Después
de la primera vuelta
Donde
todos perdieron, menos los encuestadores y publicistas
Por José María Martoccia
Para comenzar en forma ordenada y prolija, empezaré el relato
el día sábado 26 ya que sobre el medio día fui
a buscar a la terminal de ómnibus a mi hijo menor, que viajaba
para cumplir su deber de ciudadano por segunda vez.
Estábamos almorzando cuando a las 13.30 horas sonó el
timbre, y era el cartero con una certificada de la Junta Electoral
Nacional, donde le informaban a mi ya mencionado vástago que
se lo había distinguido con la presidencia de una mesa electoral.
De más está decir que con mi señora lo felicitamos
e íntimamente nos sentimos orgullosos por ver que sin dudarlo
-a pesar de su inexperiencia como votante- comenzó a leer las
instrucciones para cumplir con el cargo encomendado.
Como "peinador de canas", no pude dejar de indignarme con
la terrible caradurez del firmante de la carta, identificado como
"Dr. Román Julio Frondizi" (mal representante de
semejante apellido), presidente de la Junta Electoral Nacional, Departamento
Provincia de Buenos Aires; ya que después de amenazarlo con
las penas de prisión que le cabían si no daba cumplimiento
con la citación, le informaba que para la debida excusación,
los trámites debía realizarlos personalmente o por familiar,
en la ciudad de La Plata, de lunes a viernes y antes del tercer día
de notificado.
Es -cuanto menos- de muy mal gusto que, votándose el domingo
27, llegue una citación con semejantes recomendaciones el día
sábado 26 a las 13.30 horas. Claro, después nos preguntamos
por qué el país anda como anda.
El domingo muy temprano llevé a mi hijo para cumplir con sus
funciones y de paso votar bien temprano, cosa de aprovechar el día
para recorrer y ver cómo se desarrollaban los comicios. Y allí
encontré otra sorpresa: el suplente de la mesa no se había
hecho presente y los funcionarios del correo, muy correctos y cordiales,
me invitaron para reemplazarlo, si lo deseaba, cosa que acepté
sin dudarlo.
Pero luego me algunas surgieron dudas. Para actuar como autoridad
(suplente) de mesa NADIE me preguntó durante toda la jornada
ni cómo me llamaba, ni mi número de documento, ni mi
domicilio, ni mi profesión, nada.
Firmé las fajas, las actas de apertura y cierre y los sobres,
opiné sobre dudas, conté sobres y votos, homologué
los certificados de escrutinio y telegramas con los resultados. Y
acá viene la pregunta del millón (o de los cien pesos),
cómo se enterarán las autoridades responsables para
hacerme llegar el emolumento comprometido para las autoridades de
mesa por el Estado Nacional y con Resolución del Ministerio
del Interior. ¿Pagarán en serio o será un nuevo
"engañapichanga"?
Todos
perdieron
Y
ahora, analizando (o sobrevolando) los resultados finales de las elecciones,
me quedó la sensación de que todos perdieron. "El
Adolfo" Rodríguez Saá llegó último
entre los principales candidatos. Evidentemente no se cubrieron sus
expectativas de que la gente lo votaría por su presidencia
de una semana y sus utópicas promesas.
Elisa Carrió, que cuando se largó la carrera encabezaba
todas las encuestas, tuvo que palpar la realidad de sus disímiles
actitudes "para adentro" y "para afuera" del ARI.
Sus "ataduras" y "desataduras" con los Socialistas;
luego con Ibarra y Kirchner, cuando ambos consideraban que existían
dos bandas de mafiosos encabezadas una por Menem y otra por Duhalde.
Y ahora suma a su "ética" el tomar partido por Kirchner
que -según su línea de pensamiento- se asoció
a la banda duhaldista.
Ricardo López Murphy fue, quizás, el menos perdidoso.
Pero de todas maneras, "la inflada" de las últimas
encuestas le había creado expectativas de llegar a competir
el 18 de mayo. En este caso, tenemos que destacar una actitud ética
con respecto a la postura asumida frente al balotaje, liberando a
sus seguidores y "no metiéndose" en lo que sin dudas
ha de ser el final de la interna Justicialista. El haber quedado como
tercera fuerza no es poco pero, atención, a ese logro hay que
cultivarlo y trabajarlo. Hombres como Oscar Alende (con el PI), Alvaro
Alsogaray (Ucedé) y Domingo Cavallo (Acción por la República),
luego de ubicarse en la misma posición, terminaron prácticamente
desapareciendo.
Néstor Kirchner triunfó en la provincia de Buenos Aires
y se ubicó delante de Menem en la Capital federal, los dos
distritos más importantes del país, también ganó
en el sur pero cuantitativamente la suma de votos no aporta nada ya
que los dos primeros suman nada menos que el 48 por ciento del padrón
electoral nacional. En el conteo general resultó segundo y
el porcentaje verdadero de sus seguidores es muy parecido al que llevó
al gobierno de Arturo Illia allá por la década del 60,
con proscripción del peronismo mediante.
Carlos Menem, por su parte, a pesar de haber salido primero, en el
porcentaje le cabe lo comentado en el párrafo anterior pero,
además, deberá convencer a todos los no menemistas,
a los peronistas que no lo votaron y pelear, ahora sí contra
todos los aparatos. Le resultará muy difícil, por cierto.
Del radicalismo y Leopoldo Moreau, los números más bajos
obtenidos en los 111 años del partido son lo suficientemente
significativos como para merecer mayores comentarios. Lo único
sorprendente sigue siendo que no haya presentado la renuncia aún
porque ha sido partícipe permanente del cataclismo que llevó
a la UCR al estado actual.
¿Y qué resta observar? Que los encuestadores y los publicistas,
están por demás de agradecidos. Seguirán trabajando
y cobrando hasta el 18 de mayo pero los primeros salvaron la ropa
con holgura y con bastante precisión. No hubo sorpresas y los
resultados se dieron como se habían pronosticado en líneas
generales.
Finalmente, esperemos que los jóvenes convocados como autoridades
de mesa, no pierdan la confianza en la democracia porque -entre otros
males- tampoco les paguen los cien pesos.
martocciajosemaria@infovia.com.a