
Había una estrella con la que siempre me gustaba
hablar. Cada vez que me
sentía sola o triste, salía al patio a mirar el cielo. Aquella estrella siempre estaba alli, esperándome, brillando mas que las otras. Un día salí como siempre para verla, y cual no sería mi asombro al ver que aquella luz que me miraba desde lejos, ahora tenia forma. Yo juraria que tenia alas, y su cuerpo pequeñito, tenía la transparencia y la luz de un hada...
Amanda nació para dar luz a mi vida, para dar luz a todo aquél que la mire. Desde entonces, la acuno en mis brazos, y le cuento los mas bellos cuentos. Ella sonríe, y apoya su cabecita en mi pecho...No, no es mi hija, es retoño de mi
retoño...es mi nieta...
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