Descentralización
y regionalización
Un
nuevo modelo de gestión entre Provincia y municipios
Por
Gerardo Osvaldo Amieiro (*)
En
estos meses del año 2002, cuando los tiempos de la política
y la organización social transcurren velozmente, y las estructuras
de la administración en sus distintos niveles se resienten
por la escasez de recursos propia de la crisis que estamos soportando
los argentinos, algo está cambiando en la Provincia de Buenos
Aires.
Los diagnósticos son conocidos y compartidos en líneas
generales: Buenos Aires es una provincia grande, ampliamente poblada,
potencialmente rica y diversa en sus actividades productivas, rasgos
culturales y capacidades sociales y educativas. No concuerdo con el
intendente Gustavo Posse cuando afirma que resulta inviable gobernar
una provincia de estas características: es claro que los municipios
y las regiones se reafirmarán en una totalidad provincial.
Lo que sí debemos hacer es poner al Estado verdaderamente al
servicio de los bonaerenses, y con mucha mayor interrelación
con sus municipios.
Como enfatizó el gobernador Felipe Solá al momento de
asumir en los primeros días de enero pasado, aún disponemos
de un Estado muchas veces "perverso y amorfo", que no sabe
exactamente cuáles son sus objetivos, sus funciones, por qué
es evaluado y juzgado por los ciudadanos. El Estado provincial muchas
veces fue utilizado por sus conducciones como trampolín político,
no sólo por los máximos referentes sino también
por dirigentes regionales, seccionales o municipales.
En medio de las turbulencias sociales y económicas, el desafío
hoy es gobernar. En distintas ocasiones, Felipe Solá se pronunció
con demasía para enfatizar la necesidad del cambio: "gobernar
es decidir, sobre un rumbo cierto"; "gobernar es cobrar
los impuestos", "gobernar es decir la verdad". Sin
estos ingredientes, más que generador de déficit, el
Estado sería un generador de sinsentido.
En el camino de la modernización del Estado bonaerense, nos
enfrentamos a un panorama complejo, donde no podemos perder de vista
que el principal destinatario de cada acción es el ciudadano
bonaerense. La gestión pública en la Provincia se encamina,
aún en momentos de grandes dificultades, a responder por los
derechos más sensibles de la población.
Avanza
la descentralización
Este es el marco de los procesos de descentralización, que
muchos intendentes han reclamado durante décadas en la provincia
de Buenos Aires, y que ahora, por primera vez se están concretando.
Más de cien municipalidades, lideradas por intendentes de distinto
color partidario, articularon con el Gobierno provincial los sistemas
necesarios para salir a cobrar la deuda que miles de contribuyentes
tenían por el impuesto provincial de Rentas urbano y rural,
y por el impuesto Automotor. Seguramente hay trámites que mejorar
y nuevos desafíos por resolver. Pero el camino de la descentralización
está iniciado. Desde el Ministerio de Gobierno, por ejemplo,
también estamos trabajando en este sentido a través
de la descentralización a los municipios de los trámites
para la aprobación de urbanizaciones cerradas, o del proyecto
piloto para descentralizar funciones del Registro Civil.
En realidad, más que el método, lo importante es que
estamos generando una nueva forma de gestión, donde se respetan
las diversidades y se buscan consensos entre la Provincia y los municipios.
Estoy esperanzado en que esta relación transversal siga progresando
por sobre viejas estructuras legales y de pensamiento que concebían
sólo nichos de poder y dependencias fragmentadas y enfrentadas
entre sí. A nuestro país, y a nuestra provincia, la
vamos a mejorar entre todos.
Y hay muchos funcionarios, quizás algunos muy poco conocidos
en los medios de comunicación masiva, que están demostrando
madurez y coraje para emprender procesos de cambio. Otros, quizás,
se limitarán a quejarse y a ver pasar los acontecimientos con
resignación. En las próximas elecciones, los votantes
sabrán reconocer esta diferencia.
La
visión regional
Una nueva forma de gestión se está construyendo desde
numerosos municipios, articulada con la Provincia, y con una visión
regional. Hay capacidades institucionales que resultan muy difíciles
de desarrollar a nivel municipal, y son ineficientes o inapropiadas
para un despacho en la ciudad de La Plata. Esta afirmación
ha sido claramente compartida en la primera de las Jornadas Regionales
de Consulta y Participación para la Elaboración de Políticas
Públicas, que el Ministerio de Gobierno realizó con
intendentes y funcionarios de 21 municipios en General Madariaga el
12 de julio pasado, y se reeditarán en el resto de la Provincia.
El "espíritu de la época" que está
aflorando es el de otras formas asociativas, sobre la base de consorcios
productivos, o agrupamientos regionales producto de la relación
cotidiana entre los pueblos y las ciudades vecinas, para hacerse cargo
de re-organizar las prioridades y las gestiones, la prestación
de servicios, la revitalización de la producción.
Desde mi lugar de intendente de San Fernando, he coincidido desde
el año 2000 con otros intendentes de distinta extracción
partidaria, como Ricardo Ubieto, vecinalista de Tigre; Gustavo Posse
y Enrique García, radicales de San Isidro y Vicente López
respectivamente, en la gestación de la Región Metropolitana
Norte. Es claro que el camino recién empieza a recorrerse,
y que muchas veces las urgencias y las limitaciones de cada comunidad
llevan a alguna retracción, a algún retroceso.
Pero sin dudas, la vocación de superación y el empuje
de una población exigente y exigida por las circunstancias,
llevarán a armados institucionales que incorporen transparencia
y participación, para garantizar la paz social y promover una
mejor calidad de vida para todos, priorizando a los sectores más
desprotegidos.
Esta fuerza, que sin dudas surge desde lo profundo de nuestra sociedad,
nos dará más herramientas para pensar cuál es
nuestro "lugar en el mundo", y a partir de ahí, consolidar
el proyecto nacional que hoy sentimos tan necesario. (AIBA)
(*) ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires