FORMANDO
PARA EL CAMBIO (3º Parte)
Por Eduardo
Escribá Solano
Director
de Comunicación Objetiva
Presidente
de AFYDE-Catalunya
Entregamos
la última parte del excelente artículo “Formando para el cambio”
que comenzamos a publicar en los números 13 y 15, de nuestra edición.
Con esta entrega final, tendremos una visión integral de los criterios
esbozados por su autor a la hora de gestionar nuestras competencias.
Para ello, parte de un concepto clave:
“... la formación juega un papel fundamental”.
Del
artículo anterior, tomamos como síntesis su concepto final: “9.
En todo programa
orientado al cambio, es necesario tener en cuenta la forma de facilitar
las transferencias de lo aprendido al lugar de trabajo. Para lo cual,
durante el entrenamiento es necesario que cada participante vaya trabajando
en su propio plan de mejora personal. Este documento reflejará las áreas
de cambio en forma de objetivos ( M.E.T.A.S.),
así como la identificación de los posibles obstáculos y recursos a utilizar.
Este plan debe representar para el participante, un compromiso consigo
mismo en el logro de los objetivos”.
Al
finalizar una acción formativa se suele decir que el curso no acaba
ahora, sino que en realidad empieza ahora. Es un hecho en el que todos
coincidimos, pero las acciones no siempre son consecuentes con este
principio. Veremos algunas consideraciones que facilitarán la puesta
en práctica de lo aprendido, y la rentabilidad de la inversión efectuada.
1.
Cuando
finalizamos un programa formativo, solemos pensar rápidamente en cómo
vamos a evaluar la acción, lo cual es correcto, pero no deberemos olvidar
que tenemos unos participantes a los cuales hemos “invitado” a salir
de su zona de confort o comportamiento habitual, para implementar cambios.
Por lo que si queremos ver plasmados estos cambios en forma de resultados
positivos, deberemos diseñar un plan de seguimiento formativo, a poder
ser en combinación con el formador que ha llevado a cabo la acción.
Este plan se encargará de prestar el apoyo necesario al participante,
verificando los progresos y aportando la ayuda necesaria en la superación
de posibles obstáculos. En el mismo deberán estar implicados el participante,
el mando del cual depende (que juega un papel fundamental) y el propio
formador.
2.
La
persona que se responsabilice del seguimiento, deberá estar preparada
para facilitar el apoyo que precise el participante. Sus capacidades
deben permitirle realizar “coaching” no
sólo a nivel de entorno, comportamientos y capacidades, también en el
nivel neurológico de creencias. En este nivel es donde se genera el
auténtico poder del cambio personal. El “coach”
deberá identificar posibles creencias limitantes y saber desafiarlas
adecuadamente. Enriqueciendo los modelos mentales del participante y
facilitando la generación de creencias impulsoras.
“Tanto si crees
que puedes como si crees que no,
en ambos casos estás
en lo cierto”.
Henry Ford
3.
Es
importante destacar que en los procesos de mejora del rendimiento, hay
que fomentar la cultura del elogio o reconocimiento. Este afirma a la
persona y la motiva para seguir avanzando en el proceso de cambio.
4.
En
los aspectos relacionados con la evaluación, tenemos los cinco niveles
clásicos; satisfacción, conocimientos, transferencia,
impacto organizacional y retorno de la inversión (R.O.I.).
A estos cinco yo añadiría otro, a mi modo de ver imprescindible; la
evaluación parcial. Las evaluaciones parciales son aquellas que
debe realizar el formador durante el desarrollo del programa, estas
evaluaciones nos permiten saber si estamos manteniendo el rumbo previsto,
o si por el contrario, nos estamos desviando del mismo. También nos
permitirán efectuar correcciones “a tiempo”. Para llevarlas a cabo,
podemos utilizar el metaplan o un
breve cuestionario diseñado a tal efecto.
Todo
lo anterior es necesario para que un programa de formación sea un éxito,
y aunque el diseño e implementación de algunas de las acciones propuestas
nos demanden más tiempo y esfuerzo, no hay que olvidar que no se nos
valorará por lo que hagamos, sino por los resultados obtenidos.
“
La finalidad de la formación no es el conocimiento, sino la acción
”
CLAVES DE LA FORMACIÓN PARA EL CAMBIO
Formar para el cambio, conlleva
tener presentes unos requisitos y unos recursos para que el participante
comprenda el qué y el cómo, de su gestión de cambio personal.
De esta forma, el ”viaje” desde la situación actual a la situación deseada
será un éxito.
SITUACIÓN ACTUAL

SITUACIÓN
DESEADA
E-Trabajo
– junio 2003
escriba@comunicacionobjetiva.com