Mis horas
Las horas aquéllas en que guardé tu nombre
entre las arenas de un desierto implacable,
me enseñaron a no soñar con las estrellas,
solamente mirarlas,
sin contarlas ni ponerles nombre.
Arenas de mares lejanos
que no están para caminarlas,
caracolas silentes que nada dicen,
yertas, mudas; se guardaron sin atesorarlas,
sin escuchar en ellas
el sonido inquebrantable de las olas.
Horas en las que tomabas mi mano en silencio
con la paz que nos daba el crepúsculo sediento,
pasan desnudas por mi mente, horas calladas
de un sentimiento que fué mi todo.
Pasan implacables, todo pasa, hasta el amor,
cuando pensamos que se queda,
se va en las horas;
sin una palabra, sin un suspiro, sin un susurro;
sin un adiós, de pronto...entre las horas...
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