Difícil es hablar en Argentina de educación. Más
difícil es pretender que un niño pueda capacitarse
si carece de un desayuno que garantice su aprendizaje. Sin embargo,
para todos los gobiernos, la educación es la prioridad número
uno.
En Córdoba, el año pasado se han inaugurado algo más
de cien escuelas y este año el gobierno provincial pretende
hacer lo mismo.
Ahora, no se estarán olvidando que cada vez hay menos niños
que ocupen los pupitres vacantes en esos establecimientos? ; será
que la educación es un privilegio al que pueden acceder sólo
aquellos que tengan el dinero suficiente?. Me parece que sí.
De serlo, la educación es un "bien privado" cuyos
proveedores (inocentes) son los profesores y maestros; y los "clientes"
vendrían a ser los estudiantes, es decir, los "consumidores".
Atrás quedaron épocas en las cuales la aulas de las
escuelas públicas estaban repletas de alumnos con sueños
y esperanzas. Basta remitirse a los últimos estudios que
denotan un incremento en la deserción escolar en todos sus
niveles: inicial, medio y superior.
Generalmente se argumenta que ese índice es producto de la
situación económica actual. Por otra parte, no hay
que ser un "estudioso" para darse cuenta de ello. Pero
ojo: esa no es excusa alguna.
Obviamente que la situación por la que están pasando
millones de familias argentinas es un factor primordial, pero para
ello existe el Estado. Él es quien debe garantizarla. Es
su responsabilidad hacerlo y nuestra obligación recordárselo.
Lo cierto es que la educación en Argentina se ha convertido
en una carrera con pocos ganadores y gran cantidad de perdedores
que deben abandonar a mitad del camino, no por falta de entusiasmo
o capacidad, sino porque el "director de equipo" (que
vendría a ser el Gobierno) su preocupa más por la
"pintura del auto" que por el "piloto".