TIERRA HERIDA

 

No bastó la pasión que despertara,
la tierra brotó en sus manos
con ese olor a enjambre púrpura,
a cielos que no estaban arriba.


No supo que esa tierra germinaba
con ansias de florecer en un estallido,
no cuidó la semilla entregada
confiada en ser un árbol florido.


En la ceguera inconciente de las cosas
buscando tierras nuevas a cultivar,
dejó secar las tristes madreselvas 
en un huerto de espinos sin rosas ni rosal.


Nada quedó de la que otrora fuera,
la nota dulce de un concierto de hojas,
que se bañaban con las estrellas
en el torrente cristalino del soñar.


Seguirá buscando las flores fragantes
en una primavera de verdad
no en el otoño que va muriendo de a poco
o en una mariposa que ha muerto ya.


Verá llegar las lluvias de Abril
y de aquella tierra pisoteada y sin regar
florecerá radiante y sin heridas,
la sonriente rosa de un rosal.


Ya no será arcilla en sus manos,
ni sus sueños volverá a encontrar
será sólo un triste recuerdo
de la tierra que nunca supo cultivar...

 

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