Desde la publicación de su libro La organización Creadora de
Conocimiento, unánimemente considerado como una de las obras
más importantes de la última década, en todos los campos del saber y
en cualquier sector de actividad social, las organizaciones han
dejado de verse como estructuras cuya misión primera es la
producción de bienes entendida como auto-enriquecimiento, para pasar
a concebirse como sistemas colectivos de producción de los
conocimientos que cada individuo necesita para integrarse e
intervenir en su propio entorno.
El concepto tradicional de organización se apoyaba en lo
fundamental en el principio de estructura. Ahora, se introduce una
nueva dimensión: la cognitiva. El capital intelectual es la fuerza
primera que poseen las organizaciones modernas para crear, utilizar
y transferir sus conocimientos.
Para Nonaka y Takeuchi, el concepto de conocimiento va mucho más
allá de aquello que remite al documento o a lo explícito, porque
incluye todo el saber hacer no explicitado en los textos. El
modelo de creación del conocimiento de estos autores se basa en la
distinción entre saber tácito y saber explícito. El
saber tácito está íntimamente ligado a la acción, las rutinas y los
contextos específicos. El saber explícito es el conocimiento
estructurado, transferible a través del lenguaje formal y
sistemático.
Lo que se conoce como el modelo Nonaka y Takeuchi está
representado por el siguiente cuadro:
|
Conocimiento tácito |
Conocimiento explícito |
Conocimiento tácito |
Socialización |
Exteriorización |
Conocimiento explícito |
Interiorización |
Combinación | |
Existe tres tipos de circulación o de conversión del conocimiento
dentro de una misma organización: el de la socialización de
un saber tácito a otro saber tácito (por ejemplo, el saber
compartido en equipos docentes o en situación de
enseñanza-aprendizaje); el de la exteriorización de un saber
tácito a un saber explícito (cuando hablo de mi experiencia docente,
por ejemplo); el de la interiorización desde el saber
explícito al saber tácito (cuando reflexiono sobre mi propia
experiencia); y el de la combinación de los saberes
explícitos (la creación de archivos, la gestión electrónica de
documentos o la formación de redes de conocimientos).
Y ¿por qué motivo este esquema resulta tan relevante para todos
nosotros? Porque, al parecer, el saber tácito, es decir el
conocimiento adquirido a través de la experiencia y que es difícil
de verbalizar, es considerado en opinión de los expertos la fuente
fundamental de innovación. A su vez, el conocimiento que es
fácilmente convertible en un documento, tendría unas posibilidades
muy escasas de generar innovación.
Nonaka y Takeuchi ponen, por otra parte, el acento en el papel
crucial que desempeñan los gestores del conocimiento en la nueva
sociedad, pues su calidad de intermediario les permite efectuar
síntesis realistas y productivas entre la visión general de los
procesos y la realidad operativa.
|