INCITACIÓN
AL CAVALLICIDIO Y ALABANZA DE LA BUENA GENTE
Por Hernán Rossi Aloras
hernanrossi@arnet.com.ar
Por
la justicia y por el escarmiento
no esperemos de Dios este trabajo.
Quien trajo a los hombres el tormento
debe encontrar sus jueces aquí abajo.
Pablo
Neruda
Andamos con la guita tan contada
que nunca sirve ni alcanza para nada,
mientras todo el país se va cayendo
y sólo los que sirven se van yendo.
Y de la Rúa
y Montiel y Gostanián
son los que siempre se quedan y acá están
con sus cuentas afuera y con sus crías
enlutando las noches y los días,
cubriéndonos a todos de tristeza
de miseria, dolor y de pobreza
mientras comen con mantel y cubiertos
sobre cuerpos de pobres que no han muerto
de muerte natural sino del odio
de ellos que los observan desde el podio
alabando el sabor del solomillo
y a los pobres clavándole el cuchillo.
El hoy no
tiene ciencia ni conciencia
que condene este tipo de violencia
en que la ley le sirve al poderoso
contra los piqueteros y leprosos
y contra los que hoy cobran con atraso
y cobrarán mañana algún balazo.
Todos sienten lo mismo y me lo dicen:
peleamos entre pobres e infelices
por ese pan que nos siguen robando
los que viven con su bastón de mando
y que tienen la máquina aceitada
para seguir robando a bocanadas
comprando oros, hoteles y aviones
y sonriendo al mundo en sus sillones,
quitándole los sueños sin recibo
a los que pese a todo siguen vivos
luchando por un puesto de trabajo
sin matar ni robar y desde abajo
con su existir molesto y desprolijo,
con hambre en el estómago del hijo
esperando ese cambio que no llega.
La violencia no es mala cuando pega
el grito o el cartel, que es casi nada.
El diablo
vive en casas adornadas
y anula presupuestos sanitarios
sin rezar ni siquiera algún rosario
que le sirva de paz a su conciencia
y a su gotear contínuo de indecencia
con hijos vestidos y vacunados
que no pueden mirar para el costado
y van al colegio como en un sobre
evitando el contagio con los pobres
que cada vez son más y que molestan
vendiendo porquerías a la siesta.
(La súplica
es brutal y verdadera:
que no los maten antes de que mueran).
Sólo a veces alguno es fusilado
por el tiro de algún uniformado
que tira por el sueldo y que no sabe
que el sayo del que cae también le cabe,
y se le viene encima un gentío
y él deberá tirarle al pobrerío
que es el espejo donde ve su cara
y que se mide con la misma vara
sobreviviendo casi por rutina
a los demonios que hay en Argentina
y reclama como él que no le roben.
No lo mató
Videla cuando joven.
Alfonsín le quitó el sueño y la ilusión
con orden en casa y toda la inflación.
A Menem lo votó y fue reincidente
en el error, junto con mucha gente.
Sobrevivió a corruptos cada día
perdiendo su dinero y su alegría
en manos de la fauna que reunía
el ministerio de economía
que en esto de robar nunca hizo paro.
Y nuestro
presidente compra caro
y paga como buenos y con llave
senadores de esquizofrenia grave
que votan contra el pueblo y su mandato
mientras rapiñan fondos a rebato.
Y el ciudadano,
pobre, con su pena,
carga con una deuda que es ajena,
y aunque le roben siempre con descaro
hay algo que ahora sí lo tiene claro:
o persiste y defiende su certeza
o este gobierno lo mata de pobreza.
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