El
show de la Justicia
Por
Horacio García Bossio
"Me
dijeron que en el reino del revés / nada el pájaro y
vuela el pez / que un ladrón es vigilante y otro es juez /
y que dos y dos son tres / ¡Vamos a ver cómo es / el
reino del revés!". De María Elena Walsh.
Esta sencilla e inocente canción infantil, repetida hasta el
cansancio en nuestras memorias de antaño, ha resultado ser
un himno a la hipocresía de un país extremadamente desconcertante.
El show de la Justicia montado alrededor de la detención del
ex presidente Carlos Saúl Menem y de sus colaboradores cercanos
es una muestra más --pero no la única-- del descalabro
en el cual está sumida la clase dirigente y en la falta de
seriedad de ciertos medios "serios" para informar a una
opinión pública cada vez más confundida, debido
a una suerte de pornografía de la denuncia, que escandaliza
en un primer momento para luego dejarle paso a la indiferencia.
Es tanta la catarata de escandaletes mediáticos que el pretendido
afán inicial de generar indignación en el receptor le
termina generando hastío, impotencia e incapacidad de reacción.
Ciertas cosas terribles que están pasando en nuestra Nación,
que deberían provocar la movilización popular, caen
en saco vacío, debido a que se convierten rápidamente
en "otro caso más" que, a lo sumo, nos arranca de
los labios un comentario al pasar del tipo "... ¡qué
barbaridad...! o "...¡está todo podrido...!".
La semana pasada, en medio del drama de la gente de Aerolíneas,
ciertos medios entrevistaban a las azafatas y a los pilotos desgarrados
por la angustia de haber realizado su última escala internacional,
sin saber cuál iba a ser su futuro, y en el medio de la nota,
cortaron la imagen para enfocar al auto de un conocido experto en
el juego de las maderitas que entraba a la cárcel V.I.P. del
ex primer mandatario.
Los jueces federales, a su vez, realizan operativos impactantes a
los ojos de los medios masivos, mientras que esa misma prensa a la
que pretenden sorprender los investiga paralelamente, sacando al sol
muchos "trapitos sucios" de quienes se deberían constituir
en garantes del orden constitucional, ya que la función de
una Justicia imparcial es la de defender los derechos esenciales de
los ciudadanos. El círculo vicioso en la relación entre
la prensa y la Justicia parecería ser el siguiente:
Indagatoria y detención de un personaje importanteÞgran
repercusión periodísticaÞavalancha de información
sobre la vida pública y privada del personaje arrestado, con
entrevistas a los parientes, conocidos y enemigos del occiso, con
datos aportados por "fuentes oficiosas"Þse revela
que el magistrado en cuestión habría realizado alguna
mala maniobra procesal, que va desde errores en el procedimiento hasta
la falsedad de las pruebas y los cargosÞlos medios empiezan
a investigar / culpar / "escrachar" al juez, el cual siempre
tiene una mansión espectacular y termina siendo removido de
su cargo por enriquecimiento ilícitoÞnuestro personaje
encarcelado por cometer la peores "achurías" se convierte
en un mártir, víctima de una supuesta campaña
en su contraÞsale en libertad por "falta de mérito"Þes
entrevistado por los mismos periodistas que lo crucificaron al inicio
del caso, pero ahora con tono lacrimógenoÞel juez termina
preso y nadie se acuerda más del asuntoÞel denunciado
se transforma en denunciante, mientras vende estampitas y merchandising
con su cara...y aquí no ha pasado nada.
A esta historieta póngale los nombres propios que quiera, (desde
Cóppola-Bernasconi a Menem-Urso) y luego lárguese a
llorar, porque si al sistema republicano lo despojamos del debido
respeto a las instituciones que lo conforman, lo estamos vaciando
de contenido y estamos alentando soluciones autoritarias, tan recordadas
como estériles.
¡Por favor, no nos quiten la esperanza! (AIBA)