La
cuestión educativa bonaerense
Un
ruido que sea insoportable
Por
María Rosa Quarleri *
La
"clasificación de establecimientos educativos" reconoce
una doble justificación: la que se origina en la ubicación
fuera de la planta urbana cabecera de distrito (escuelas rurales)
y la que se fundara, con el transcurso del tiempo, en las dificultades
del entorno socioeconómico de los establecimientos (desfavorabilidad).
Ya veníamos advirtiendo en nuestros respectivos ámbitos
de actuación los últimos acontecimientos que han conmovido
al sistema educativo bonaerense en los dos aspectos señalados
arriba y aún más, quizás, que la misma imposición
de la Ley Provincial de Educación en 1994 por la sola voluntad
de mayorías siempre circunstanciales. Lamentablemente no nos
hemos equivocado.
La única razón que tienen, tanto el artículo
12° de la Ley 12.867 como la Resolución 1.414/02 de la
Dirección General de Cultura y Educación que la hace
operativa, es la de la reducción en el "gasto educativo",
sin miramientos, a sangre y fuego y sin medir sus derivaciones y secuelas.
Hace más de un mes, consejeros escolares, supervisores y secretarios
de Inspección fueron convocados para aportar datos de los establecimientos
de su jurisdicción política-territorial en base a instructivos
y asentamientos en planillas pautadas que serían utilizados
para la reclasificación de las unidades educativas en el nivel
central (La Plata).
En la mayoría de los casos, la Dirección General de
Cultura y Educación desconoció el trabajo realizado
en cada Partido de la Provincia y llevó a cabo una reclasificación
de los establecimientos, según su propio arbitrio y fundamentada
en argumentos que ninguna autoridad responsable se ha dignado hacer
públicos ni explicarlos.
Primera reflexión: las instancias locales de conducción
del sistema son las que conocen los servicios educativos y son las
que pueden argumentar, valederamente, cualquier reclasificación
que corresponda mientras que los funcionarios de las instancias conductivas
superiores, detrás de un escritorio en La Plata, solamente
tienen en la mira ajustar a cualquier precio.
Así como cuando el martes último al recibir a la docencia
bragadense en el Concejo Deliberante tomamos exacto conocimiento del
impacto de las barbaridades cometidas en nuestra jurisdicción,
afirmamos que ellas se repiten en toda la vastedad del territorio
provincial. Es descomunal la cuantía de escuelas que han quedado
sin la asignación por ruralidad o a las que les fue reducido
el índice de clasificación.
Las escuelas rurales de nuestra Provincia Interior, ubicadas en pleno
campo bonaerense y con serias dificultades de acceso, no tienen más
la mencionada asignación: se las han quitado arbitrariamente.
Segunda reflexión: las autoridades educativas provinciales
ponen en peligro el normal desarrollo del Ciclo Lectivo en marcha
pues, sin duda alguna, habrá inconvenientes para cubrir vacantes
y suplencias. Porque la "desfavorabilidad" no beneficiaba
al docente, beneficiaba a los alumnos.
Al modificar la mayoría legislativa oficialista --por impulso
de las autoridades educativas provinciales-- el criterio de esa categorización,
se alteraron los preceptos que lo originaron en su momento: las asignaciones,
en tal concepto, perseguían la elevación de las condiciones
laborales de la docencia que asumía el compromiso de materializar
la superación de desigualdades de origen del alumnado y garantizar
mejor educación en escuelas que lo requerían por la
condición social de su población.
Tercera reflexión: este proceso que inició la Dirección
General de Cultura y Educación engendrará una profunda
depreciación de la calidad educativa. Vacías y desiertas,
así, quedarán nuestras escuelas. La Dirección
General de Cultura y Educación "economiza" ahora
y condena para mañana. Sobre todo los hijos de los más
desposeídos, frágiles e indefensos de la sociedad bonaerense
seguirán manteniendo esa condición por generaciones.
Por eso creo que --tal cual lo haremos nosotros en Bragado-- los Concejos
Deliberantes, como representantes de los intereses comunitarios, debieran
pronunciarse al unísono generando una suerte de catarata cuyo
sonido repique, hasta hacerse insoportable, en los oídos de
quienes conducen el sistema educativo provincial de suerte tal que
no puedan desoírlo.
Cuarta y última reflexión: Nosotros debemos asumir esa
responsabilidad en nombre de nuestros representados; debemos aprender
a hacerlo en situaciones como ésta que condena el futuro, buscando
las razones de lo que nos sucede, analizando los hechos para tomar
decisiones que generen las políticas que estamos buscando y
que el pueblo reclama... tan distantes de lo que soportamos a menudo.
(AIBA)
· Profesora; ex vicepresidenta del Consejo Escolar; presidenta
de la Comisión de Educación y Cultura del Concejo Deliberante
del Partido de Bragado; y actual presidenta interina de este mismo
cuerpo.