Interpretando
encuestas
Por
Carlos R. Capdevila
Es
común escuchar en los últimos tiempos frases descalificadoras
hacia las empresas que se dedican a practicar encuestas de opinión
pública, críticas que velada o directamente hablan de
"resultados puestos a dedo" en orden a las cifras abultadas
que habrían pagado los candidatos que se benefician con ellos,
precisamente, porque ya se sabe que las tendencias arrastran a los
indecisos.
Y a fuerza de ejercer la sinceridad periodística, debemos admitir
que no estamos en condiciones de defender o atacar corporativamente
a los "encuestólogos", aunque en el caso particular
que abordaremos, nos cabe la certeza de referirnos a dos empresas
cuya imparcialidad y profesionalismo no nos cabe ninguna duda: Research
International - Analogías y Carlos Germano y Asociados.
La primera llevó a cabo un relevamiento nacional por encargo
del matutino La Nación de la Capital Federal (1.500 encuestados
en todo el país); la segunda concretó el sondeo entre
1.000 consultados del Gran Buenos Aires y la Provincia Interior, tarea
encomendada por el diario El Día de La Plata.
Resultados
Hechas las presentaciones, lo que interesa en esta columna es destacar
las coincidencias que exhiben los dos trabajos de campo, especialmente
porque --insistimos-- se trata de dos emprendimientos serios que revisten
la particularidad de exponer similitudes (a grandes trazos) pese a
haberse realizado en diferentes ámbitos.
La primera sorpresa (relativa sorpresa) es que Adolfo Rodríguez
Saá encabeza las intenciones de voto para las elecciones presidenciales
en ambos relevamientos, seguido muy de cerca por Elisa Carrió.
Analogías ubica en ese orden al puntano con 18,5 por ciento
de las opiniones y a la chaqueña con 17,9; mientras que Germano
les otorga 16,6 y 14,5, respectivamente.
En el mismo orden, Carlos Menem aparece con 13,6 por ciento y 13,3,
una coincidencia más que marcada; lo mismo que los bajísimos
índices de adhesión que cosecha José Manuel De
la Sota, y los preocupantes 15,9 y 15,6 que totalizan los que no van
a votar, impugnarán su sufragio o lo harán en blanco.
Tampoco fue sorpresa la pésima imagen de Eduardo Duhalde, quien
continúa en picada en forma más que alarmante por tratarse
del hombre que debía liderar una transición medianamente
exitosa, en lugar de jugar al la interna en la forma en que lo viene
haciendo. En mayo sumaba un 74,7 por ciento de imagen negativa en
su gestión y ahora se elevó al 76,9. A la vez, el perfil
positivo se redujo de 22,1 a 20,7.
Y avanzando en la incomprensible dirección que los dirigentes
políticos le dan a sus actividades, viene al caso recordar
(o recordarles) que el 81,7 por ciento se inclina por la renovación
total de los mandatos en marzo; mientras que el 10,4 pide cambios
parciales en las bancas. La disconformidad se focaliza también
el gatopardismo que caracteriza a la mal llamada reforma política
y en la idea que parecen sustentar algunos políticos que consideran
casi como enemigos a los ciudadanos hartos de promesas vanas, desgobierno,
falta de planes en todos los niveles, desjerarquización, hundimiento
de la educación y peculado ostentoso, además de inseguridad
creciente y corrupción folklórica y endémica.
Reutemann,
el único
Volviendo a las encuestas, el panorama es tan desalentador para la
clase política que sólo Carlos Reutemann aparece con
balance a favor entre imagen positiva y negativa. Para Analogías
obtiene un 50 por ciento de favorable opinión; un 19 de regular;
y un 22 de mala. Para Carlos Germano, en su beneficio suma 33,5 y
en contra 23,6. Del resto del espectro, ninguno logra la calificación
de "aprobado".
Pero lo más preocupante se centra en el plano estrictamente
justicialista, donde se están planificando y maquinando múltiples
maniobras para evitar lo que hasta ahora parece inevitable, es decir
que Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá saquen
los pies del plato y vayan por afuera, con lo que la interna peronista
pasaría a un terrorífico segundo plano y enfrentaría
una adversa perspectiva de ballottage, al menos en los papeles.
(AIBA)