El espejo mágico

Por José E Velázquez

El Congreso del Justicialismo impulsado por el presidente Duhalde y al que adhirieron mayoritariamente quienes se oponen a que Carlos Menem sea el candidato que el PJ deba apoyar en las elecciones del 30 de marzo, logró --en principio-- su mayor objetivo. Esto es, demostró que más de dos tercios de los justicialistas están en abierta oposición a que aquella posibilidad se concrete; y que cuentan con las herramientas políticas para hacerlo.
La decisión de postergar la elección interna hasta el 19 de enero, debe ser ratificada por un nuevo Congreso que se realiza el martes 5 de noviembre. Pero la contundente demostración de fuerza que efectuó el antimenemismo obligó al cambio de estrategia del riojano. Fue un hecho político que no se le escapa al ex Presidente. No ignora que sólo los congresales de La Rioja, de Salta (responden a su candidato a Vicepresidente, Romero) y de San Luis, faltaron al Congreso de la semana pasada. Sabe, por tanto, que la relación de fuerzas lo perjudica. Pero se encuentra en una encrucijada que nunca previó: si los suyos no asisten a la nueva Asamblea partidaria, habrá entrado en un callejón sin salida, cuya único escape sería para arriba. Lo que significaría que está dispuesto a fracturar al Justicialismo, con el grave riesgo --para él-- de quedarse en franca minoría, sólo acompañado por sus incondicionales.
Rodríguez Saa, por su parte, no tiene dudas en cuanto a que le conviene disputar la interna mano a mano con Menem, porque cree que los independientes lo preferirían a él, antes que al caudillo riojano. Para eso necesita que esos comicios partidarios se efectúen el 15 de diciembre. Si el Congreso confirma la fecha de enero --lo cual es más que posible--, el puntano irá "por afuera". No le conviene la participación de De la Sota y Kirchner, que le quitarían votos fundamentales para vencer a Menem.
Los más sensatos asesores del ex Presidente -con Bauzá a la cabeza-- no fogonean la ruptura definitiva. Creen que pueden quedarse totalmente solos. Piensan que la mayoría del Justicialismo buscará consensuar una fórmula que cale en los simpatizantes propios y también en los independientes, sector donde le cuesta más progresar a su Jefe.
Consideran que una ruptura sería grave para el PJ, pero fatal para ellos. Pero los duros, liderados por Alberto Kohan, quieren romper, persuadidos de que el carisma de Menem superará todas las dificultades. Tienen un espejo mágico que les devuelve una imagen idílica del riojano. Procuran judicializar la controversia política confiando en los jueces adictos. Por otro lado fomentan el caos, político y económico.
Y si se complicara el frente social, les vendría mejor. Suponen que en ese caso muchos temerían a la falta de liderazgo y se refugiarían en el ex Presidente. Entre ellos están algunos periodistas que, amparados en las duras circunstancias que vivimos los argentinos, en especial en materia de inseguridad, resuelven sus disputas por el poder, atacando por los flancos más débiles de la sociedad.
El caso del padre del actor Echarri fue una muestra clara de tales procederes, con la patética actuación de muchos de ellos. Tanto que el Subsecretario de prensa bonaerense, Jorge Matheus, con enojada ironía propuso que para las próximas elecciones la fórmula sea Laje-Gelblung, con Feinman como Jefe de Gabinete.
Tinelli por un lado, Haddad por otro, la gente de América por el costado, disputan poder. Poder periodístico, pero también del otro. Del que, como Clarín, quieren quitarle a los gobiernos. Por eso el blanco preferido son los políticos. Para que la gente comience a pensar en ellos como solución.
Con esa estrategia y viendo el endiosamiento que hicieron de Antonio Echarri, quien subido a la terraza de su casa saludaba al vecindario al estilo Perón, no asombraría que iniciaran una campaña para instalar la fórmula Echarri-Artaza o viceversa. Ambos, el hombre que padeció el secuestro y el líder de los ahorristas "acorralados", tienen hoy tanta presencia mediática, que se animan a hacer definiciones políticas que en otro momento no hubieran concebido.
Pero, mientras sea para afectar al peronismo, o para mantener o recuperar algunos de sus negocios con el Estado, muchos van a procurar inventar cualquier fórmula mágica. Incluso deben soñar con unir al "recuperado" Chacho Alvarez con "Lilita" Carrió, para conformar una dupla que presumen invencible.
Los triunfos electorales, no importan programas ni metodologías, justifican cualquier accionar futuro. No obstante, el fracaso de la Alianza en el poder, renovó el aire electoral del Justicialismo. Pero prácticamente no lo hizo con sus dirigentes. Salvo excepciones.
Por el contrario, las derrotas surgen como anatemas ilevantables. Sin embargo, la trayectoria del Presidente electo de Brasil, José Ignacio Lula da Silva, da un ejemplo claro de que las derrotas pueden ir consolidando una personalidad y, más que eso, pueden forjar un equipo, un programa, y una importante participación popular, fundamental para consolidar el proceso democrático. Hay quienes ansían que el dirigente gremial, Víctor de Gennaro, sea la reedición del fenómeno del líder petista. Y dan por hecha la fractura y consiguiente desaparición del PJ.
Muchos dirigentes argentinos no asimilan los ejemplos. Ni aprenden de la historia. Incluso prefieren huir, como Alvarez, que ahora se justifica, ignorando aquello de "no aclare porque oscurece". U optan por ocultarse entre la multitud partidaria del "que se vayan todos", como Zamora, quien cuando pudo fue diputado, sin ofenderse como ahora. O anteponen su prestigio personal antes que "quemarse" en el Gobierno, como Reutemann.
El Justicialismo no menemista está en un arduo debate. Cuya definición no surge como fácil ni sencilla. No existe convicción sobre un programa que contenga coincidencias superadoras del "modelo" que impulsa Menem. Pero tampoco existe convicción sobre quiénes son los que están en mejores condiciones para derrotar al riojano en la interna y a quien sea en la general (llámense Rodríguez Saa, Carrió, Artaza o --diría Matheus-- Laje). Muchos creen que la fórmula ideal sería Reutemann-De la Sota. Aunque se dice que el santafesino, que ha reiterado su deserción, preferiría como Vice a Felipe Solá.
Por eso, aquellos creen que habría que convencer al Gobernador bonaerense para que acompañe al cordobés. Otros, como el propio De la Sota, consideran que éste con Chiche Duhalde serían fáciles triunfadores. En las cercanías del presidente Duhalde se barajan hipótesis con los nombres de De la Sota y Kirchner en diversos ordenamientos. Estas dudas sobre las figuras y aquellos déficits programáticos, llevan agua para los molinos de Menem y de Rodríguez Saá.
Además, mientras el pueblo ha ingresado en una etapa de mayor confianza en el futuro, el acuerdo con el FMI se vuelve a postergar. Trabando en parte la posibilidad de la recuperación de la economía, a partir del crédito y las exportaciones.
Lo cierto es que estamos en un momento de quiebre en el país y en el Justicialismo. Puede darse el paso inicial para ingresar a la nueva política o se puede volver al "más de lo mismo". O, directamente, se puede retroceder. El espejo de Lula es bueno para mirarse. ¿Nos miraremos? ¿O buscaremos un espejo mágico?(AIBA)