LA
DESCENTRALICACIÓN DE LA SEGURIDAD: UN DEBATE IMPOSTERGABLE
Por
Raúl Pérez (*)
La
Seguridad está enraizada en la idea del Estado de Derecho,
a la cual se encuentra sometida y condicionada, en su misión
de proteger a la sociedad mediante el control de la criminalidad y
la violencia.
Cuando afirmamos lo anterior estamos esbozando que CONVIVIR EN PAZ
requiere: fortalecer la autoridad policial, agilizar la justicia,
comprometer a la comunidad, garantizar el control ciudadano y utilizar
el presupuesto de la seguridad en forma eficiente para garantizar
su eficacia.
En este marco, consideramos que todos los esfuerzos que se dispongan
para disminuir la criminalidad y la violencia no debe dejar de lado
ningún aspecto. Por ello, sostenemos que debe comenzarse por
definir la participación de la Institución Municipal
en el control estatal de la gestión regional de la Policía
y la represión del delito.
La lucha contra el delito es una lucha colectiva. Incentivar el compromiso
de la comunidad promoviendo un rol más activo, extendiendo
los mecanismos actuales de participación, y garantizando el
control ciudadano sobre el comportamiento ético y moral de
la policía en pos de impedir cualquier abuso de autoridad,
es un objetivo que está muy cerca de poder cumplir la autoridad
municipal.
Los argentinos, en general, estamos muy acostumbrados a dar ejemplos
de las sociedades que integran el primer mundo cuando queremos marcar
las diferencias con nuestro accionar; entonces el debate acerca de
la descentralización de la seguridad en los municipios puede
abordarse con esos mismos ejemplos.
En Europa Occidental y en los Estados Unidos de Norteamérica
existen organismos de Policía controlados por las autoridades
de la Comuna en donde los índices delictivos se mantienen estables
o bien tienden a disminuir demostrando así la eficiencia de
gestión en esta materia.
Cuando nos planteamos el control comunal nos estamos diciendo que
descentralizar implica la creación de otra fuerza distinta
a la actual, como tampoco estamos diciendo que es necesario funciones
para que se superpongan con otras, y en definitiva sea el contribuyente
quien deba pagar los abusos del estado y la criminalidad aumente.
Estamos diciendo que el presupuesto en materia de seguridad debe ser
utilizado en forma eficiente para que sea eficaz y los bonaerenses
puedan convivir en paz.
Estas acciones deben ir acompañadas en la recreación
y mantenimiento de los Foros de Seguridad en los distritos porque
son Instituciones eficientes para supervisar el accionar policial,
que garantizan la generación de propuestas e iniciativas que
redundan en el mejoramiento de la seguridad pública.
El apoyo a la autoridad policial debe ser sin prejuicios, separando
a aquellos que cometen delitos por los mecanismos que indique la Justicia.
Para ello las Jefaturas Departamentales deben coordinarse con la jurisdicción
del Intendente dentro de un área que haga mas operativa y transparente
la misión del policía en el territorio.
Esto también permitirá que más agentes tengan
presencia en las calles para la prevención del delito y menos
cumplan tareas administrativas u otras que los alejen de su función.
Ello requiere la diagramación de un Plan Penitenciario Bonaerense
en donde se incluya la creación de cárceles y/o alcaldías
que alojen y trasladen a los detenidos en comisarías- que hoy
se cuentan por miles-.
El equipamiento y la capacitación de los miembros de esta fuerza
debe analizarse y estar inmerso en la nueva política de seguridad
que planteamos en este debate.
Por otro lado, la fuerza provincial y el gobierno de la provincia
organizarán y supervisarán fuerzas especiales para luchar
contra los delitos complejos. Se capacitará a los policías
en tareas de investigaciones científicas para el rápido
esclarecimiento de los delitos en pos de ayudar a la justicia en sus
misiones. Los trabajos de prevención y anticipación
del delito son imposibles sin un claro desarrollo de las tareas de
inteligencia contra el delito.
Los Institutos y Academias Policiales cumplirán un rol fundamental
en el perfil del egresado que se pretende, debiendo cambiar la estructura
curricular apelando a especialistas en la materia. Así la Policía
Provincial con su experiencia y capacidad contribuirá a mejorar
las acciones que debe realizar para cumplir su misión. Finalmente
se deberá crear un departamento idóneo en control de
gestión policial que no sólo intervendrá ante
la presunta comisión de hechos de corrupción, sino que
ayudará a mejorar y trasparentar la calidad de gestión
administrativa desde abajo hacia arriba, desde la comisaría
hasta la jefatura.
Las fallas estructurales de una sociedad, pobreza, falta de trabajo
y educación, seguirán siendo el germen inevitable del
aumento del delito común. Los delitos globales, tráficos
en todas sus variantes y aquellos altamente sofisticados serán
materia de otro análisis.-
A pesar de que el Estado tiene la obligación de generar condiciones
de vida dignas en el desarrollo de una sociedad, también tiene
la obligación de brindar seguridad. No se le puede pedir a
los responsables de la seguridad que generan ocupación y pleno
empleo.
Esto último esta destinado a no entrar en un debate de garantistas
o mano dura, flexibilización o gatillo fácil, todo eso
no contribuye a la búsqueda de una mejor solución. Quienes
son responsables en cada área tienen el deber de gestionar
bien, y gestionar bien significa hacerlo con transparencia y resultados
positivos.
(*) Diputado de la provincia de Buenos Aires por el justicialismo