Es positiva la noticia que se ha difundido en algunos medios de
comunicación y que nos llega gracias al ciberespacio, con relación al
informe de la X Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD), en Tailandia, en donde se reconoce que Venezuela y
Perú son países en desarrollo con interesante potencialidades en el
crecimiento del comercio electrónico. Este reconocimiento que destaca el
esfuerzo del sector privado y de los respectivos gobiernos, es sin duda
una buena nota para quienes hemos insistido en la importancia y la
oportunidad que se les presenta a los países en desarrollo si invertimos
apropiadamente en estos medios. En otras palabras, la brecha entre
naciones ricas y pobres no tiene por qué agudizarse por la existencia de
este fenómeno. Debe ser visto como una oportunidad, como un desafío que
puede contribuir a nuestro desarrollo como nación.
Desde hace algún tiempo un grupo de valiosos venezolanos han estado
sembrando su semilla y han invertido recursos y talento para aprovechar
sus potencialidades. Se han lanzado varios proyectos hoy días exitosos,
los medios de comunicación han asumido el reto, se han realizado eventos,
seminarios y hasta el primer libro en América Latina sobre e-com y
aspectos legales, se publico gracias al entusiasmo de Lorenzo Lara.
Además, la creación de una Cámara de Comercio Electrónico es sin duda una
de las grandes iniciativas y que con el lanzamiento de un magno evento con
el título de E-Comerce 2000 en el mes de junio, en Caracas, permitirá a
esta organización alargarse los pantalones. El tema ya no será sobre la
importancia del comercio electrónico, sino cómo hacer para generar
negocios, riquezas y aprender a beneficiarse de las oportunidades que
ofrece. De allí que nos sintamos optimistas. La falta de interés se
disipan y las cosas van en buen camino para el país en esta materia.
Recuerdo la frase de Ibsen Martínez en otro contexto, si mi memoria no me
engaña, según la cual «Internet no sube cerro», sin duda cierto, pero si nos
proponemos podemos hacer que llegue a la mayoría de los venezolanos,
escuelas, centros de acopio, de información y producción. Y de allí por
qué no a la gente, a la mayoría, como ya hoy llega en muchos países, sin
prisa y sin complejos.
El desarrollo del comercio electrónico depende de no solo de buena
voluntad del sector privado sino también de políticas públicas definidas
en esta materia. En ese sentido, el gobierno, está haciendo su tarea. Los
anuncios recientes del Ejecutivo en el marco del Plan Nacional de
Telecomunicaciones, en donde se destacan entre otros los planes de
infraestructura y se incluyen como prioritarios el decreto sobre servicio
de Internet y el impulso del Comercio Electrónico, es una excelente
política de estado, que como diría Roberto Hernández Montoya es «entender para donde va todo esto». Es decir que se debe
comprender que parte del desarrollo de Venezuela y el de cualquier otro
país con las mismas características, está en la decisión de políticas de
estado y de estímulo a la incorporación de los avances de la tecnologías.
Si el e-com no es parte del proyecto de nación, de cualquier proyecto
nacional, simplemente nos quedamos una vez más rezagados esperando los
famosos acuerdos de transferencia de tecnología que no llegan. Nuestra
soberanía no puede sobrevivir sin prepararnos ante ese tremendo reto de
los avances de las tecnología de la comunicación y de la información. Ese
anuncio oficial sumado a planes de desarrollo tecnológico incluyendo el
proyecto combo son planes positivos, que efectivamente,
esperamos que se materialicen, ya que los mismos pueden contribuir a
generar nuevas vertientes productivas.
Otro de los pasos a seguir, en mi opinión, para efectivamente
fortalecer estos esfuerzos, es la contribución que podría darle el estado
al sector, además, con la adhesión de Venezuela al Acuerdo sobre
Productos de la Tecnología de la Información (ver Óscar Hernández, Las implicaciones del Comercio Electrónico para
Venezuela).En otras oportunidades hemos hecho referencia a
las implicaciones de este acuerdo, sin embargo, es importante destacar que
este instrumento dentro del marco de la Organización Mundial del Comercio,
persigue la reducción arancelaria hasta su eliminación gradual en los
productos de la tecnología de la información. Ello traería una serie de
beneficios para los consumidores y en el fortalecimiento de las políticas
que se ha propuesto el estado en esta materia.