Hace varios días se celebró el Día Mundial
Sin Tabaco. ¿Saben cómo lo pasé yo? Entre fumadores,
que ¿cómo no? Se pasaban esta celebración por
el forro de sus principios, y seguían fumando como carreteros.
Antes de que este artículo pueda levantar ampollas o prejuicios
de algunos fumadores, les diré que respeto a toda persona
que fuma, cada cual tiene derecho a suicidarse como le venga en
gana. Y como dice el chiste, el tabaco mata lentamente, y el fumador
dice que no tiene prisa en morirse.
Bien, pues como decía yo respeto a todo el que fuma, pero
no cuando fuma a mi lado. Estoy contentísimo con las medidas
que se están tomando, ojo, no contra el tabaco, sino a favor
de los que no fumamos: el pleito de nuestra Junta con Tabacalera,
la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados
como hace poco leía que ocurría en una ciudad del
norte de nuestro país. En fin, que poco menos que los fumadores
pronto podrán fumar solo en su casa y en la calle.
Recuerdo ahora un spot publicitario que consistía en una
cola en la que un señor asfixiaba con un enorme puro a una
señora que tenia delante. Ella siente ganas de estornudar
y lo hace hacia atrás, dejando un “regalito”
en la cara del señor del puro, y le dice con una mirada sarcástica:
“¿te molesta?”. Le voy a aburrir con algunos
datos, (digo a los fumadores, que les importan lo mas mínimo
los datos, las estadísticas, su salud, y lo que es peor,
la nuestra). Fíjense bien. Los NO fumadores que conviven
con fumadores, tienen un sesenta por ciento mas de probabilidades
de morir de cáncer que los que viven con no fumadores. O
por ejemplo anualmente, el tabaco mata a mas personas que los accidentes
aéreos. O que el tabaco produce entre otras cosas, distintos
cánceres, de pulmón, de boca, de laringe, y algo que
no le gustaría a nadie, influye en nuestra vida sexual. Sí,
sí , como lo oyen puede causar impotencia, incluso esterilidad.
En fin, que parece que ganamos la guerra contra el tabaco a la
fuerza, pero no por las buenas. Con lo bonito que sería que
no se fumara en los lugares públicos, no porque esté
prohibido, sino porque los que fuman sean conscientes de que no
sólo se están matando ellos, que también nos
matan a nosotros.
Pero este asesino en serie, además de matar, se ocupa de
comer el coco y las ideas, de cegar a sus víctimas impidiéndoles
ver el abismo. Los que hemos sufrido en nuestras carnes los efectos
del tabaco, ya somos inmunes a ese asesino, pero los fumadores que
están sanos, (o al menos creen estarlo), jamás escarmentarán
en cabeza ajena… Seguimos en la lucha, pero será difícil
ganarle la guerra, a este terrible terrorista de la salud…