En 
            lugar de pedir remoción de cargos hay que trabajar
          Claudio 
            Pérez Martínez (*)
          El 
            debate sobre la iniciativa del diputado Ricardo Falú que propone 
            la caducidad de todos los mandatos de quienes ocupan cargos electivos, 
            ha sido potenciado en los últimos días. Ello se debe 
            en gran parte a la indiscutible demanda de cambio por parte de amplios 
            sectores de la sociedad y también en gran medida por el tratamiento 
            casi cotidiano que el tema tiene en los medios masivos de comunicación.
            Creo que resulta necesario aportar a este debate, pero debe hacerse 
            con mucha seriedad y despojado de todo tipo de intereses individuales 
            o sectoriales. En primer lugar se debe tener en cuenta la opinión 
            de los especialistas en derecho constitucional que objetan la propuesta 
            y dicen que lo que correspondería es reformar la Constitución. 
            
            Precisamente y vinculado a esta posible reforma, quienes conocen mi 
            trayectoria sabrán que en 1994 me opuse a su realización 
            ya que consideraba y considero que hay que cumplir con la que tenemos 
            antes que efectuar cualquier tipo de cambio. Mucho menos aún, 
            cuando estos cambios responden a necesidades partidarias y no al interés 
            de la Nación. Siendo coherente con esto, no he cambiado de 
            parecer. 
            Ya que si bien es cierto que existe actualmente una profunda crisis 
            de representatividad, no se debe perder de vista el hecho de que el 
            año que viene terminan los mandatos de todos los gobernadores, 
            intendentes, una cantidad muy grande de legisladores provinciales, 
            concejales, la mitad de los diputados nacionales, un tercio del senado 
            y obviamente el presidente de la Nación. Con lo cual es posible 
            que se produzca una renovación muy importante en los cargos 
            electivos sin necesidad de reforma constitucional alguna.
            Otra faceta del tema es la cuestión política. No creo 
            que sea casual que los más entusiastas promotores de la "caducidad 
            de los mandatos voluntaria" se encuentren en partidos políticos 
            que piden elecciones anticipadas. Estos dirigentes, en su mayoría 
            favorecidos por las encuestas del momento, han hecho propio el reclamo 
            de sectores de la población que piden el ya famoso "que 
            se vayan todos". Esta posición, cargada de cierto oportunismo, 
            me hace pensar que estos dirigentes se mueven detrás de intereses 
            electoralistas y no de convicciones ideológicas profundas.
            Para ser más precisos debo decir que entre los impulsores del 
            proyecto de Falú se cuentan una serie de políticos que 
            hoy piden elecciones fervorosamente, mientras hacen campaña 
            para ser presidente. Esto no los descalifica pero sí se debe 
            destacar que en momentos tan cruciales para Argentina, no debemos 
            dejarnos llevar por posiciones de circunstancia que tienen como única 
            pretensión decirle a la gente lo que ellos suponen que la gente 
            quiere escuchar y al mismo tiempo congraciarse con algunos comunicadores 
            sociales.
            No es el momento de evadir nuestra responsabilidad. Quienes hemos 
            sido elegidos en octubre del año pasado tenemos sobre nuestras 
            espaldas el mandato de nuestros votantes, como está contemplado 
            en la Constitución Nacional. Debemos quedarnos a cumplir con 
            ese mandato y trabajar mucho para aportar soluciones a los innumerables 
            problemas que tiene nuestro país antes que pensar en propuestas 
            como ésta.
          (*) Diputado nacional de la UCR por La Pampa.