Las
reglas de juego
Por
Javier Guevara
La semana
pasada circuló una noticia preocupante por un lado y absurda
por otro. Aunque no fue muy difundida porque la causa de las armas
con la encarcelación del ex presidente Menem se apropió
de todas las planas noticiosas. El 4 de junio el Correo Argentino
informó que no pagaría los sueldos (que debían
abonarse el pasado 5 de junio) hasta tanto el Estado nacional le abone
32 millones de pesos que le adeuda por servicios que la empresa postal
realizó a organismos gubernamentales. La noticia en cuestión
daba cuenta de que la empresa -a su vez- mantenía una deuda
de más de 100 millones de dólares por el canon que no
abona desde principios del año pasado.Hasta la fecha del reclamo
la empresa postal descontaba del canon el servicio que brindaba, de
esta manera disminuía su deuda para con el Estado nacional.
La compañía -que es controlada por el Grupo Macri y
el Banco de Galicia- pretendía de esta forma invertir los roles:
primero cobrar y después discutir la forma de pagar el canon
en cuestión. Es que los empresarios aseguran que como están
planteadas las cosas el acuerdo realizado es inviable y el gremio
se plegó al reclamo asegurando, a través de Ramón
Baldasini, que aseguró que "el convenio de la concesión
como está es imposible de ejecutar, hay que rediscutir las
condiciones".Cabe señalar que la masa salarial es de 11
millones de pesos mensuales, es decir sólo la tercera parte
del consumo que le realiza el Estado nacional a través de las
distintas dependencias.La historia del Correo se suma a las cuestionadas
privatizaciones realizadas durante la última década
y que tienen un fuerte paralelismo con Aerolíneas Argentinas
y están en las antípodas de las realizadas con las telefónicas,
las empresas de energía y los ferrocarriles. Antípodas
porque los tres servicios privatizados señalados en último
término demostraron ser empresas altamente rentables. No deja
de ser cierto que las compañías telefónicas recibieron
una empresa que estaba preparada para la transformación gracias
al plan 'Megatel' lanzado durante el alfonsinismo. Con los dividendos
de aquel plan se modernizó buena parte del cableado de la cuestionada
EnTel. Por el lado de la empresa energética, la controvertida
DEBA distribuía una vez al año parte de las ganancias
de la empresa entre los empleados, razón por la cual no se
puede cuestionar su estructura financiera. En tanto, Ferrocarriles
era, ciertamente, una empresa que generaba déficit. Pero también
fueron y son subsidiados en casi todos los países del mundo
y entre ellos ahora en la Argentina, con el agravante de que hoy en
día le cuestan al Estado lo mismo que cuando eran propios y
la masa salarial se redujo considerablemente.En el caso de la línea
aérea de bandera el Estado debió adelantar pagos que
tenía que realizar en octubre del corriente para que se puedan
abonar los sueldos de abril. Ahora el Correo Argentino realizó
la primera maniobra para, en pocos meses, poner seguramente al gobierno
nacional en el mismo brete o bien renegociar el canon anual del Correo.
La historia continúa su espiral descendente y es así
como nuevamente el Estado debe salir en auxilio de las grandes empresas
privatizadas (para disminuir el déficit fiscal, decían
los ortodoxos) para que las mismas puedan seguir en pie. Esta ayuda
del estado reafirma que las reglas de juego no son para todos iguales:
el Estado nacional jamás salió en ayuda de un pequeño
empresario o comerciante a pesar de lo importante que son los pequeños
polos de empleos. Está claro que los empresarios quieren que
los contratos se cumplan cuando son buenos negocios pero que se revean
cuando el negocio no es lo rentable que se proyectó. Para los
empresarios las reglas de juego las impone el mercado y no el Estado.Por
el otro lado están las pequeñas industrias y comercios
que son quienes realmente están sosteniendo la crisis y también
quienes, paradójicamente, menos apoyo estatal reciben; por
el contrario se ven cada día más asfixiados por la presión
impositiva. Para estos últimos las reglas de juego las imponen
el Estado y los bancos.El caso del Correo Argentino es para seguir
de cerca, para que mañana no encontremos la pesadilla de Aerolíneas
detrás de la vieja y querida empresa postal sin saber cómo
se llegó a esa instancia. Ya el año pasado los empresarios
realizaron una negociación para bajar los sueldos y de esa
forma garantizar las fuentes de trabajo. Ahora van detrás de
una renegociación del cánon precisamente con la misma
excusa. Si el gobierno y los gremios continúan cediendo a las
presiones, muy pronto las reglas quedarán íntegramente
en manos del Grupo Macri y compañía.Una vez más
se comprueba que las situaciones de rehenes no sólo se registran
cuando un delincuente amenaza con una pistola en la sien a un inocente,
sino también cuando empresarios pretenden presionar al Estado
poniendo como escudo humano a miles de trabajadores
(El
Nuevo Cronista de Mercedes, semana del 18 al 24 de junio de 2001).