Argentina
sueña
por
Rodrigo Ramallo
En
los últimos tiempos, Argentina se podría resumir en
imágenes: cortes de calles y de rutas, cacerolazos, reclamo
de ahorristas frente a sucursales bancarias; en definitiva, protestas
que con el tiempo parecen (aparentemente) disolverse, sin embargo
las causas que las originaron permanecen, aunque por momentos, pareciera
ser que todo vuelve a la calma.
"No hay para qué seguir... si al final nadie nos toma
en cuenta", dicen muchas personas que han sido víctimas
del desánimo. Afortunadamente, otras se sumergen en esperanzas.
Eso me hizo acordar a un cuento mexicano que en uno de sus párrafos
dice:
"Sueña Antonio con que la tierra que trabaja le pertenece,
sueña que su sudor es pagado con justicia y verdad, sueña
que hay escuela para curar la ignorancia y medicina para espantar
la muerte, sueña que su casa se ilumina y su mesa se llena,
sueña que está en paz consigo mismo y con el mundo.
Sueña que debe luchar para tener ese sueño, sueña
que debe haber muerto para que haya vida. Sueña Antonio y despierta...
ahora sabe qué hacer y ve a su mujer en cuclillas atizar el
fogón, oye a su hijo llorar, mira el sol saludando al oriente
y sonríe". (1992, "El Sureste en dos vientos, una
tormenta y una profecía")
Esa sonrisa, la de "Antonio" (y la de muchos otros), es
producto de algo que sabe. Y su saber no se origina en un conocimiento
sino en un sueño.
Hoy, todo un país sueña. Muchos ciudadanos han despertado
de ese sueño saliendo reclamar por una 'nueva Argentina'. Ellos
dicen que vienen nuevos vientos que traen consigo una tormenta; y
aseguran que cuando la lluvia cese y deje en paz a esta tierra, Argentina
no será Argentina, sino algo mejor.