LEGISLADORES:
CASTA POLITICA CON EL PRIVILEGIO DEL RIDICULO
Por Jesús María Plaza (*)
Los
legisladores argentinos, nueva nobleza colonial, han impuesto a una
clase dominante que no entiende la gravedad de la crisis. Ante una
sociedad con sectores mayoritarios que viven en la pobreza, con sectores
medios que permanecen bajo un estado de emoción violenta colectiva,
se presentan sentados en un sus bancas, dilatando el tratamiento de
las soluciones rápidas que exige la coyuntura, e instalando
debates plagados de pantomimas ampulosas y actos que convierten el
Congreso argentino en una parodia de institución democrática.
Son forjadores de impunidad, alimentando una total asincronía
con la gente. La manipulación de los tiempos, que desboca la
ansiedad popular, va consumiendo sus energías sin aportar nada
a la solución histórica y social que la Argentina necesita.
La crisis social, económica, política e institucional
demanda medidas urgentes y ejecutivas, algo que está muy lejos
de ser instrumentado por una clase política legislativa que
permanece en constante estado deliberativo sin deliberar.
No sólo gozan de privilegios insultantes reflejados en dietas
abultadas, plus compensatorios, contratos de personal sin control,
vales de combustible y pasajes de avión gratuitos. Han generado
una cultura de la promesa incumplida que promovió al liderazgo
estafador a unos cuantos oportunistas. Y tienen el tupé de
asombrarse por la falta de consenso en la gente.
La situación impone determinar si estos dilatadores de decisiones
esperadas seguirán mirando su escudo de nobleza partidario
y priorizando las votaciones calculadas para evitar costos políticos,
por encima del escudo nacional en el que se encuentra la esperanza
de los millones de argentinos acuciados por la crisis, y que a diario
ponen el hombro a esta nación en lugar de renunciar a todo
arraigo y abandonar la tierra que los vio nacer. ¿Cuánto
creen que el país puede esperar?
Han convertido a la democracia representativa, en una "democracia"
feudal y heráldica, corporativa y privilegiada. Han erosionado
el más genuino sistema político de gobierno, porque
el lastre de su baja representatividad y mala imagen tiño las
instituciones del mismo, y el país camina por la cornisa que
separa la paz social de un anarquía que derive en consecuencias
insospechadas.
Estos que no se ocupan debidamente de los problemas acuciantes, con
manipuladores que deberán ser expulsados del poder por la bronca
en las elecciones o por la elección de la bronca.
(NOVA)
(*) Periodista, abogado y docente universitario