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Rafael González
Hernández (Lanzarote, 1866; Las Palmas de Gran canaria,1941 ).
Ilustre hijo de Lanzarote, desempeñó con altruismo y
perfección su carrera de medicina en la ciudad de Las Palmas de Gran
Canaria.
En el recuerdo de sus conciudadanos quedó como uno de los
mejores médicos de todas las épocas, como caballero ejemplar y hombre
altamente preocupado por los problemas de la cultura isleña.
Estudió en la Universidad de Montpellier, se destacó por
su aplicación y conocimientos. Pudo quedarse en aquél país a ejercer,
e incluso llegó a recibir propuestas para obtener cátedra en la
Universidad que lo forjó. A pesar de ello, decidió volver a Canarias y
ejercer la medicina en Las Palmas de Gran Canaria, donde se afincó
definitivamente y, por su prestigio, fue durante muchos años Presidente
del Colegio Médico de la Ciudad; cuando murió aún ocupaba tal cargo.
Su fama como cirujano se extendió merecidamente,
introduciendo una serie de métodos nuevos que coincidieron con la
renovación que las Ciencias Médicas sufrió a escala mundial a partir
de los primeros años del S XX.
Su "ojo clínico" y su aplicación al trabajo es
posible que fueran las dos cualidades que le hicieran destacar tanto.
A pesar de su enorme trabajo profesional aún tuvo tiempo
para poder dedicarlo a las tareas puramente culturales, como fueron las
del Museo Canario.
Su vida fue íntegramente dedicada a sus semejantes. Era el
médico "de familia", de "cabecera", de muchas
gentes en la ciudad donde ejerció con la íntima satisfacción de verse
querido y respetado por todo el mundo.
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