"Aunque nació con el siglo -exactamente el 15 de julio de 1900- en una estancia en las afueras de Luján, pocos como Enrique Cadícamo podían exhibir la chapa de porteño de ley. Título bien ganado como integrante de la fauna nocturna de la vieja calle Corrientes. Como dueño de una lista envidiable de amigos que iba de Carlos Gardel a Luis Angel Firpo, de Pichuco Troilo a Cátulo Castillo, de Francisco Canaro a Adriana Varela. Con esa pinta de dandy que prolijamente cultivó durante más de 99 años, siempre enfundado en impecables trajes a rayas, lazo al cuello y peinado a la gomina. Y, sobre todo, a fuerza de decenas y decenas de tangos -muchos y de los buenos- que desbordan poesía: Nostalgias, La casita de mis viejos, Los Mareados, Anclao en París, Garúa... Poesía que regaló hasta el final; en septiembre pasado le estampó la firma a su última obra, En una petite garçonnière de París, que escribió en el semipiso de Barrio Norte que compartía con su esposa, Nelly.

Ella, precisamente, fue el punto final de largos años de tangos y champagne, tangos y mujeres, tangos y fasos. Unos cuantos años... Recién a los 61 pisó el Registro Civil, y a los setenta dio el sí ante el cura del barrio "para descontento de algún filósofo noctámbulo del café que pudo considerar mi claudicación como la caída del Imperio Romano...". El faso lo acompañó un tiempo más, hasta que cumplió los 86. No por prescripción médica sino porque ya no podía conseguir sus cigarros favoritos. Cada una de las arrugas de su rostro era una huella de sabiduría. Por eso Cadícamo se reconocía un tipo de suerte. Porque pudo pasear sus versos por Europa, Nueva York, Japón; porque supo ser reconocido en vida con importantes distinciones como el Konex de Platino. El corazón le dijo basta la mañana del 3 de diciembre. Y al día siguiente, cuando hacía su viaje final hacia el cementerio de la Chacarita. Garúa... Tristeza... Hasta el cielo se puso a llorar."

Revista "Gente", 8 de diciembre de 1999.

De su casamiento, el mismo recordo: "Me case con Rosa Nelly Riclar -esta gran piba que me ha dado una hija- en 1960. Y, cediendo a mi amistad con el padre Pena, diez años despues me case en el Pilar, por iglesia.
Completaba mi felicidad. Pero la verdad, hermano, es que me habia casado no despues de un largo noviazgo, sino ya despues de un largo casamiento". Su hija se llama Monica y heredo su amor por la musica y el color de sus ojos.

En la imagen, junto a su hija Monica. Ella canta, y muy bien, los tangos de su padre