Enérgico
llamado de las potencias
SAN PETERSBURGO, Rusia (EFE).- El Grupo de los Ocho (G-8)
intentó ayer dar una imagen de unidad ante el nuevo
agravamiento de la violencia en Medio Oriente, al acordar
una declaración unánime que exige el fin de
todas las operaciones militares y la liberación de
los soldados israelíes capturados.
El
documento permitió a los ocho países más
poderosos camuflar sus diferencias en esta crisis, sobre
la que sienten "una preocupación cada vez más
profunda", y atribuye la responsabilidad de la actual
violencia a elementos extremistas: el grupo chiita libanés
Hezbollah e integrantes del movimiento palestino Hamas.
Estos
grupos deben entregar ilesos a los soldados israelíes
capturados en Gaza y el Líbano y poner fin al lanzamiento
de cohetes contra territorio israelí, sostuvo el
texto.
Por
su parte, Israel debe poner fin a sus operaciones militares
y retirar a sus tropas de Gaza y liberar a los parlamentarios
y ministros palestinos a los que mantiene detenidos.
Estas
medidas, explica el G-8, permitirían crear las condiciones
para un cese de la violencia sostenible y que siente las
bases para una solución más permanente.
Aunque
el documento reconoce el derecho de Israel a defenderse,
sostiene que es crítico que ese país tenga
en mente las consecuencias estratégicas y humanitarias
de sus actos y, por lo tanto, ejerza la "máxima
moderación" para evitar víctimas civiles,
daños a la infraestructura y desestabilizar al gobierno
libanés.
En
lo que respecta al Líbano, el G-8 reclama la aplicación
de las resoluciones 1559 y 1680, que prevén el desarme
de las milicias de Hezbollah y que el gobierno libanés
pueda hacerse con el control de todo su territorio.
La
Nacion, Lunes 17 de julio de 2006