El
día después
Por
Marcelo Elías
Las leyes
aprobadas en la madrugada del sábado en la Legislatura dan
una idea de la magnitud de la crisis que atraviesa el Estado bonaerense.
Seguramente ningún concepto, ninguna estadística, refleja
con toda la intensidad las situaciones de angustia, estrechez y miseria
que viven miles de bonaerenses.
Quizás, hoy como nunca, la explosión de las cuentas
del Estado y la crudeza de la situación nos obligan a tomar
medidas postergadas, decisiones que durante años se trataron
de evitar.
Las leyes votadas pueden servir para paliar la emergencia. Restan
tomar decisiones y ejecutar acciones para superar definitivamente
la crisis estructural del Estado provincial.
Hay dos niveles de discusión, el de la racionalización
de las estructuras de la Administración Central (Fusión
y eliminación de estructuras y reducción de cargos jerárquicos)
y el de la Reforma del Estado, que hoy día, sólo se
puede jactar de ser obsoleto, ineficaz e ineficiente.
La primera tarea le ha sido indicada por ley al Señor Gobernador.
No hay tiempo para la demora, y esperamos que esté a la altura
que la hora exige; basta de Organismos, Unidades Ejecutoras, Secretarías
y otro tipo de dependencias que durante años consumieron recursos
que hoy escasean.
En el plano de la reforma, la realidad también nos apremia
y todos debemos hacer un esfuerzo de trabajo, imaginación y
consenso.
La descentralización de estructuras y facultades (que deben
llegar a las áreas de Acción Social, Educación,
Servicios Públicos y Administración Tributaria), la
regionalización en serio y el fortalecimiento de las autonomías
municipales son sin dudas los ejes de esta tarea.
Terminó el tiempo del Estado concentrador de poder político
y recursos económicos, no se puede insistir con un modelo de
gestión que no provee las respuestas que la realidad demanda.
No debe confundirse lo dicho, con el discurso irracional del achicamiento
del Estado. El sector público no debe debatirse alrededor de
su tamaño, la discusión debe darse en las formas y los
modos de diseñar, administrar y ejecutar las políticas
públicas.
Es este, sin dudas, el desafío pendiente de la dirigencia política,
gremial, empresaria y social de Buenos Aires. Lo aceptamos y actuamos
en consecuencia ordenando el proceso de transformaciones necesarias
o terminaremos arrastrados por la vorágine de una crisis cada
vez más incontenible.
(*) Vicepresidente
del Bloque de diputados provinciales de la UCR. (AIBA)