ENFOQUES DE LA PLANIFICACIÓN
Es posible distinguir tres grandes enfoques en el desarrollo del proceso planificador en organizaciones públicas y privadas: la planificación administrativa, la planificación normativa y la planificación estratégica.
Estos distintos enfoques, presentan diferencias en cuanto al contexto en el cual el hecho planificador se produce, en cuanto a los objetivos de cambio que persiguen, y en cuanto a la orientación metódica del esfuerzo planificador. Sin embargo, los tres enfoques señalados presentan como características comunes:
Ø La logicidad del proceso, es decir, la afirmación
objetiva de algo y su posibilidad de realización;
Ø La sistemicidad del proceso: la planificación
funciona en un sistema y de aplicarse a él adquiere su fisonomía funcional;
Ø La factibilidad de desagregar la estrategia global en
programas, proyectos, actividades y presupuestos; la posibilidad de actuar
sobre procesos y estructuras económicas, sociales, políticas, militares, etc…,
y la factibilidad de establecer plazos de ejecución (verticalidad — horizontalidad — temporalidad).
La planificación administrativa.
Este enfoque nace y evoluciona
conceptualmente a partir de la Revolución Industrial. Las organizaciones
empresariales funcionan impulsadas por el proceso administrativo, a través del
cual se combinan la decisión, la acción y el resultado de la administración.
La combinación de recursos humanos,
materiales, financieros y tecnológicos que debe realizar la empresa, requiere
de un sistema que facilite el desarrollo de las capacidades técnicas y
administrativas para dirigir la organización hacia el logro de los objetivos.
De esta situación surge la necesidad de aplicar el proceso planificador para
obtener la mejor combinación de los recursos.
El propósito de la planificación o
planeamiento empresarial es proveer información concerniente a las condiciones
que rodean un curso de acción propuesto, de suerte que el elemento riesgo sea
considerado como una probabilidad. El planeamiento no elimina el elemento
riesgo, pero provee las bases para determinar el grado de riesgo en términos
más precisos y tomar decisiones para enfrentarlo.
La planificación o planeamiento
empresarial está entrelazada de modo inseparable con el proceso completo de la
dirección. Cualquier empresa que no aplique la metodología de la planificación
con algún nivel de formalidad, se expone a un desastre inevitable.
La planificación estratégica proporciona
una guía, dirección y límites para la operacional, y por ello se relacionan
estrechamente. Independientemente del enfoque de planificación que se adopte y
de los procedimientos que se utilicen, y a menos que las organizaciones estén
dirigidas por genios intuitivos, es imprescindible que las mismas dispongan de
algún sistema de planificación, cuyo grado de formalidad puede variar desde la
anticipación intuitiva hasta la planeación sistemática formal.
De acuerdo a Jorge Ahumada, “la
planificación o programación es una metodología para la toma de decisiones,
para escoger entre alternativas que se caracterizan porque permiten verificar
la prioridad, la factibilidad y compatibilidad de los objetivos y permite
seleccionar los instrumentos más eficientes”.
Bajo esta definición, la planificación
normativa se caracteriza por:
Ø Ser un método permanente.
Ø Requerir un sistema de organización social compatible
con la conducta racional y un sistema de control.
Ø Contar con un plan (documento) con las decisiones de
la autoridad competente.
Seguir un proceso de elaboración del plan
que tiene como etapas:
o diagnóstico;
o programación;
o ejecución y control;
o evaluación y revisión.
En el campo de la planificación o
planeamiento estratégico no existe una nomenclatura universalmente adaptada.
La planificación trata con el porvenir de
las decisiones actuales. Esto significa que la planificación estratégica
observa la cadena de consecuencias de causas y efectos durante un tiempo,
relacionada con una decisión real o intencionada del nivel directivo. La planificación
estratégica también observa las posibles alternativas de los cursos de acción
en el futuro, y al escoger entre ellas, éstas se convierten en la base para
tomar decisiones presentes. La esencia de la planificación estratégica consiste
en la identificación sistemática de las oportunidades y peligros que surgen en
el futuro, los cuales combinados con otros datos importantes proporcionan la
base para tomar mejores decisiones en el presente, para explotar las
oportunidades y evitar los peligros. Planificar o planear significa diseñar un
futuro deseado e identificar las formas para lograrlo.
La planificación estratégica es un
proceso que persigue la consecución de objetivos mediante la realización de
esfuerzos humanos, técnicos y financieros. En este sentido no se diferencia de
los otros enfoques de planificación. La verdadera identidad del proceso de
planificación estratégica, radica en que el mismo se orienta y descansa en la
formulación de un cuerpo analítico que debe responder a preguntas relacionadas
con nuestras posibilidades de actuación; las vías, los caminos y las secuencias
en que debemos hacerlo, y las vías de escape que deberían utilizarse para
sortear los obstáculos o contingencias (la estrategia).
El proceso de planificación estratégica
descansa en la formulación de tres tipos de planes fundamentales: los planes
estratégicos de largo plazo; los programas a mediano plazo; los planes
operativos y presupuestos a corto plazo. Estos tres tipos de planes conforman
un sistema interconectado con diferentes puntos de unión que permiten a las
estrategias de largo plazo reflejarse en las decisiones actuales.