Emilio Ley Arata (1868-1950).
Fue persona de gran inteligencia y virtud y de las mis destacadas en
la dinámica lucha en favor del Puerto de la Luz y de su actividad comercial. Criado
desde joven en su ambiente, su rectitud moral y su educación social hizo que destacara en la labor por este desarrollo, cuyo premio recibió en los mismos
cargos que supo ostentar tan dignamente y las condecoraciones del Gobierno de
España y del de Suecia por los grandes méritos contraídos.
Era atento, servicial, generoso, sincero y muy humano y esto
hizo que en el desempeño de sus cargos fuese el acierto lo que presidiera su actuación.
De sus relaciones mercantiles y
portuarias se derivan el que fuese Presídeme de Honor del Circulo Mercantil y Consejero de la Compañía
Transmediterránea.
Durante muchos años desempeñó los Consulados de S. M. el Rey de Suecia y de la República de Finlandia. De la primera nación obtuvo, por
sus relevantes méritos la Real Orden de Gustavo Wassa.
Nunca le tentó la política, ni produjo ello menoscabo en su interés por los problemas de
Gran Canaria, a los que atendió siempre cumplidamente desde sus
cargos.
En
los últimos años de su vida pudo dedicarse su temperamento
artístico al cuidado de sus aficiones.
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