Un
conflicto que arrastra a toda la región
Por Steven Erlanger
De The New York Times
CIUDAD DE GAZA.- La expansión de la crisis de Gaza
al sur del Líbano, que enfrenta a Israel con un conflicto
en sus fronteras norte y sur, ha demostrado que el tema central
en juego es regional, no local.
Para
Israel el problema no son tan sólo los palestinos y
sus acciones, incluyendo los misiles contra Israel. Es el
problema más amplio del islamismo radical: el de Hamas,
como parte de la Hermandad Musulmana regional, y de Irán,
un importante poder regional con considerable influencia en
Siria, y en organizaciones como Hezbollah, Jihad Islámica
y el ala militar de Hamas.
Aunque
Israel y Estados Unidos aún tienen esperanzas de que
Hamas asuma las responsabilidades que conlleva el haber sido
elegido por votación y modere su hostilidad hacia Israel
para dar a su pueblo una vida mejor, esas esperanzas no se
aplican a Irán.
El
presidente de Irán ha negado públicamente el
Holocausto y ha hecho innumerables declaraciones provocativas
sobre Israel. Pero incluso antes de su elección, Irán
ya se había propuesto socavar cualquier perspectiva
de paz verdadera entre Israel y los palestinos, a través
de fuerzas vicarias como Hezbollah en el sur del Líbano
y el grupo palestino Jihad Islámica.
Además,
Irán es considerado el principal patrocinador de Khaled
Mashaal, el exiliado líder palestino de la rama política
de Hamas y ampliamente considerado el hombre a cargo del ala
militar clandestina del grupo, esencial en la captura del
soldado israelí Gilad Shalit, el incidente que desencadenó
el último conflicto.
Esa
captura ocurrió mientras el gobierno de Hamas, liderado
por el premier Ismail Haniyeh, estaba finalizando conversaciones
con el más moderado presidente palestino Mahmoud Abbas
respecto de un documento político que podría
haber permitido la reapertura de las negociaciones con Israel.
El
22 de junio, sólo tres días antes del secuestro
de Shalit, Abbas y el primer ministro israelí Ehud
Olmert se abrazaban y besaban, aunque con reticencia, en un
desayuno. Allí los dos líderes prometieron reunirse
en dos semanas, y desde entonces ambos han declarado que Olmert
prometió una importante liberación de prisioneros
para celebrar la nueva relación.
Pero
el secuestro del soldado y el conflicto subsiguiente han desarticulado
esa iniciativa, así como las negociaciones internas
de la Autoridad Palestina, reduciendo a Haniyeh y Abbas -al
menos por el momento- casi a la irrelevancia. También
ha estimulado el poder de Mashaal y de los militantes.
Las
tácticas de la incursión a Israel, por un túnel,
para capturar a un soldado israelí como elemento extorsivo
de negociación son típicas de los actos de Hezbollah,
que en el pasado ha negociado exitosamente intercambios de
prisioneros con Israel.
Aunque
Olmert dice que quiere cambiar esa ecuación negándose
a negociar, Hezbollah demostró anteayer con el secuestro
de otros dos soldados israelíes que ha refinado sus
tácticas.
Los
israelíes y los palestinos se preguntan si Hezbollah
y Mashaal -y a través de este último, el ala
militar de Hamas- coordinaron el ataque para capturar al soldado
o si, en última instancia, fue una decisión
de Irán.
Un
oficial de inteligencia árabe que trabaja en un país
vecino a Israel dijo que parecía que Irán -por
medio de Hezbollah- había dado apoyo a Mashaal para
organizar el secuestro de Shalit. El oficial dijo que el caso
Shalit, incluso antes de la captura de los otros soldados
israelíes, implicaba que Hezbollah e Irán enviaban
este mensaje: "Si intentan hacernos daño, tenemos
instrumentos que podemos usar contra ustedes".
Los
oficiales israelíes dijeron que creen que el mensaje
procede primordialmente de Irán, que actúa a
través de Hezbollah y de Mashaal.
La
hegemonía regional
Itamar
Rabinovich, ex embajador israelí en Washington, considera
que Irán "está cebado, en busca de la hegemonía
regional". Aun sin armas nucleares, Irán está
ganando considerable influencia en el Líbano, Siria
y entre los palestinos, por no mencionar a Irak. "Puede
hacer operar a Hezbollah en el sur del Líbano a través
de Siria, y con Hamas y Jihad Islámica en la región
puede hacer detonar la situación cuando se le antoje",
dijo.
En
un nivel más local, los funcionarios israelíes
se quejan permanentemente de lo que denominan la incapacidad
de los palestinos de asumir la responsabilidad de su propio
bienestar y de ejercer control sobre ellos mismos y, particularmente,
sobre los grupos armados. Los palestinos se quejan de que
Israel ha hecho imposible ejercer autoridad bajo la ocupación,
incluso en la Franja de Gaza, donde Israel controla las fronteras,
la costa marítima y el espacio aéreo.
También
afirman que mientras Israel ocupe Cisjordania y pretenda conservar
la porción de tierra que tomó en la guerra árabe-israelí
de 1976, los palestinos deberán continuar luchando
por lograr un acuerdo justo.
La
pérdida de confianza de ambas partes es extrema, y
ése es el motivo por el que Olmert ha decidido que
Israel debe actuar para controlar su propia seguridad en Gaza
y no esperar que Egipto o los palestinos -especialmente Hamas-
lo hagan por ellos, según Gerald M. Steinberg, de la
Universidad de Bar-Ilán, próxima a Tel Aviv.
En
Gaza, agregó Steinberg, Israel está en aprietos.
Algunos quieren asegurarse de que la dirigencia de Hamas no
se consolide en el poder. Otros están a favor de dividir
o moderar a Hamas. Afirman que si Hamas y la Autoridad Palestina
son destruidas, el resultado podría ser un caos de
bandas, clanes y terrorismo global, más difícil
de enfrentar que el gobierno de Hamas.
"Es
una elección difícil y no creo que el gobierno
haya decidido nada todavía", dijo Steinberg. Pero
es posible que los acontecimientos en el Líbano dificulten
aún más la decisión de Olmert.
La
Nacion, 14 de julio de 2006. Traducción: Mirta Rosenberg
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Miles
de personas se agolpaban ayer en la frontera con Siria, desesperada
por abandonar el Líbano |
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Los
que eligen quedarse pese al temor
Los argentinos en Nahariya, conmocionados, no consideran aún
regresar al país
ROMA.- "Estamos pasando un momento difícil, muy
duro, pero no por eso vamos a quemar las naves. Acá,
en Nahariya, en cuatro años pude construir lo que no
pude durante 30 años en la Argentina."
Diego
Janover, un porteño de 37 años que vive en el
centro de Nahariya desde hace cuatro años, no tiene
dudas: más allá del miedo, la lluvia de misiles
Katyusha lanzada desde el sur del Líbano por el grupo
islámico Hezbollah, la conmoción que causó
en la comunidad la muerte de Mónica Saidman, a quien
todos allí conocían, y el éxodo sufrido
por su ciudad, él no está pensando en regresar
a la Argentina.
"Es
muy negativo lo que está ocurriendo, pero todo pasa,
y esta ciudad es un paraíso a orillas del mar Mediterráneo,
comparable con Punta del Este, donde es muy cómodo
vivir", dice Diego, que para hablar telefónicamente
con LA NACION tuvo que salir del refugio subterráneo
en el que se encuentra con su familia, "porque ahí
hay paredes muy gruesas y no hay señal".
Como
la mayoría de los 1500 argentinos que viven en Nahariya,
una ciudad de unos 50.000 habitantes, Diego emigró
junto a su mujer, Gabriela, y a sus hijos Brian y Ara, hace
cuatro años. En ese entonces, tras el colapso económico
de nuestro país, Israel puso en marcha un plan de salvataje
especial para judíos de la Argentina, que incluía
facilidades para trasladarse e instalarse en el país.
"En
mi caso, fue una elección estudiada: en un 80% vine
por sionismo y el resto fue por razones económicas",
agrega Diego, que cuenta que en el refugio donde se encuentra
tiene agua, luz, aire acondicionado y hasta un televisor que
los mantiene informados.
"Las
medidas de seguridad son muy buenas, y nos avisaron a las
seis de la mañana que teníamos que bajar al
refugio. Lo hicimos sin pánico, pero con premura. Hay
mucha gente que está acostumbrada a esta situación,
que para nosotros es totalmente nueva. Mi mujer sí
tiene un poco de temor; no está para nada tranquila,
pero los chicos están bien, jugando al «Estanciero»
y a las cartas con otros chicos de otras familias que también
bajaron al refugio", cuenta.
Protegido
A
diferencia de muchos otros argentinos que decidieron irse
de la ciudad por unos días, Diego, que hace dos años
le había hecho unos trabajos de carpintería
a Mónica, cuya muerte causó un "shock muy
grande en la comunidad argentina", no piensa sumarse
al éxodo. "Me quedo; estoy muy cómodo,
y dentro de todo tranquilo porque estoy en un lugar protegido,
donde sé que no me va a pasar nada, incluso si un cohete
cae sobre el edificio", dice.
Paola
Krauze, nacida en Mar del Plata hace 35 años, que vive
con su marido y dos hijas en Nahariya desde hace cuatro, en
cambio, decidió evacuarse. Instalada en lo de su cuñada
en Tiberíades, con la voz aún asustada, Paola
cuenta que vivió momentos aterradores. "Fue terrible.
Oí una explosión que me parecía que se
me caía el edificio encima. Estaba en lo de mi hermana,
porque que vive a 60 metros de mi casa, para estar todos juntos,
y bajamos todos a un refugio", relata.
Del
cielo al infierno
Daniel
Cwaigenberg, otro argentino que vive en la misma ciudad desde
2002, vio cómo un misil pasó por encima de su
cabeza, mientras volvía de trabajar de una fábrica
de papel higiénico que queda en las afueras de la ciudad.
"De 7 de la mañana a 8.30 fue una cosa terrible.
Mirá que mil veces hemos oído alertas, pero
esta vez fue «meta y meta», bien de cerca, de
una magnitud imponente, ya que oíamos helicópteros
y bombardeos", afirma Paola, que dice que Nahariya después
de eso quedó totalmente desierta, con todos los negocios
cerrados. Consultada sobre si pensaba volver a la Argentina,
respondió: "No. Nosotros vinimos por convicción".
Marcos
León, porteño de 49 años que también
emigró recientemente a Nahariya, donde incluso fue
padre de un bebe que se llama Tal Nahuel, que ahora tiene
cuatro meses, también prefirió irse unos días
a lo de unos familiares en el centro de Israel. Igual que
Diego y Paola, no tiene ninguna intención de volver
a la Argentina.
"Esto
es muy traumático, el Katyusha que mató a Mónica
cayó a diez minutos de mi casa, y creo que a más
de uno se le empiezan a mover las antenitas para estar más
atento a lo que sucede, porque nosotros hasta ahora vivimos
3 años, 5 meses y 28 días de tranquilidad, pero
yo no pienso en irme", dice Marcos, periodista de una
radio por Internet.
"Hasta
ayer, esto era playa, mate, asadito, es decir, una tranquilidad
absoluta, y, de repente, del paraíso pasamos al infierno
sin escalas", señala. Sin embargo, añade
que no piensa en volver. "Yo no tengo rencor con la Argentina,
pero cuando decidí venir, cerré una etapa. No
tengo experiencia en situaciones de conflicto bélico,
pero la esperanza es que esto se calme", agrega.
Como
varios connacionales, Marcos la conocía bastante bien
a Mónica, porque llegaron a Israel en la misma época
y compartieron un curso para aprender el idioma hebreo. "Era
gente muy discreta, emprendedora, muy laburadora, de bajo
perfil. Ella se dedicaba a fabricar carteras con otra argentina
y había abierto un negocio", cuenta.
-¿Qué
piensa de la ofensiva israelí?
-Yo
siempre estuve a favor de un Estado palestino; tengo una posición
progresista de izquierda, pero cuando vos les devolviste Gaza
y en vez de escuelas y hospitales construyen cohetes, y las
bombas caen al lado de tu casa, se hace difícil sostener
esta ideología. La solución no es la guerra;
creo que el pueblo palestino quiere la paz, pero no sé
sus dirigentes, y creo que el pueblo israelí quiere
la paz; no sé sus dirigentes. Ojalá los pueblos
sean escuchados.
Por
Elisabetta Piqué, La Nacion, 14 de julio de 2006 |
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Los
tanques israelíes, el muro divisorio y, atrás,
la ciudad de Gaza |
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Caída
en las bolsas y otro récord del crudo
El oro y las divisas, los refugios elegidos
La escalada de violencia en Medio Oriente, en un clima internacional
enrarecido además por el conflicto por el programa
nuclear de Irán, el reciente ataque terrorista en Bombay
y las pruebas misilísticas de Corea del Norte, golpeó
a las plazas financieras y provocó una ola de ventas
que afectó a las bolsas. Simultáneamente, infló
el precio de todos los activos de cobertura, como el oro,
los bonos del Tesoro de Estados Unidos, el petróleo,
el franco suizo y la libra, y hasta ayudó a revaluarse
levemente al dólar frente al euro.
La
magnitud del retroceso fue tal que los analistas no se ponían
de acuerdo sobre sus causas. Para algunos, el temor a una
guerra generalizada en la región fue lo que activó
el miedo a invertir. Para otros, el motivo hay que buscarlo
en el nuevo récord que alcanzó el precio del
petróleo, en un contexto en el que los ataques a instalaciones
de ese sector pueden encarecerlo aún más, con
lo que terminaría por afectar el crecimiento mundial
y reducir por la misma razón las ganancias de las empresas
cotizantes.
Ayer,
el incipiente debate al respecto quedó sepultado por
la magnitud de las bajas que sufrieron los activos financieros
de riesgo y las mejoras registradas por los que se consideran
"seguros de valor". Las bolsas terminaron la jornada
con retrocesos de hasta el 4,84% en China, del 4,18% de Rusia,
del 3,37% en Buenos Aires y del 1,5 al 2% en las plazas de
Wall Street y Europa. Pero también retrocedieron entre
1 y 2% los bonos emergentes (entre ellos, los argentinos)
lo que hizo ampliar en otros 8 puntos el riesgo soberano local,
que cerró ayer en 385 puntos básicos.
Del
otro lado se ubicaron los activos que, desde la óptica
inversora, resultan siempre más útiles para
afrontar épocas de crisis o de volatilidad en los mercados.
En primer lugar se ubicó el barril de petróleo,
mientras que en Londres la variedad Brent trepó el
3,09% hasta tocar un precio sin precedente de 76,69 dólares,
en Nueva York el tipo WTI escaló el 2,33% al cerrar
el día a un valor también récord de 76,70
dólares, luego de tocar un máximo intradiario
de 76,87 dólares. La misma reacción alcista
mostraron los bonos del Tesoro de EE.UU. (considerado el pagador
más confiable del mundo) que mejoraron su precio, lo
que redujo sus rendimientos del 5,11% al 5,08%, para el título
a vencer en 10 años, y del 5,18% al 5,13%, en el caso
del que madura en dos años. Igual sintonía mostró
el oro, que se negoció a su máximo en seis semanas,
al alcanzar los 657 dólares ayer.
"Básicamente,
lo que se está viendo es el pasaje a activos de calidad
debido a las preocupaciones sobre la seguridad. No hay otra
cosa", dijo Craig Russell, estratega de ODL Securities,
con base en Chicago, al evaluar la reacción de ayer
de las distintas plazas.
Agencias
Reuters, AFP |
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