Hacer la paz o tolerancia "0"

Por Santiago Montoya (*)

Al fallecer hace poco Lionel Hampton, una gloria del jazz, debía por impuestos a Nueva York, u$s200.000. El deceso no detuvo el inflexible accionar del fisco, que le permitió cobrar de todos modos la suma adeudada, percibiendo los derechos de autor del músico.
Este simple ejemplo muestra que los países serios no dan concesiones a los contribuyentes. En Buenos Aires, no tenemos la eficacia necesaria para reducir la evasión, eliminar la morosidad y ofrecer un buen servicio al contribuyente, pero sabemos que esa es la línea a seguir.
Las intimaciones que Rentas envía, van en esa línea. El contribuyente sabe que seguimos su situación impositiva, que estamos atentos a sus movimientos de interés fiscal. Y sabe que tendremos tolerancia "0" para aquellos que no paguen sus impuestos, teniendo recursos para hacerlo. No sólo los "ricos", prioritarios por su mayor interés fiscal. Otro grupo, numeroso, puede pagar si cuenta con alguna facilidad y si pospone gastos no indispensables. Una encuesta revela que, en este sector, un 48,9% posterga sus obligaciones impositivas, pero menos del 2% deja de pagar al paseador del perro o al "personal trainer". Es obvio que pueden pagar. Distinta contemplación, con facilidades extraordinarias, se reservan para los sectores más vulnerables, que luchan permanentemente por la subsistencia.
Es universal la aversión de ciertos sectores a pagar los impuestos. Tanto, que el norteamericano -Nobel de Economía- John Kenneth Galbraith, dice que "los ricos de los Estados Unidos se niegan a pagar los impuestos, diciendo que los políticos son corruptos o ineficientes. En verdad, como pueden financiar su cobertura de salud, la educación de sus hijos, su seguridad y su vivienda, no quieren pagar impuestos para financiar la protección de salud, educación, seguridad y vivienda de los pobres".
No podemos inmovilizarnos ante excusas infundadas. Menos en Buenos Aires, donde la mayoría reconoce el esfuerzo del gobernador Felipe Solá, que al asumir partió de una situación casi terminal, con los peores pronósticos, y va a cerrar un año duro pero positivo.
El saludable amarretismo en el uso de los recursos, así como la firmeza para afrontar problemas complejos -inseguridad, evasión de grandes grupos económicos- que muestra Solá y en nuestro caso específico el ministro Otero, descolocan a quienes actúan como describe Galbraith.
Las críticas ante efectos colaterales inevitables -pero menores- en operativos masivos de combate a la evasión y morosidad, buscan intimidar a quienes recaudan. Y a veces los recaudadores no entendemos que no generamos simpatía ni afecto; a lo sumo podemos pretender respeto. Pero en la Provincia -en cualquier Estado-, si se mantuviera la alta evasión y morosidad, no se podrían sostener los programas sociales, ni adquirir los insumos hospitalarios necesarios y resultaría imposible abonar salarios a maestros, policías, enfermeras, médicos o jueces.
Debemos asegurar que los que pagan, no sean los que pierdan. Lo que ocurre si dejamos ganar al evasor o al moroso.
La carencia de mejores herramientas operativas y de la tecnología ideal, no nos amilanan. Comenzamos con enorme convicción defendiendo los intereses de la Provincia frente a los grandes deudores, y exigimos el pago a los deudores más importantes del Inmobiliario, Automotores y Yates, publicados en Internet.
En paralelo, encaramos la campaña masiva. Entre mayo y noviembre enviamos más de 2,5 millones de notificaciones, en un ataque inédito a la evasión y la morosidad.
Ha sido muy exitosa la retención bancaria del anticipo de Ingresos Brutos -pionera en el país-, que mejora la recaudación y brinda información clave que utilizamos en cruces informáticos. En setiembre citamos a explicar su situación a 156.800 personas no inscriptas en Ingresos Brutos, e intimamos a 60.600 contribuyentes que no habían declarado o habían subdeclarado ventas por $1.640 millones en marzo y abril. En noviembre intimamos a otros 68.700 que omitieron declarar ventas por $1.950 millones en mayo y junio; más 44.800 que en setiembre -tras ser intimados- declararon, pero de menos. Esto explica, en parte, porqué la recaudación de Ingresos Brutos duplicó en octubre -respecto de octubre 2001- el incremento de la inflación corregida por nivel de actividad.
Hay quienes se molestan cuando deben justificar su situación; deben habituarse a que el fisco bonaerense esté buscando siempre indicios de actividades que tengan interés fiscal y exigirá explicaciones cuando sea necesario. En Italia, por ejemplo, el organismo recaudador tiene al menos un contacto cada año y medio con todos los contribuyentes. Y en Chile, al advertir que un contribuyente tiene una conducta reveladora de mayor capacidad contributiva que la declarada, es citado para que lo justifique. Si se pretende vivir con un Estado más eficiente, como en esos países, no hay que molestarse porque para recaudar apliquemos similares criterios.
Incorporamos de oficio millones de metros cuadrados al Inmobiliario. En el "Conurbano norte" ya facturamos $20,8 millones anuales más en 120.400 propiedades, de las cuales 111.000 ya están pagando. Los pretextos que se esgrimen no nos doblegan: en diciembre, 53.000 propiedades de esa zona recibirán una factura adicional por construcciones no declaradas, pero detectadas por nosotros, que significan $11,3 millones anuales más. Y 1.800 "baldíos con timbre" fueron detectados en countries. No entienden que es imposible ocultar las edificaciones y que conviene declararlas antes que sean descubiertas por el fisco.
Para los morosos implantamos una agresiva campaña de recupero de deuda. La moratoria y su ampliación cumplieron sus objetivos: 650.000 contribuyentes deudores por casi $1.000 millones, están saneando su historia fiscal con un nivel de cumplimiento inédito.
Mantenemos las acciones de mora temprana, para evitar la acumulación de deudas que devienen impagables. No deseamos acciones judiciales ni remates, preferimos la bandera blanca y paz con los contribuyentes. Por eso lanzamos planes de pago para quienes no pueden aprovechar los beneficios de las moratorias, que no se repetirán. Planes que contemplan la situación de los sectores más afectados por la crisis.
No es el objetivo rematar propiedades o automóviles. Pero si los morosos con capacidad de pago persisten, llegaremos al cobro judicial. Están las herramientas para alcanzar la paz con la Provincial: sólo hay que cumplir, para lo cual se cuenta con un amplio menú de facilidades.
La asignatura pendiente es el servicio al contribuyente. La enorme magnitud de los operativos de regularización explica el desborde de la capacidad de atención a los contribuyentes: pasar del incumplimiento masivo a niveles aceptables de cumplimiento en sólo 7 meses, en un distrito con 14 millones de habitantes y el tamaño de un país, satura cualquier sistema de atención. Pero las responsabilidades de los trastornos, las largas "colas", o los posibles errores, son nuestras. Y por ello pedimos disculpas. Creemos que es un precio elevado a pagar, que sería razonable si con estas molestias pasajeras nos encaminamos a una sociedad más responsable y a un Estado fuerte en la crucial tarea de recaudar impuestos para que todo el sector público pueda funcionar adecuadamente. Estamos realizando todos los esfuerzos para mejorar la calidad del servicio: para ello presentamos el proyecto de Ley de creación del nuevo organismo recaudador, la solución estructural capaz de brindar las respuestas necesarias.


(*) Santiago Montoya es Subsecretario de Ingresos Públicos de la provincia de Buenos Aires.

(AIBA)