Las manos
Las manos que
acarician los matorrales
entre bosques de penumbras silenciosas,
aletéan juguetonas tocando las hojas
que empiezan a caer en su otoño tembloroso.
Vuelan como mariposas de alas transparentes
buscando los nidos olvidados del verano,
bajan hasta el agua cristalina de las fuentes
rompiendo el reflejo sereno de las ramas.
Las manos que acarician la frente del hijo
con un vuelo sutil de ternura y regocijo,
dormido en sus brazos con maternal arrullo
son suaves como pétalos de rosa en capullo.
Manos que olvidaron los quehaceres cotidianos
para acariciar el cuerpecito dormido
lo estrechan contra su pecho, lo mecen amorosas
en una sinfonía de estrellas y mariposas.
Las manos que saben de caricias,
en el momento de una entrega sin mentiras
parecieran astros brillantes y aterciopelados,
en el instante más hermoso de la vida.
Quedan quietas como aves de alas mutiladas
al levantarse para hacer un gesto de despedida,
cuando se dice adiós sin volver la mirada
olvidando en un instante, la palabra prometida.
Manos que escriben un verso
Manos que vuelan a escondidas
Manos que saben de trabajo
Manos que secaron una lágrima
Manos que se olvidan...
Volver
Siguiente
|