Desencanto

 


Desencanto silencioso
nada denota su existir
marca el paso angustioso
de horas por venir.
Nada dicen los ojos
callan los versos,
vuelan gaviotas 
a nidos inexistentes,
esperando pasos 
que no serán
sino un recuerdo.
Barco que vuelve a zarpar
velas al viento 
sutiles como lágrimas,
ecos de lejanías
fronteras sin cruzar.
Desencanto tembloroso
cual árboles añosos
de troncos 
donde crecen las hiedras,
rio sin cauce
alma sin techo de luna;
nada tiene
sólo las manos vacias,
alcanzando su cuerpo
buscando su rostro
cual brisa que llega
...y se va.

 

 

Volver