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Don Bartolomé Apolinario
y Macías (1856- 1929).
Fue un precursor entre los hombres de su época. Tuvo una visión clara de lo que hoy se llama el "problema
social".
Se anticipó incluso al legislador, toda vez que en aquella fecha —1891—no había aún Ley
alguna que amparase a la clase trabajadora. Piénsese para mejor comprender el valor de su obra máxima, la fundación
benéfica "Casa Asilo de San José", inicialmente hospital y escuela, en lo que era el entonces
naciente barrio del Puerto de La Luz: sin un templo abierto, sin un centro de instrucción
gratuita, sin servicio médico con igual carácter, sin Casa de Socorro ni médico titular.
Contadas casas en la calle de Juan Rejón y multitud de chozas en las faldas de la Isleta y playa del Castillo de la Luz.
"El obrero mientras tiene salud y trabajo remunerado —decía el Doctor Apolinario— se basta a sí mismo; pero desde que la enfermedad visita su
hogar carece de todo. Es de Justicia, pues, devolverle en auxilios su cooperación a nuestro
bienestar. Penetrado de estas ideas he creado esta Casa, con el auxilio de la Caridad, para servir al que sufre, sea pobre o
rico. Al pobre porque es desvalido; y al rico para que contribuya al
servicio del pobre". Empresa difícil que necesitó el tesón y
temple de alma de su fundador.
Hizo sus estudios en Montpellier. Fue médico celoso e
innovador, con gran sentido sanitario. Se recuerdan especialmente, la
introducción de la entonces aparatosa vacunación antivariólica
(directa de la ternera) y la instalación de desinfección de Las Palmas
de Gran Canaria.
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