No, no entraré a su casa

 

No, no entraré a su casa, sabe?
sólo he venido a traerle
la flor olvidada en el jarrón
un libro, y una canción.

He venido a pedirle que me devuelva
los versos que un día escribí,
quizás los tenga olvidados
o volaron con el viento, cuando me fuí.

No, no diga nada, nada hay que decir,
simplemente me marcho de su vida
no tema, no hay reproches en esta despedida,
esté tranquilo, la vida debe seguir.

Me olvidaba por cierto, algo que pedir,
el corazón que un día le entregara,
junto con el alma y mi sentir
porque, ¿sabe? sin corazón ni alma...
no sé vivir. 

No piense que le odio, ni maldigo sin cesar,
quién tanto amó no sabe odiar
sólo se retira, como las olas, ¿sabe? 
cuando las lleva el mar .

¿Que se llora lo perdido?
¿que se extraña lo que se fué?
Usted lo sabe como yo, no está tranquilo,
se murieron las ilusiones y la fé.

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