Boutros Harb, un legislador libanés
cristiano, señaló: "Debemos decidir quién
tiene el derecho de tomar decisiones sobre la guerra y la
paz en el Líbano. ¿Está ese derecho reservado
para el pueblo libanés y sus legítimas instituciones,
o la decisión está en manos de un pequeña
minoría de libaneses?"
Lo
mismo vale para las incipientes democracias en Irak y en los
territorios palestinos. "Cuando los ministros del gabinete
pueden mantener sus propias grupos armados y actuar fuera
de la autoridad del Estado, lo que queda es "un ejercicio
sin sentido" en la creación y desarrollo de un
Estado democrático.
¿Por
qué las mayorías silenciosas no castigan a esos
partidos islamistas por atentar contra los verdaderos intereses
de sus respectivos pueblos? Porque quienes hablan contra Hamas
o Hezbollah son desacreditados y calificados de "lacayos
norteamericanos" o simplemente son asesinados como en
el caso del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri.
El
mundo debe entender lo que está pasando allí:
las pequeñas flores de la democracia que fueron plantadas
en el Líbano, Irak, y los territorios palestinos son
pisoteadas por las botas de las milicias islámicas
apoyadas por Siria, desesperadas por evitar que la auténtica
democracia se instale en la región, y de las milicias
islámicas apoyadas por Irán, desesperadas por
evitar que llegue el modernismo.
Tal
vez los escépticos tengan razón: quizá
la democracia, si bien es la forma más poderosa de
gobierno legítimo, sencillamente no pueda ser puesta
en práctica en todas partes.
Sin
duda nunca funcionará en el mundo árabe-musulmán
si los Estados Unidos y Gran Bretaña están solos
para impulsarla en Irak, si Europa vacila desde la periferia,
si los árabes moderados no pueden unificarse y cerrar
el puño, y si se permite que los partidos islámicos
formen parte de los gobiernos y sean tratados con respeto
mientras conservan grupos armados privados.
Todo
el experimento democrático en el mundo árabe-musulmán
está en juego aquí, y en este momento se está
haciendo humo.
Traducción
de Luis Hugo Pressenda, La Nacion, Martes 18 de julio de 2006 |