Numeros
"alcoholicos"
por
Rodrigo Ramallo
En campaña, las palabras, que toman forma de promesas electorales,
que se trasmutan a propuestas de candidato y terminan siendo programas
de gobierno, gozan de poca veracidad.
Más aún, tanto las palabras como los índices
poseen muy poca veracidad. Por ejemplo: si un candidato X se cree
'ganador' por contar -según él- con el 30 por ciento
de la disposición de voto a favor (dado que su más cercano
opositor tiene sólo un 17 por ciento) es demasiado optimista
ya que ese 30 por ciento no se obtiene del cien por ciento sino del
30 por ciento de este cien.
"Cómo?!", estará diciendo usted. La respuesta
a dicho entuerto está en el siguiente planteo:
Primero. Seamos estadistas por un momento.
Segundo. Diferentes consultoras coinciden en que el 70 por ciento
de las personas entrevistadas o consultadas dicen "no querer
sufragar" y en consecuencia no emiten opinión alguna.
Resta un 30 por ciento que tiene diversas tendencias políticas
y que se encuentran prestas a emitir un voto, cualquiera que éste
sea.
Conclusión 1. El o los candidatos que dicen tener a favor un
30 por ciento o cualquier otra cifra, fallan en matemáticas
ya que ese "30 por ciento" no es sobre un cien por ciento,
sino sobre el 30 por ciento de ese cien.
Conclusión 2. Si estos candidatos, que dicen estar capacitados
para gobernar un país, fallan manejando datos tan simples,
pues cómo será cuando deban realizar proyecciones macroeconómicas
o microeconómicas. Por tal motivo, esto abre el abanico hacia
dos hipótesis:
1- Los candidatos no están suficientemente capacitados para
ejercer sus funciones; o
2- Los números mienten.
Ambas hipótesis acarrean, a su vez, grandes inconvenientes:
a- Si aceptáramos que los candidatos no se encuentran lo suficientemente
capacitados para ejercer sus futuras funciones, esto traería
aparejado un mayor problema de gobernabilidad ("más aún???!!!...",
dice mi otro yo).
b- Si aceptáramos que los números mienten, entonces
nos encontraríamos en una gran crisis de existencia dado que
seríamos conscientes (entre tras cosas) de que:
- No somos alrededor de 40 millones de habitantes. Faltan muchos niños
de no tienen partida de nacimiento.
- Los índices de mortalidad infantil son superiores ya que,
al aceptar la existencia de niños sin partida de nacimiento,
estamos ratificando que miles de niños nacen y mueren sin que
nadie los conozca.
De todos modos, y para no agobiarse con tantas cifras, lo mejor es
no confiar tanto en los números. Evidentemente estos toman
algo porque, inevitablemente, en la realidad cambian...