Informe de rescate Nº2: De la tierra al infierno
Era un día de calma, como otro cualquiera desde que el Peseti estaba en poder de la coalición. Hallábase el Blas apoyado tras las clases es una baranda, y, distraído, lanzaba el peseti al aire en un acto de temeridad sin igual. En uno de aquellos lanzamientos, las fuerzas del mal, siempre al acecho, atacaron con la velocidad de la cobra, y, de un manotazo, desviaron la limpia trayectoria del Peseti fuera del alcance de la mano de El Blas, lanzándolo al suelo y haciéndolo rodar hasta una alcantarilla en medio de una carretera, llevándolo de la tierra, al infierno. La pena cayó sobre el Blas, que, de inmediato, puso su cerebro a maquinar la forma de rescatar de nuevo el peseti. Se ponía en marcha la operación "Rescate del Peseti 2".
Nada más enterarse el Chami de la desgracia, irrumpió en improperios hacia su compañero, pues pensó que jamás volverían a verlo. Sin embargo, el Blas, con todo planeado ya, consiguió en el mercado negro diversos artilugios que permitirían rescatar el Peseti. Así fue como, tras el instituto, ambos se dirigieron hacia el lugar de la infamia. Por el camino, consiguieron un palo de algo más de un metro, y atravesando con el un centro comercial, compraron también un dispositivo adherente con sabor a menta, y lo masticaron por el camino hasta llegar al maléfico lugar.
EL RESCATE:
El Blas preparó con esmero su artilugio: doblando el palo, colocó en cada una de sus puntas el dispositivo adherente, y procedió a examinar la alcantarilla. Allí estaba, brillante, limpio, puro, el Peseti. El Chami, descorazonado por la oscuridad y el abatimiento, apenas lograba vislumbrarlo y dudaba de que el Peseti volviese a estar en nuestras manos. Entonces, el Blas, saltando a la carretera, se puso de rodillas en frente de la alcantarilla, y metió sin dudar en su dirección ni un sólo momento el artilugio, haciéndolo penetrar las tinieblas directo a la luz, cuán misil térmico se dirige al calor, y atrapando el Peseti y, a su vez, el Peseti al artilugio. Y encontes, con movimiento suave, el Blas sacó, ante la atónita mirada de El Chami, el PEseti en sus manos, y este, rápido, lo cogió en las suyas, y dijo:
¿Cómo has podido cogerlo si apenas se veía?
Fue él mismo quién me iluminó el camino, porque quería estar en nuestras manos.
Y después de eso, el Peseti permaneció por siempre bien guardado en las manos de El BLas, quién es su guardián y por el que daría la vida una y mil veces si las tuviese, con tal de salvarlo de las garras del mal.
El palo y el adherente aún se encuentran guardados en la caja fuerte del Campo Oficial De Peseti, a apenas unos metros de la alcantarilla
Ya Bueno...ehhh...vamos al Menú