La escalada en las hostilidades, las acusaciones de Israel a Irán y Siria de proveerle armas a Hezbollah y las advertencias de Damasco a los israelíes alimentan los temores de que el conflicto se extienda a una guerra regional.

La comunidad internacional mira con suma preocupación la ofensiva -que desde su comienzo ha dejado 180 libaneses y 23 israelíes muertos- y tanto la ONU como los líderes de las potencias mundiales reunidas en el Grupo de los Ocho exigieron a Israel, a Hezbollah y al movimiento palestino Hamas que detuvieran sus acciones bélicas.

La milicia libanesa lanzó ayer por lo menos 10 misiles contra Haifa, la tercera ciudad israelí. Uno de ellos cayó en un depósito de ferrocarril y causó la muerte de ocho empleados. El premier israelí, Ehud Olmert, prometió "consecuencias mucho más graves" por el ataque, el más letal que haya golpeado al norte de Israel desde la Guerra de Yom Kippur, en 1973. Y el ministro de Defensa, Amir Peretz, dijo que el país está "ante uno de sus momentos más decisivos".

Israel ya había lanzado durante la madrugada los ataques más feroces desde que comenzó su ofensiva. Tras el ataque a Haifa, la fuerza aérea retomó sus incursiones sobre el sur del Líbano y reforzó los disparos de misiles, con un saldo de por lo menos 62 muertos, según fuentes libanesas. Entre los muertos se encuentra una familia canadiense de ocho miembros que murió en un ataque aéreo israelí sobre el pueblo de Aitrun, en el Sur.

Israel descargó sus bombardeos más fuertes sobre Beirut, redujo a escombros numerosos edificios de departamentos y dejó sin electricidad a varias zonas de la capital. También volvió a golpear el aeropuerto de esa ciudad y el cuartel de Hezbollah en el sur de Beirut.

Anoche, una serie de nuevos ataques lanzados por la aviación israelí, en particular contra Trípoli y Baalbeck, dejó 15 bajas. Fuentes hospitalarias libanesas dijeron que el número de muertos en el Líbano desde el comienzo de la crisis llega a 180, casi todos civiles.

Miles de extranjeros continuaban siendo evacuados del Líbano, entre ellos argentinos, europeos, norteamericanos y mexicanos.

La de ayer fue la jornada más violenta desde que comenzó la ofensiva, el miércoles pasado, después de que Hezbollah se infiltró en Israel, mató a ocho soldados y secuestró a otros dos. La ofensiva de la organización terrorista abrió un nuevo frente para Israel, embarcado en un combate con el grupo palestino Hamas tras el secuestro de otro soldado israelí el 25 de junio en Gaza, donde ayer continuó sus ataques.

Las autoridades israelíes advirtieron a todos los residentes de la ciudad de Tel Aviv, en el centro del país, y a los poblados del Norte que se mantuvieran en alerta máxima debido al largo alcance de los ataques misilísticos. Además, advirtieron a los habitantes del sur del Líbano que abandonen el área, ya que es "posible" una invasión terrestre.

Israel responsabilizó a Siria e Irán de aportar las armas que alcanzaron a Haifa, lo que hace temer que la confrontación se expanda aún más por la región. El ministro de Transporte israelí, Shaul Mofaz, afirmó que los misiles utilizados en Haifa no son sólo los del tipo Katyusha sino que se trataría de otros originarios de Irán y provistos por Siria.

El gobierno sirio, en tanto, advirtió que dará una respuesta "ilimitada" si su territorio es atacado por Israel. A su vez, el líder del Hezbollah, el jeque Hassan Nasrallah, anunció en un mensaje a todo el país que Israel desconoce la verdadera potencia del movimiento chiita y amenazó con usar "todos los medios" si intenta invadir el Líbano. Nasrallah sostuvo que el ataque contra Haifa fue "sólo el principio" de la lucha.

Por su parte, el primer ministro italiano, Romano Prodi, transmitió ayer a Beirut una propuesta de alto el fuego de Israel, que exige al Líbano la liberación de los soldados y el retiro de los milicianos del Hezbollah 40 kilómetros al norte de la frontera entre ambos países.

Anoche, Hezbollah lanzó varios cohetes contra ciudades israelíes de la baja Galilea, alcanzando blancos a una distancia de 45 kilómetros de la frontera entre Israel y el Líbano.

Agencias DPA, AFP, AP y EFE

Damasco fue el primero en amenazar a Israel con una respuesta "directa" y "por todos los medios" a cualquier ataque. Las declaraciones del ministro de Información, Mohsen Bilal, fueron la primera reacción oficial del gobierno de Bashar al-Assad desde el inicio de las hostilidades entre el Líbano e Israel.

"Cualquier ataque israelí contra Siria suscitará una respuesta firme, directa, ilimitada y por todos los medios", afirmó Bilal, pese a que Israel aclaró, anteayer, que Siria no es un objetivo de su ofensiva contra el Hezbollah en el Líbano.

Horas más tarde, en Teherán, el vocero de la cancillería iraní, Hamid Reza Asefi, sumó más tensión al ya explosivo escenario al advertir que "Irán está junto al pueblo sirio" y afirmar que si Siria es atacada, Israel "sufrirá pérdidas inimaginables".

"Nosotros esperamos que el régimen sionista no cometa el error de atacar Siria, pues en caso de una extensión del conflicto tendrá que enfrentar pérdidas inimaginables", dijo Asefi a un grupo de periodistas. "Irán ofreció y ofrece aún su apoyo espiritual y humanitario a Siria y al Líbano", agregó. Y, en alusión a recientes acusaciones por parte del gobierno israelí, aclaró que no hay militares de su país en el Líbano. "Y no es verdad que enviamos misiles a Hezbollah. Ellos son suficientemente capaces y el régimen sionista está bajo presión", dijo.

También el guía supremo iraní, el ayatollah Alí Khamenei, elogió al partido chiita libanés Hezbollah por su lucha contra "el tumor infectado" que para él representa Israel.

"Los sionistas quieren que el Líbano sea un pedazo de carne entre sus dientes. Pero estos últimos días los brazos poderosos de Hezbollah evitaron que el sueño de los sionistas se concretara", declaró Khamenei. "Hezbollah será el vencedor e Israel será destruido", gritó una multitud reunida para escuchar el discurso del líder religioso de Irán, principal sostén del grupo guerrillero libanés.

"Estados Unidos demandó el desarme de Hezbollah. Eso no ocurrirá. El pueblo libanés apoya a Hezbollah. Su brazo poderoso evitará que los sionistas hagan lo que quieren", agregó.

Apoyo

En Damasco, Bilal, el ministro de Información, reiteró el apoyo de su país a Hezbollah. "Siria apoya a la resistencia nacional libanesa frente a la agresión israelí. La resistencia triunfará e Israel será vencido", declaró.

El funcionario insistió en que "la resistencia es un derecho legítimo y sagrado" y estimó necesario "distinguir entre resistencia y terrorismo".

Bilal criticó violentamente a Israel, al afirmar que "representa el terrorismo de Estado". Es un país "fuera de la ley", opinó, y la ocupación de tierras árabes "es una forma de terrorismo", estimó.

El gobierno sirio, además, acusó a Israel de "ignorar todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU" y de haber saboteado los esfuerzos de paz, incluyendo la iniciativa árabe de paz acordada en la cumbre árabe de Beirut.

Ayer, la prensa oficial siria denunció con vehemencia la postura de los países árabes frente a la ofensiva israelí en el Líbano. El diario oficial sirio As Saura criticó el "silencio" de los países árabes e hizo alusión principalmente a Arabia Saudita, que se despegó de Hezbollah al denunciar el "afán de aventura irresponsable".

La prensa también apuntó a Estados Unidos: "Después de acometer la destrucción de Irak y sabotear todos los intentos de solucionar el conflicto entre árabes e israelíes por una paz justa en la región, la administración estadounidense autorizó al gobierno israelí de Ehud Olmert a incendiar la región desde Gaza y el Líbano", podía leerse ayer en el diario gubernamental Techrin.
La Nacion, Lunes 17 de julio de 2006