Como
"El Ultimo día"
Por
Graciela Vanzán (*)
No
es sorpresa decir que la realidad supera la ficción; pero en
este caso hay una combinación muy interesante: una realidad
(el conflicto Servio-Bosnia) que genera una película: "El
último día" de Tanovic (ganadora del Oscar último),
que a la vez sirve para describir otra realidad: "la bonaerense"
(que hace rato que superó los géneros más violentos
que nos puede dar la pantalla o la literatura).
Partamos de los personajes, Ciki y Nino, dos soldados, uno bosnio
y el otro servio pelean una guerra que ellos mismos no la entienden,
que se la fabricaron a favor de los poderosos. Ciki y Nino, son la
sociedad civil, somos los bonaerenses, ciudadanos enfrentados por
razones que sólo sirven a intereses de poder para unos pocos.
Ambos hablan la misma lengua, comparten los cigarrillos y conocen
a la misma mujer... Alguna vez compartieron el mismo país y
el mismo proyecto de vida. La trinchera donde están atrapados,
compartiendo sus miserias es el territorio bonaerense, por ahora...quizá
mañana sea el país todo.
Ellos comienzan a entenderse, de a poco, con dificultad, pero las
van superando hasta que entra en juego el accionar que los gobierna:
la ONU. Para la traducción actual, el poder político
de la Provincia con sus agentes nacionales. Hay un tercer soldado
que está atrapado por una mina antipersonal. A este soldado
lo habían dado por muerto, al igual que a nuestra sociedad;
sin embargo no es así, se despierta, sólo había
sufrido un shock; al igual que nuestra sociedad. Pero no se puede
mover porque sinola mina explota; al igual que nuestra sociedad...Entran
en acción los cascos azules, soldados franceses, que desoyen
las directivas de sus superiores (mientras éstos dictan cartas
a "sus secretarias") e intentan darle una solución
al conflicto. Tienen voluntad, pero están indecisos, no tienen
apoyo logístico; léase apoyo político en el caso
de la versión argentina.
Mientras tanto Ciki y Nino van superando los conflictos y tratan de
ayudar al tercer soldado. No tienen otra opción que creer en
los cascos azules, pero no saben mucho sobre cómo se manejan,
cómo son sus códigos, cuáles sus internas. Los
que están en la trinchera hablan el mismo idioma, los soldados
franceses no, por lo tanto deben rendirse a la lengua extranjera para
enterarse que van a hacer con ellos. Hay un solo traductor que no
traiciona a su supuesto enemigo y traduce textualmente lo que le dicen
los cascos azules.
El conflicto más grave es la mina antipersonal, la última
invención en las guerras europeas; en nuestra traducción,
"la bonaerense"; herramienta de las mafias políticas.
Los comandos superiores de la ONU no saben que hacer con ella, nadie
se anima a desactivarla. Hacen el último intento y mandan a
un especialista alemán (¿será "el Juampi"
Cafiero con Marcelo Sain?), pero no puede, no tiene tiempo, no se
lo dan. La ONU necesita resolver el conflicto inmediatamente, la prensa
está encima de ellos; hacen preguntas, piden explicaciones...
Todo se desarrolla en la trinchera, en la provincia de Buenos Aires,
si se quiere. El debate ronda: ¿qué hacer con el soldado
(la sociedad civil) y con la mina antipersonal (la bonaerense)? Mucha
confusión, mucha ineficiencia, muchos intereses personales.
De repente sale la solución. Los cascos azules montan un operativo
de simulacro en el cual hacen creer que desactivan la mina antipersonal
y que el soldado Bosnio ha muerto.
El conflicto ha dejado de serlo. La mayoría de los medios periodísticos
abrazan la versión oficial. Una periodista, la más preocupada
por el caso, se queda con la duda. Su camarógrafo la invita
a filmar la trinchera y ella desiste de la escena. Si lo hubieran
hecho, se habrían encontrado con el soldado vivo y la mina
sin desactivar.
La ONU (el poder político) abandona al soldado (la sociedad
civil) y no desactiva la mina (la bonaerense). Los casco azules franceses
lo saben, lo ven, y callan (obediencia debida). El soldado que está
acostado sobre la mina no sabe el idioma, le han retirado al traductor,
a su compañero, a su compatriota. Escucha una discusión,
pero no la entiende. Sabe que hablan sobre su destino. Sus ojos (lo
único que puede mover) bailotean desesperadamente buscando
respuestas. No puede usar su idioma. Todos se retiran. Queda la trinchera
desalojada. La ONU se va a seguir jugando su interna. Los compatriotas
se retiran engañados. Los periodistas se van conforme con sus
notas. Sólo queda el soldado (la sociedad civil) y la mina
antipersonal (la bonaerense) que no ha sido desactivada. THE END
(*) Diputada provincial por Frente para el Cambio