Por
Gabriel Russo
La diputada Elisa Carrio hizo público el informe sobre el lavado
de dinero. Alberto Kohan, Cristian Colombo, Daniel Marx, Raúl
Moneta, Domingo Felipe Cavallo fueron los apellidos que más
mencionó la legisladora radical. Mientras el gobierno trata
de seguir negociando la confianza con los acrededores externos la
esperanza argentina y el riesgo país continúa en baja.
Por ahora esa luz en el camino que vislumbró el oficialismo
la semana pasada sufrió un apagón.
"Lo que hace falta es empacar mucha moneda, vender el alma, rifar
el corazón, tirar la poca decencia que te queda...Plata, plata,
plata...otra vez...así es posible que morfés todos los
días, tengas amigos, casa, nombre... y lo que quieras vos.
El verdadero amor se ahogó en la sopa: la panza es reina y
el dinero Dios", escribía Enrique Santos Discepolo en
1926.
Las condiciones económicas de la década del 20 en la
Argentina eran similares la diferencia estriba en que en la actualidad
la industria mediática filma las miserias humanas en cadena.
Con el apoyo, en imagen , de algunos medios la legisladora Elisa Carrió
conmovió a los presentes en el salón de los pasos perdidos
en el Congreso de la Nación con el racconto del informe sobre
lavado de dinero suscripto por una parte de la Comisión encargada
del seguimiento de los actos de corrupción sucedidos en la
última década.
El relato sobre las conexiones financieras entre Monzer Al Kassar,
Pharon, bancos uruguayos, brasileños, paraguayos y cuentas
en las islas Caimán constituyeron la escenografía del
gran tragedia económica nacional. Los protagonistas fueron
- para la chaqueña- por orden de aparición el elenco
alfonsinista, menemista y parte del oficialismo. De todas maneras,
los diputados Daniel Scioli, Carlos Soria, Cristina Fernández,
Daniel Pernasetti y Franco Caviglia no avalaron el emotivo discurso
y mediático informe.
Hoy un amor, mañana una traición
Domingo Felipe Cavallo miraba atentamente la conferencia de prensa
de Elisa Carrió en los televisores del ministerio al tiempo
que esperaba noticias de su segundo en los Estados Unidos. Por la
mente del ex superministro los recuerdos se hacían presentes.
La confianza del sistema por la estatización de la deuda privada
que opacó a Martínez de Hoz en los años de plomo.
El enamoramiento a primera convertibilidad con el pueblo argentino
en 1991. El retorno triunfal de la mano de Fernando de la Rúa
y el Cavallo presidente en el 2003 que asomó por escasos día
en gran parte de la clase media. Redepente como diría Catita.
Cklick , me olvidé de Nicolás Maquiavelo. El autor de
"El principe" escribió:" el pueblo es de naturaleza
voluble, y es fácil convencerle de una cosa, pero es difícil
mantenerle en esa convicción, por eso conviene organizarse
de forma que cuando el pueblo ya no crea, se le pueda obligar a creer
por la fuerza". Allí, el ministro despertó. La
gente no cree en la fuerza del recorte. El pueblo será voluble
al saber entender del escritor florentino pero ya en el tercer milenio
no confía en el ministro Cavallo el mismo que en su momento
viviera con la opinión pública un amor de estudiantes.
Mientras tanto en algún lugar de Catamarca
La pregunta que se estará haciendo cualquier habitante de este
país es el porque de la situación presente que comenzó
en 1823 con el primer préstamo solicitado por un gobernante
argentino ( Bernardino Rivadavia) a la banca internacional y que salvo
los gobiernos de Rosas y Perón todos los mandatarios prosiguieron
hasta el día de hoy.
La respuesta es simple: La deuda externa. Esta ahoga, comprime y coloniza.
Los fabricantes de mentiras explotan esta situación importando
ilusiones y exportando desconfianza al tiempo que el sufrimiento y
la desesperanza aumentan sin solución de continuidad.
Es la deuda la culpable de una realidad que se remonta en lo inmediato
al 24 de marzo de 1976. El modelo comenzó con Martínez
de Hoz y siguió en el tiempo con sus cómplices. La memoria
nos juega una mala pasada y pronto nos olvidamos que el actual ministro
estatizó la deuda privada, que su segundo Daniel Marx congeló
la investigación de la deuda en la época alfonsinista
y que siguió su trabajo en la gestión menemista. Tampoco
se recuerda la actuación de José Luis Machinea al frente
del Banco Central ayudando a Marx y recortando sueldos para poder
pagar intereses usurarios. Seguramente pronto pasará a la historia
el gracioso megacanje realizado por el actual jefe de la cartera económica
donde se endeudó en 40 mil millones de dólares más
al país.
El actual modelo solo aumenta la pobreza y deteriora el bien estar
general. Gracias a los profesionales de la mentira la decadencia aflora
en la piel argentina. Hoy una mujer muere por día durante el
embarazo, el parto o el puerperio. Cada 10 horas una persona fallece
de tuberculosis, 4 argentinos mueren de sida diariamente, 7 personas
se suicidan por día, 33 niños fallecen cada 24 horas
y el 61 por ciento de ellos muere por causa evitables llegando a totalizar
12000 por año.
Mientras esto ocurre en cualquier punto del mapa nacional a excepción
del microcentro. Allí donde residen los centros económicos
el clima es diferente. El riesgo país es el tema dominante
de lunes a viernes y los fines de semana descansan y reflexionan de
que manera se allana el camino para encontrar la sonrisa extranjera
entregando como bien de cambio la tristeza argentina.
En Catamarca, mientras tanto, un campesino con cinco décadas
al hombro no le puede explicar a su hijo por que él es responsable
de una deuda que nunca pidió y porque se siente incapaz de
edificar una familia digna.
Enrique Santos Discepolo lo expresó claramente en 1926: "Lo
que hace falta es empacar mucha moneda". La clase dirigente le
hizo caso.
(AGENCIA
NOVA)