos
de los mares polares, o los antropoides que vagan en los bosques tropicales,
nosotros formamos parte de la naturaleza. Estamos sometidos a las mismas leyes
que el resto del mundo terrestre. Y en tanto que formamos parte de la naturaleza
debemos, como señalaba Epicteto, vivir conforme a sus órdenes".
Sobre este esquema Carrel comenta los diversos aspectos de la vida del hombre
moderno, su degradación, su vida antinatural, su falta de energía,
el alcoholismo, etc. Pero es en el aspecto eugenésico donde debemos hacer
hincapié. He aquí las tres obligaciones fundamentales según
el investigador galo: "Primeramente tener hijos, e hijos de buena calidad,
gracias a la puesta en práctica de los principios de la eugenesia. A
continuación criar estos hijos de manera que sus potencialidades hereditarias
se desarrollen de manera óptima. Por último enseñar a nuestros
hijos las cualidades morales e intelectuales indispensables para el éxito
en la vida social, pues el futuro de la raza, su felicidad o desgracia, depende
del valor de la familia y del de la comunidad".
"Es necesario ?continua diciendo el médico francés? hacer
una elección. La inutilidad de nuestros esfuerzos para mejorar los individuos
de mala calidad es evidente. Vale más acrecentar aquellos que son de
buena calidad. Las masas se aprovechan siempre de las ideas y de las invenciones
de la elite y de las instituciones creadas por ésta. Es preciso abandonar
la peligrosa idea de restringir a los fuertes, acrecentar a los débiles
y hacer popular a los mediocres... La eugenesia voluntaria conducirla no solamente
a la producción de individuos más fuertes, sino también
a la de familias en las que la resistencia, la inteligencia y el coraje fueran
hereditarias. Estas familias constituirían una aristocracia, de donde
saldrían probablemente hombres de elite. Y el establecimiento por la
eugenesia, de una aristocracia biológica hereditaria sería una
etapa importante hacia la solución de los problemas actuales" (19).
Profundizando en el tema , el Dr. Carrel llega a las últimas consecuencias:
"La ciencia del hombre engendra necesariamente una "antropotecnia".
Y esa antropotecnia hará para el hombre lo que la tecnología ha
hecho para los aviones. Puede ser que construya, un día, individuos tan
superiores a nosotros mismos como los aparatos modernos lo son al biplano en
el cual los hermanos Wright volaron por primera vez".
Por último en su obra "jour aprés jour", esboza el programa
a seguir: "Es preciso establecer relaciones nuevas entre los hombres; sustituir
las viejas ideologías por conceptos científicos de la vida; desarrollar
armoniosamente en cada individuo todas sus potencialidades hereditarias; suprimir
las clases sociales y reemplazarlas por clases biológicas, la "biocracia"
en lugar de la democracia". Declaraciones de principios como ésta
así como cierta exaltación del fascismo y de Mussolini contenida
en su obra más conocida (20), iban a conseguir que Carrel fuera puesto
en la picota por los bonzos demomarxistas. Tras fuertes presiones dejó
el Instituto Rockefeller y marchó a la Francia de Petain, más
próxima a sus planteamientos ideológicos, donde creó un
Instituto de Salud Pública. Tras la "liberación" fue
suspendido de sus funciones muriendo poco después olvidado y casi en
la miseria. De él diría el Dr. Soupault: "Carrel distinguió
los riesgos que amenazan al mundo moderno, pero le indicó las vías
donde podía buscar soluciones con urgencia. Se puede sin exageración
clasificarle entre los profetas". (21)
Con Carrel se cierra una etapa de la historia de la eugenesia: la de los teóricos.
A partir de ahora es la política la que va a llevar a la práctica
la enseñanza de aquellos. Ha sonado la hora de Nacionalsocialismo.
Pero esta es otra historia ....
E. AYNAT
NOTAS
(1) J. Rostand. "El Hombre".
(2) T. Dobzhansky, "Diversidad genética e igualdad humana".
(3) Manara Darma Castra, libro X.
(4) Citado por Nietzsche, "El Anticristo.
(5) A. Rosenberg, "El Mito del Siglo XX".
(6) Citado por T. Ribot. "La herencia psicológica".
(7) A. Rosenberg, "El Mito del Siglo XX".
(8) Citado por W. Darré, "La Race, nouvelle noblesse de sang et
du sol".
(9) Idem.
(10)Idem.
(11) Citado por T. Ríbot, "La herencia psicológica".
(12) F. Rosiéres, "La societé française au Moyen Age".
(13) W. Darré, obra citada.
(14)F Nietzsche "La voluntad de Poder".
(15) M. Chateneuf, "Memoire stadistique sur la durée des familles
nobles en France".
(16) Galton afirma haber obtenido estas cifras por el examen del Diccionario
ingles de Contemporáneos ("Who's Who"), por las notas recogidas
en el "Time" durante 1868, etc..
(17) Agassiz, "Voyage au Brésil*.
(18) E. Fischer, "Die Rehobother Bastarda".
(19) A. Carrel, "El nombre, ese desconocido"
(20)R. Soupault, "Alexis Carrel".
PRESENTACION: SEGUNDA PARTE EUGENESIA
El tema racial fue el centro
de la política nacionalsocialista, y sin duda el proyecto de Water Darré
, ministro de agricultura con Hitler, miembro de las SS, cofundador de la Anhenerbe,
responsable de la politica de reconstrucción eugenésica del pueblo
alemán, es algo que vale la pena ser conocido.
Queda la pregunta ¿es viable este plan de la nueva Nobleza de la Sangre,
en nuestro mundo de hoy?. Quizás no lo sea en sus detalles, en su planteamiento
concreto, pero sí en su espíritu. Nosotros hemos de plantear en
el Proyecto Político nuestra solución actual, pero hemos querido
editar también el texto del proyecto alemán NS en los años
30.
Este proyecto de Darré no nos exime de plantear y estudiar las soluciones
para nuestra época y pueblo, pero sí nos obliga a comprender cuales
son los objetivos a lograr.
LA EUGENESIA (II)
LA EUGENESIA POSITIVA EN EL TERCER REICH
EL PROYECTO DE WALTER DARRE
"Corresponderá a las concepciones racistas puestas en acción
por el Estado racista el dar a luz esta época mejor ( . . . .) . Los
hombres ya no se dedicaran a mejorar las especies caninas, equinas o felinas
sino que buscaran mejorar la propia raza humana".
Hitler "Mi Lucha".
"Está universalmente
reconocido que el bienestar y el progreso de un pueblo tanto en lo físico
como en lo moral están íntimamente ligados a la solidez de su
estirpe. Una aristocracia biológica sana puede conducir a un pueblo al
summum del desarrollo del Estado y de las costumbres".
Así comienza Walter Darré la exposición de su plan sobre
la regeneración de las élites alemanas y, por ende, de todo el
pueblo alemán.
La Historia prueba constantemente la influencia positiva de un clase dirigente
sana.
En Roma, por ejemplo, la constitución de la "nobilitas" entre
las mejores familias patricias y plebeyas permitió el enorme desarrollo
de la República romana entre los siglos IV y I A.C. , hasta la llegada
de César, época en la que la influencia asiática se había
introducido, imponiendo un férreo absolutismo que dejaba al margen la
institución nobiliaria. Ello produjo que Roma se abocara a una larga
pero irremontable decadencia.
Lo que se trata es de crear una capa HEREDITARIA de dirigentes. La mera selección
de individuos aislados sin permitirles transmitir sus dotes, producirá
sólo una transitoria mejoría . De hecho, la evolución de
ciertas formas de democracia lo confirma. El advenimiento de una democracia
en un Estado aristocrático conlleva en ocasiones el acceso a los puestos
de influencia de personajes de indudable mérito, pero la repugnancia
que siente el sistema democrático por todo lo que se refiera a vínculos
hereditarios hace que, por ley biológica, los elementos destacados vayan
desapareciendo, y con ellos la vitalidad y desarrollo de ese sistema.
Por tanto, una clase superior, una verdadera elite, sólo constituye nobleza
cuando está compuesta por familias y no por individuos. En palabras de
Darré: "La verdadera noción de nobleza, en sentido germánico,
se caracteriza por una selección de dirigentes, especialmente educados
sobre la base de núcleos hereditarios seleccionados".
Hecha esta introducción ¿tiene algo que ver la nobleza histórica
que conocemos con la que propone el autor alemán?. Es obvio que no, si
acaso la actual "nobleza" ?por otra parte viciada de origen, como
veremos - es exactamente la antítesis de lo que aquí tratamos
(1).
La nobleza histórica es la caricatura de la verdadera nobleza de los
pueblos indoeuropeos primitivos. La nobleza de los indogermanos por ejemplo,
reposaba exclusivamente sobre el carácter hereditario de la desigualdad
humana. La nobleza germana precristiana se reclutaba entre aquellas familias
que se distinguían por la pureza de sus descendientes. No importaban
símbolos especiales de rango, como la corona, cetro, manto real, anillos
y demás parafernalias. Toda esta chatarra se usaría posteriormente
debido a la influencia de Bizancio.
En la antigua Germania , tanto el noble como el hombre libre asistían
con los mismos derechos al "Thing" o asamblea. Como dice Arnold (2),
"a pesar de todo su amor a la libertad , el germano estaba orgulloso de
sus nobles familias. Las consideraba no con envidia sino con reconocimiento
y veneración". Prueba de la sencillez y de origen campesino son
los apellidos de algunas familias nobles de aquella época, como "Ochsenstiern"
(Frente de Buey), "Schweinkopf" (cabeza de cerdo), o "Adlerflug"
(vuelo de águila) .
Pero la llegada del cristianismo iba a suponer la quiebra completa de este sistema.
Como es sabido el cristianismo proclamaba la ''casualidad del nacimiento"
y el más absoluto desprecio a toda idea de desigualdad, y máxime
si ésta es hereditaria (3) . Por lo tanto el abismo entre la nueva religión
y los principios germánicos parecía insalvable, pero ¿cómo
se explica entonces la cristianización más allá de los
Alpes?. Simplemente por una cuestión de Estado, una medida de oportunidad
política destinada a reforzar el poder real.
En efecto, el orden social germano se sustentaba sobre la asamblea de hombres
libres, el ya citado "Thing", basado en la autoadministración.
El rey no tenía súbditos, sino iguales que le habían investido
una misión y los poderes necesarios para cumplirla. Poder que era en
todo momento revocable. Era por tanto, lo más opuesto a toda idea de
absolutismo. Esta idea se enfrentaba frontalmente con la romana imperial (4).
A la caída del Imperio Romano, algunos monarcas francos comprendieron
que el derecho germano, perfecto para destacar la personalidad del individuo,
era menos útil para dirigir y administrar un Estado según las
normas de una administración organizada, concluyendo que las instituciones
romanas imperiales se prestaban mucha más a ello. Pero en esta época
el Cristianismo que había sido la religión de Estado en la época
más decadente del Imperio, se confundía con la concepción
romana del Estado, por lo que para conseguir una idea nueva de Estado era preciso
introducir la religión cristiana. Por ello la vieja nobleza germánica
se vio sustituida por funcionarios reales, por "paniagüados"
(5). No es exagerado pensar que el cristianismo se introdujo en Europa del Norte
gracias a la razón de Estado. Y no sin dificultades: recuérdese
las matanzas de jefes sajones por Carlomagno en Verden (año 782) . A
partir de entonces dice Darré, "se ve reinar en Alemania una nobleza
cristiana salida en gran parte de la aristocracia franca de funcionarios, dudosa
en cuanto a la pureza de su sangre alemana" (6).
Desde que tenemos una doctrina sólida y científica de la herencia
hemos visto hundirse, junto con sus prejuicios, todas las distinciones de clases
sociales basadas en discriminaciones distintas al valor hereditario de la sangre.
Por tanto, afirma Darré, "parece irrisorio para el hombre actual
nutrido de nuestras ideas sobre la selección de la raza, considerar al
noble como inferior, física o intelectualmente". Lo que queremos
es también en palabras de Darré, que "la nobleza vuelva a
ser una fuente viva de jefes severamente seleccionados. Hay que darles el medio
de conservar por herencia la sangre que ha superado las pruebas, eliminar la
sangre de calidad inferior, y permitir que sobresalgan en todo momento los nuevos
caracteres de valor que se eleven del pueblo".
Pero reconstruir una nueva nobleza no supone un salto al vacío, tiene
que sentar sus raíces en las auténticas tradiciones ?sin contaminar
por doctrinas extrañas ? de los pueblos indoeuropeos.
Para el noble indoeuropeo su origen se fundamentaba en un ancestro de origen
divino cuya sangre se transmitía de generación en generación
con la máxima pureza. El fuego, siempre encendido en el hogar, simbolizaba
esta continuidad de sangre, y la casa, las, tierras, el techo, sirven para mantener
encendido este fuego. A su vez este fuego sagrado debía ser mantenido
por la misma sangre que lo había encendido, de ahí la necesidad
para los herederos de mantener la pureza de la sangre. Lo importancia de este
simbolismo era tal que, según el derecho germano, la venta de una finca
sólo se sancionaba cuando el vendedor había apagado el fuego y
era de nuevo alumbrado por el comprador. Por tanto los conceptos de fuego de
hogar, casa y familia constituían una sola cosa (7).
Aquí aparece por primera vez la idea de suelo, la tierra, como sustento
básico de la familia noble, y por ende, de la raza: el suelo formaba
parte integrante de la noción de divinidad y de la ascendencia divina
de la familia ... Para el germano el suelo y la tierra son un miembro constitutivo
más de la unidad del grupo familiar" (W. Darré). Este es
el origen de la doctrina "Blu?Bo", apócope de "Blut und
Boden" (Sangre y Suelo), característica del autor que nos ocupa.
Sobre este solar familiar el primogénito quedaba al cuidado de todo,
con la obligación de casarse y de transmitir lo más pura posible
la sangre ancestral a la descendencia, lo que conllevaba la monogamia. Los demás
hijos debían partir en busca de nuevas posibilidades, lo que constituía
una fuente inagotable de renovación para las profesiones no agrícolas
(8).
En este punto cabe destacar el papel primordial que desempeña la idea
de propiedad rural. "La concepción germánica de la propiedad
está ligada de manera indisoluble a la familia, de la que constituye
la base" (W. Darré), mientras que en la actualidad se han desgajado
la tierra y el suelo de toda misión sustentadora de la raza, transformándose
en simples productores de materias primas, negociados según el libre
arbitrio de sus propietarios. El liberalismo y el marxismo lograron que el concepto
de "suelo" se divorciara de la idea de familia, convirtiéndose
en una mercancía más (9). "Es indiferente dice W. Darré,
en el fondo, que se extraiga de la tierra carbón o coles, si el fin es
el mismo: ganar dinero. En esta cuestión de la nobleza lo que es primordial
es el hecho de reconocer o no la tierra como guardiana de la idea de familia
y de sucesión de familias".
La Historia enseña las desvastadoras consecuencias que significan para
una cultura la pérdida de una sólida y sana clase campesina. Por
ejemplo, la fortísima imposición fiscal hizo desertar del campo
a los agricultores romanos, tras la institución de la libre disposición
de tierras, y significó el establecimiento de los grandes latifundios
(10) . También en Holanda, en su tránsito hacia una economía
puramente financiera, se arruinó a la clase rural, salvo en Frisia, donde
se había conservado el tradicional derecho sajón , y desde donde
se recolonizó a partir del siglo XVIII todo el país. La experiencia
demuestra que la postura adoptada por los Estados frente a su población
campesina es, en última instancia, la causa de su decadencia. Como refiere
Sokolowski, "la ascensión de la civilización humana se produce
en tanto que las mejores fuerzas se dedican al cultivo de la tierra. La decadencia
comienza con el eclipse de la cultura, cuando los fuertes y emprendedores se
alejan de la tierra y buscan otros caminos". O como afirma W. Darré,
"toda cultura tiene su origen en el tranquilo crecimiento de una fuerza
creadora enraizada en el suelo".
W. Darré denomina "HEGEHOF" ("Granja de conservación
o reproducción") a la extensión de tierra donde deberá
establecerse cada familia de la futura nobleza. Es importante señalar
que estos "hegehof" estarán situados en plena campiña,
lejos de las ciudades. La ciudad, incluida la mejor diseñada ciudad?jardín,
no sirve para nuestro proyecto. Hay toda una sensibilidad una firmeza de carácter
y auténtica profundidad que sólo puede adquirirse conviviendo
en plena naturaleza. La ciudad, es cierto, produce tipos vivos, despiertos,
pero carentes de ese sentido interior que caracteriza al verdadero dirigente.
"Trabajar el suelo de los ancestros, copiamos de W. Darré, luchar
con las fuerzas de la naturaleza, criar animales y cuidar de las cosechas en
las diferentes estaciones, crea una indiscutible fuerza anímica que es
como una parte más de la naturaleza misma, enraizada en ella y creada
por ella".
Por otro lado la verdadera autarquía e independencia sólo se dan
en el campo, mientras que el parasitismo es el carácter esencial de la
ciudad. Por tanto si se quiere establecer de verdad una nobleza entre el pueblo
y hacer que supere las más duras pruebas, hay que atarla a la tierra,
fuera de la vida artificial de la ciudad.
¿Qué extensión debía tener un "hegehof"?.
La suficiente como para permitir una completa independencia económica
de la familia, aún en épocas de la mayor escasez. Es ocioso por
tanto, toda discusión sobre la extensión de cada finca, que variaría
según cada región y la mayor o menor productividad del suelo,
bastando que asegure el sustento y decoro de sus habitantes.
Dado que la actual nobleza es la caricatura de la que proponemos y no sirve
como base de partida ¿donde se conseguirían los medios económicos
para la adquisición de estos terrenos y su posterior adjudicación
a las familias apropiadas. Principalmente a través de dos vías:
por medio de dotaciones presupuestarias del Estado y con la ayuda de donaciones
(un municipio, por ejemplo, podría comprar un "hegehof" para
cederlo al más brillante de sus ciudadanos; igualmente una asociación
para el más destacado de sus miembros, etc ).
Todos los propietarios de un hegehof" ,esto es, todos los nobles, estarían
organizados en una Federación de Nobles, dentro del régimen de
la más pura auto?administración. Esta Federación detentaría
la propiedad de todos los "hegehof", otorgándolos con carácter
hereditario o revocándolos, según los casos. Sobre las decisiones
de este organismo se preveía un veto por parte del Estado, y las diferencias
entre ambos se dilucidarían en el Tribunal Supremo. Para la administración
de todo este nuevo complejo de la nueva nobleza W. Darré proponía
un organigrama que a grandes rasgos detallamos.
Damos por sobreentendido que la finalidad de esta nueva elite sería mejorar
poco a poco la calidad biológica de un pueblo dado. Y esta mejora gradual
se realiza por medio de la selección. Sólo se puede crear una
auténtica aristocracia en sentido etimológico con la aplicación
de procesos selectivos. Esta idea, aparentemente tan evidente, ha constituido
?y constituye? tema tabú para la mayoría de las mentes. Sin embargo,
aisladas figuras históricas han clamado ?generalmente en el desierto
sobre la necesidad de selección biológica.
AMBITO ORGANISMO
ESTATAL "Federación de la Nobleza"
Asamblea de la Nobleza
Consejo de la Nobleza
Gran Maestre Cancillería de la Nobleza
Cámara de la Nobleza
REGIONAL Asamblea de la Cámara
Comité de Nobles
LOCAL Decano
Dtor de caja Dtor educación Canciller
"Comité de Nobles
LOCAL Decano
Consejeros Secretariado
Entre ellos Federico en
Grande, rey de Prusia que se lamentaba de que "es desagradable ver el trabajo
que se toman bajo este rudo clima para hacer crecer piñas, plátanos
y otros frutos exóticos, mientras que se ocupan poco de la prosperidad
humana. Pero digan lo que quieran, el hombre es más importante que todas
las bananas juntas. Es él la planta a cultivar, la que merece todas nuestras
atenciones y nuestros desvelos, pues representa el orgullo y gloria de nuestra
patria".
Selección y no cantidad. Aquí radica el fondo de la cuestión.
No basta con una indiscriminada política de fomento de la natalidad "per
se", sino cultivar aquellas estirpes probadas y particularmente valiosas.
El drama de nuestra época es que, además de ser cada menos, somos
cada vez peores. Dicho en una palabra: es un problema de CALIDAD antes que CANTIDAD.
De ahí la necesidad de reconstruir toda una raza según las leyes
de selección. Pero como hasta la fecha no ha habido ni un solo proyecto
sistemático de selección humana, hemos de basarnos en la enseñanza
de la selección animal, que si posee una experiencia de siglos. No es
que tratemos de fundamentar la selección humana en las lecciones de la
cría de animales, sino utilizar como referencia enseñanzas de
la zootecnia (12).
Ahora bien, ¿que es seleccionar?. Es lograr una descendencia que no sea
inferior sus productores, sino en progresión consta en relación
a la pareja inicial. ¿De qué dios se valen los criadores?:
Ahora bien, ¿qué es seleccionar? Es lograr una descendencia que
no sea inferior a sus productores, sino en progresión constante en relación
a la pareja inicial. ¿De qué medios se valen los criadores?
a) La selección en sí, basada en la aplicación metódica
de las leyes de la herencia del mendelismo. Ha de orientarse hacia un fin concreto;
utilizar en el acoplamiento los individuos más puros, que representen
las disposiciones hereditarias previstas para la meta y susceptibles de producir
descendientes que ostenten los mismos caracteres.
b) Medidas posteriores al acoplamiento, principalmente tres:
1? Desarrollo del embrión: la evolución del germen fecundado en
el seno materno debe ser tal que las disposiciones hereditarias se desarrollen
en las mejores condiciones.
2? La alimentación: la cría de animales demuestra que el tipo
de alimentación dado al animal joven influye fuertemente en el desarrollo
de sus caracteres en estado adulto (13). Aunque no hemos de caer en el extremo
de creer que sólo con una buena alimentación podemos mejorar una
estirpe. La alimentación sólo actúa DENTRO de los límites
marcados por la herencia.
3? otras influencias físicas, principalmente tendentes a conservar la
salud de los individuos. Como dice Darré, "no se puede mantener
sana una raza sin el correspondiente entorno sano".
Y más específicamente ¿Cuales con las reglas fundamentales
por las que se rige la selección animal?:
1? Establecer un tipo a realizar por selección, que constituye el fin
a alcanzar. Este arquetipo hace el papel de "brújula".
2? El mejor es acoplado con el mejor. Es la regla de oro de la selección.
3? La capacidad de los descendientes es verificada escrupulosamente. El animal
recibirá diversas notas sobre los aspectos que se juzgan importantes:
salud, origen, fidelidad al tipo, performances, etc. Cada aspecto recibe una
puntuación; si la puntuación final supera determinada cifra, se
le retiene para la selección ;si no, se le aparta sin contemplaciones.
Planteadas las anteriores premisas, se ha de proceder a elegir a los individuos
susceptibles de convertirse en vectores de la nueva nobleza.
En cuanto a los varones, W. Darré propone su selección basándose
en las siguientes premisas:
a? Aptitud mínima física y moral, cuya estimación se llevará
a cabo por organismos adecuados (14).
b? Realización de una acción meritoria especial que redunde en
beneficio de la comunidad entera.
Posteriormente, el primogénito varón, si es que mantiene el "standing"
mínimo y no renuncia, y una vez haya contraído matrimonio, recibirá
la propiedad del "hegehof" y el título de "Edelmann".
Los restantes hijos varones ya no pertenecen a la nobleza por lo que deberán
desenvolverse en la vida como el resto de los ciudadanos, siendo esto una fuente
de mejora genética del conjunto de la sociedad, que es en último
término, la meta del proyecto.
Para las mujeres se plantea una clasificación fundamental, dada por Darré
en cuatro apartados:
Clase 1: mujeres cuyo matrimonio parece deseable bajo todos los puntos de vista.
Hay que requerir unas exigencias mínimas a fin de que lo integren aproximadamente
sólo un 10% de la población femenina en edad de casarse.
Clase II: Resto de mujeres sin objeciones desde el punto de vista físico
y moral. Corresponderá a la capa más ancha de mujeres.
Clase III: Mujeres irreprochables desde el punto de vista moral pero con taras
hereditarias. Se permitirá su matrimonio sólo en caso de esterilización.
Clase IV: Mujeres cuyo matrimonio se debe impedir a toda costa tanto por motivos
físicos como morales. Se incluyen en este apartado enfermos mentales,
criminales reincidentes, prostitutas, degenerados, etc.
El titular de un "hegehof" siguiendo siempre a Darré, podría
tomar como esposa a una mujer de clase I sin ningún otro trámite.
En el caso de ser una mujer del grupo II necesitaría una ratificación
por parte de la Federación de Nobles. Contraer matrimonio con miembros
de las clases III y IV está completamente prohibido por razones obvias.
La clasificación apuntada constituye un filtro de toda la población
femenina de forma que sólo la mejor sangre llegue a ser Noble.
Ahora bien ¿en virtud de qué principio se debe proceder a la selección?,
o, dicho de otro modo, ¿cuál ha de ser el FIN de la selección?
¿Qué biotipo es el que pretendemos obtener?. "Es preciso,
dice Darré, un fin de selección pues una selección sin
fin constituiría un contrasentido, al ser aquella la utilización
del valor de una genética con vistas a un fin futuro".
Frente a lo que podría creerse la selección no es sólo
la destrucción de lo que es indeseable y el mantenimiento de lo que parece
utilizable. Esto sólo no puede llevarnos a ninguna parte. Usando un símil
arquitectónico, con buenas piedras y materiales puede construirse tanto
una obra inmortal como una mamarrachada (15). de ahí la necesidad de
establecer un fin a alcanzar mediante una selección rigurosa.
Por tanto, ¿cuál es el prototipo buscado, cuyos caracteres debemos
de fijar para iniciar la selección?. La respuesta a esta pregunta podemos
obtenerla a través de dos vías:
1 - A través de conocimientos puramente científicos, basados en
la zoología. Su defecto principal estriba en que las teorías científicas
son frecuentemente demasiado abstractas.
2? Buscando en el pasado europeo cuál fue el biotipo que, principalmente,
sostuvo la moral y las grandes realizaciones de la raza blanca. Esta vía
es la que parece ofrecer mejores posibilidades.
Para W. Darré, así como para los NS alemanes en conjunto, no parece
haber duda: "hay hoy una certidumbre absoluta en el hecho de saber quién
fue el campeón del germanismo en la Historia ( ... ) Está demostrado
que todo lo que tenemos de alemán ha sido creado por el hombre germánico
de raza nórdica.
Tal es a grosso modo, el esbozo del proyecto de Walter Darré, el primero
del que tengamos noticia con base sólida y bien fundada sobre eugenesia
positiva. Tal como caracteriza al periodo nacionalsocialista , en el que se
procuraba llevar los proyectos a la práctica lo más rápido
posible, la idea de Darré empezó a tomar forma en 1933 (16) aunque
sólo de forma parcial. Evidentemente era una idea demasiado avanzada
para muchas mentes de aquella época (¡y de la nuestra¡) .
Personalmente creo que, en caso de haber salido Alemania vencedora de la guerra,
el proyecto habría caído totalmente en la órbita de las
SS (el mismo Darré lo era) y se habría llevado a cabo hasta las
últimas consecuencias. Desgraciadamente ver que planteamientos de este
estudio eran meramente teóricos sin eficacia práctica, y qué
otros eran correctos, conocer el resultado global de la prueba, es algo que
ya no sabremos nunca.
Pero eso no nos ha de hacer perder de vista a los precursores de algo que se
nos ofrece como una oportunidad la última, para una humanidad biológicamente
corrompida.
Por lo menos que su lección no caiga en saco roto.
E. Aynat Eknes.
BIBLIOGRAFÍA
(1) la excepción que confirma la regla sería la nobleza inglesa,
por lo menos hasta finales del siglo pasado. El Imperio Británico se
mantuvo durante siglos y pasó triunfalmente las más graves crisis
gracias a la energía de su clase dirigente. Ello se debe a que las mujeres
casadas no aportaban dote, lo que hacía que se las apreciara por su valía
personal y no por su fortuna. Además los hijos de nobles no primogénitos
se integraban en la burguesía (la "gentry") lo que permitió
que nobleza y clase media se mantuviese relativamente unidas, lo que no ocurrió
en el resto de Europa.
Por desgracia esta situación se ha modificado radicalmente desde entonces.
Por ejemplo, en el orden de sucesión de la Corona inglesa encontramos
a los siguientes sujetos (dejemos a la inteligencia del lector descubrir su
extracción racial):
Nº 61, Simon Henry Rufus (Marques of Reading); Nº 286 , David Herbert
(Viscount Samuel); nº 563, Nathan Mayer Victor (lord Rothschild) ; nº
748, lord Nathan; nº 982, lord Berstein; nº 1106, lord Kagan ...
(2) "Deutsche Urzeit".
(3) la posición de la Iglesia no ha cambiado . En 1973 el Papa rechazó
recibir a Robert Graham, creador del banco de esperma de personas sobresalientes,
porque - según dijo "L'Observatore Romano"? "El infanticidio,
el aborto eugenésico y los experimentos nazis son los antecedentes culturales
e históricos del banco de esperma de Graham"? al que algunos llaman
"el Miguel Angel del ADN", que es un científico de fama mundial
. Por contra el Papa recibió a un "intelectual" de la talla
de Muhammed Alí (ex Cassius Clay) que entre otras cosas, aconsejó
al Papa retirar las estatuas del Vaticano, "por ir contra la Biblia".
(Instauration, enero 83).
(4) Hay que distinguir aquí entre romana antigua y romana de postrimerías
(a partir del siglo 1 A.C.). la primera se caracterizaba por la primacía
de las instituciones romanas frente a todo absolutismo, por tanto en pura línea
nórdica como correspondía a los orígenes de los forjadores
de Roma. A partir de las destrucción de Cartago se mercantiliza todo
pasando nobles y funcionarios de ser servidores del Estado a lacayos de plutócratas
y traficantes . A la par la influencia asiática y mediterránea
oriental promovía la divinización del emperador, como en el caso
de Augusto, con lo que llegó al más alucinante absolutismo.
(5) No tiene intención peyorativa. Es exactamente como califican a este
cargo las "Partidas" de Alfonso X "El Sabio" .
(6) Así nos describen , por ejemplo, a Giselberto, duque de Lorena :
"pasaba por ambicioso ávido, al tiempo que inestable, buscapleitos
, cambiando de amo y de campo cuando podía servirse de ello (..) Hombre
bajo, gordo de fuerza hercúlea, de ojos tan móviles que nadie
podía distinguir su color. Su lenguaje era breve y entrecortado, se expresaba
en términos oscuros y ambiguos'' Giesebrecht "Historia del periodo
imperial alemán". No es ciertamente la descripción de un
nórdico.
(7) Tradición que se ha mantenido en parte hasta nuestros días.
Así llamamos "casa de Borbón" o "casa de Habsburgo"
a las de Borbón o Habsburgo.
(8) Y la posibilidad de nuevas expansiones, por ejemplo , hijos de nobles normandos
fundaron el imperio de Federico Barbarroja en Sicilia .
( 9 ) En el caso del marxismo se añade además el odio abierto
hacia el campesino mismo "La explotación agrícola es la más
irracional de las actividades y la más ligada a sus rutinas. El campesino
mismo no vale apenas más" (Karl Marx) . " Siempre y en todas
partes nos esforzaremos en precipitar la desaparición de la pequeña
explotación agrícola" (Engels). "Se confirma una vez
más que no hay clase más estúpida que nuestro campesinado"
(Bebel) -"La socialdemocracia debe arrancar al campesinado su amor de mono
por su terruño". (Geck Karlruhe)
(10) "Latifundia perdidere Italiam" decía Plinio.
(11) Darré propone la denominación de "Edelmann".
(12) Alguien podría acusarnos de "materialismo" por rebajar
al nivel zoológico al portador de una posible "alma pura, divina",
como es el hombre. Pero entendemos que un alma de origen divino precisa de un
soporte -el cuerpo ? lo más perfecto posible. Y esa perfección
solo puede lograrse a través de la selección.
(13) Se ha comprobado por ejemplo, que si se priva de avena a un caballo de
carreras - animal de disposición celular muy delicada y de gran sensibilidad
nerviosa -se excita con mucha más facilidad, lo que se traduce en unas
bajas performances.
(14 ) W . Darré propone para ello una nueva clase de especialistas conocedores
de aspectos médicos fundamentales, así como de las leyes de la
herencia y de ciertas nociones económicas y sociales. No serían
simplemente eugenistas, sino algo más completo, dado el tipo de actividad
en el que intervendrían. El autor citado les denomina "Zuchtwart"
(Guarda de selección), integrado por funcionarios retribuidos por el
Estado (al igual que los jueces, por ejemplo). Habría una oficial nacional
y oficinas regionales En ellas se guardaría toda la información
genética correspondiente a la población entera , con los árboles
genealógicos , historiales de todo tipo, etc., de cada ciudadano.
(15) Un ejemplo de la vida real: cierto empresario de Sudamérica comprobó
que sus trabajadores de raza blanca caían con frecuencia enfermos debido
al terreno pantanoso, mientras que los indígenas se mantenían
sanos. Por lo tanto provocó la procreación de mestizos entre ambas
razas con lo que consiguió una generación físicamente más
resistente y con el suficiente nivel intelectual aún como para desarrollar
los trabajos que debían hacer. Es un caso palpable de lo que queremos
evitar.
(16) Ley sobre el "Bien Agrario Hereditario" del 29-9-1933.
Bibliografía básica: W. Darré. "Neuadel aus Blut und
Boden".