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humanÍstico
La virgen de
los sicarios
Por
Juan Alberto Yaría (*)
LA
PLATA, 27 JUL (Especial para AIBA). "Esta Ciudad está
poseída por la ira, estamos enamorados del odio". Dichos
del personaje de la Virgen de los Sicarios. Este mismo personaje nos
dice: "o nosotros o ellos"; otro le responde: "no,
la civilización es nosotros y ellos". La Virgen de los
Sicarios muestra la colombianización en su máxima expresión
en la ciudad de Medellín: pérdida absoluta del valor
de la vida que depende del arbitrio de cada bando de acuerdo al control
del territorio que cada grupo necesita tener para imponer sus negocios:
drogas, robos por encargo, muerte por encargo, secuestros, etcétera.
Colombia anuncia dos fenómenos claves: la descomposición
del Poder del Estado que se manifiesta en todas las escalas institucionales
y la apatía de la sociedad civil que observa atónita
y ausente la muerte de unos y otros. La sociedad pasa a ser un dominio
de tribus con sus distintos "capos" que imponen el terror
y fomentan el pánico que, en lugar de movilizar a la sociedad
hacia soluciones humanistas, tiene el efecto de paralizarla.
Todo lo sagrado pierde sentido: las catedrales son lugares de transacción
de drogas. Las propias autoridades reparten balas de acuerdo al bando
que domina cada territorio. El "Viva Satanás" es
dicho varias veces y como dice un personaje: "pecado es seguir
pariendo". Las morgues están inundadas de cadáveres
irreconocibles.
El menor es el engranaje de este sistema con un Estado liquidado y
una sociedad paralizada que trata de salvar su propio "pellejo".
Es empleado por los directores estratégicos de la organización
delictiva, son la mano de obra "descartable" y "multiuso":
matar gente, amedrentar adversarios, distribuir drogas, cobrar impuestos
para prevenir secuestros, organizar secuestros, etcétera.
Los menores sobran, están sueltos, son los que denominé
en otros artículos los jóvenes invisibles: desligados
de todo contexto normativo, no inscriptos en ningún circuito
cultural; familia, escuela, actividades laborales (el trabajo legal
escasea), actividades culturales. Son jóvenes que no se pudieron
desarrollar como personas. Sin padre en la mayoría de los casos
(drama de hoy) e incluso muchos sin haber conocido el padre biológico
y con sólo la imagen de una madre llena de hijos que lo necesita
para conseguir dinero.
Nietzche decía: "Pobre el que no tiene hogar". En
estos casos el hogar a veces es solo una heladera que los convoca,
vacía o llena de alimentos. No hay palabras, vivencias, lazos
entre los miembros o como decía el personaje "estamos
enamorados del odio".
Vías
de Salida
La Argentina progresa regresivamente hacia la colombianización.
Los datos de los últimos meses ligados a la desfamiliarización
creciente y a la cantidad de menores "sueltos", en contacto
con drogas y alcohol, los secuestros y otros signos como disputas
entre bandas por territorios en donde volcar sus negocios. Surgen
nuevos sicarios todavía sin una clara dirección estratégica.
Se apela a problemas socio-económicos que son reales y que
habrá que solucionar. Pero el problema es más hondo
y profundo. No todas las sociedades en crisis desarrollan conductas
marginales. Voy a referirme a un problema que habrá que enfrentar
dentro de su misma complejidad: la prevención social de esta
enfermedad social y la rehabilitación de estos menores. La
mayoría tiene severos trastornos psiquiátricos y un
uso precoz de drogas y alcohol. Vivieron en la violencia dentro de
sus casas y escaparon hacia la cultura de la calle y el delito. Aprendieron
de la violencia y son violentos. Nadie los encaminó hacia la
no transgresión de la ley. Al contrario, los promovieron en
la transgresión de la ley.
Hay países donde se estudiaron comunidades pobres con familias
desestructuradas y se encontraron con que gran parte de ellos no se
transformaron en delincuentes, psicópatas o psicóticos.
Surgió así el concepto de "resiliencia" (resistencia
a situaciones de vulnerabilidad) en donde era muy importante el papel
de la escuela, modelos identificatorios con maestros, tíos,
personajes sociales, instituciones espirituales.
La sociedad toda debe participar en esta cuestión, un programa
los debe convocar. La mayoría es solidaria y altruista. Es
como tratar a un órgano enfermo, hay que fortificar a todo
el organismo. Crear una inmunología social símil de
la inmunología que nos protege de virus, bacterias, enfermedades.
Si no trabajamos todos: escuelas, padres, medios de comunicación,
sectores del Estado, Iglesias, organizaciones civiles con un programa
claro de formación de mediadores sociales y líderes
comunitarios articulado a una red de centros de atención (que
los hay y muy buenos) progresará el deterioro y nuestra sociedad
se transformará en invivible. En una sociedad tribal. Una sociedad
de bandas. (AIBA)
(*) Director del Instituto de Prevención de la Drogadependencia
de la Universidad del Salvador.