Pensándote
Cuando camina el hastío besando las sombras
de otra noche de silencio y de eternidad
siento desde muy lejos tu voz que me nombra
y cerrando los ojos, te llama mi soledad.
Qué tibieza recorre mi cuerpo
cuánta ternura entregada, cuánta sed de amar,
es como una gota de agua en el desierto
una estrella que pasa, dejando un suave cantar.
Se refleja entonces un cielo de mil colores
en las aguas violentas del lejano mar,
que susurra muy quedo un concierto de caracoles
uniendo en sus notas a los que saben amar.
Un rayo de luna ilumina los ojos que descansan
mirando un paisaje de amaneceres de felicidad,
despierto y miro más allá de lo que los ojos alcanzan
y estás a mi lado acunando tiernamente
nuestro soñar.
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