"Crónicas de Historias aun por Ocurrir, o de cómo Intentar Cien Mil Veces lo Absurdo sin Conseguir lo Imposible, pese a arrastrar el ridículo".
 
Capitulo IV
 
"El viento soplaba de levante y hacía un terrible calor. Por supuesto, eso no importaba en aquel pasillo de la facultad de bellas artes de Valencia, pues como todos sabemos allí tienen aire acondicionado desde que las chicas abandonaron el uso del desodorante y demás artículos de higiene para entregarse a la adoración de la tortilla de patatas y el bollo bollero.
 
De todas maneras, creo que siempre es bueno saber de donde sopla el viento. Una vez que sabes de donde viene, al menos puedes estar seguro de algo. En el pasillo sólo quedaban dos personas. Una de ellas era el Santo Padre, ataviado con los sagrados ropajes que antaño vistieran los grandes Papas de occidente. La otra era Kita Prenda (aka Gatasombra), ataviada con un par de artículos del todo a 100 de su barrio (una fregona a modo de peluca y un colador a guisa de pendiente indie) y un viejo trapo que había encontrado en una papelera (al respecto, cabe señalar que la chica había lavado el trapo antes de ponérselo, lo cual era algo extraño en ella).
 
El santo padre tenía prisa y tampoco andaba muy ingenioso aquel día. Por lo tanto, entonó la vieja maldición de los papas. -¡Pilla un cáncer, maldita ignorante!- dijo en un arrebato de lucidez. -
 
Juajuajua, no te oigo- dijo despectiva Kita Prenda mientras empezaba a sentir unos peculiares retortijones en el estómago, fruto de la maldición papal -y si te oyera, pues me daría igual porque tengo el gran libro "Mételes cortes a los tíos y no ligues nunca", escrito en comandita por las chunga-and-ugly-girls- -Eres muy fea, y tu novio tiene que estar ciego para echarle un kiki a un callo malayo como tú- profirió el Santo Padre, demostrando que, desde luego, ese no era su día -y...-añadió un poco dubitativo, como si buscara algo realmente ofensivo que decir -y además, las mujeres a fregar ¡ea!- desde luego, no era su día.
 
-Ohhh, que chico tan patético eres. Seguramente todos los demás te pegaban en el colegio y eso te ha causado algún trauma afectivo- dijo Kita Prenda mientras empezaba a preguntarse que demonios era esa cosa caliente que le estaba pringando los pantalones -err me tengo que ir. Esta conversación ha terminado-
 
Acto seguido, la maldición papal surtió un devastador efecto sobre el sistema digestivo de Delfina Sombra, aunque como aquel día el papa andaba algo flojo de poder mágico, en vez de un cáncer, lo que pilló la malvada y repugnante GataSombra fue una simple gastroenteritis.
 
De todos modos, la chica no se sentía muy afortunada. Se hizo evidente que el perrito de scottex no iba a salvarla esta vez. Pronto un repugnante olor a cosa -como diría el expresidente del gobierno Felipe Gonzáles- se extendió por toda la facultad de bellas artes de valencia y más allá. Incluso llegó a Cabo Cañveral, en donde los científicos más sesudos de la NASA se preguntaban qué invasión extraterrestre podía tener tan pestilentes efectos sobre la maltratada atmósfera terrestre.
 
De repente, hizo aparición Nick Savage, que pasaba por ahí para ver si alguien le podía enseñar a dibujar tías buenas para meterlas en sus cómics (pensaba que un par de tetas siempre aumentan las ventas). -Ohhhhhhhhhhhhhh soy un personaje secundario y he de apareseeeeer de ves en cuaaaaando para ganarme los garbansos y mi suscripsiooooon al private y al hustler ¡Larry Flint me nesesitaaaa!!!- dijo en la peculiar lengua de los indios guanches de las islas afortunadas, una raza no muy inteligente pero siempre leal a la causa papal- Además- prosiguió- aquí huele de escándalooooooooooo a alguien se ha olvidado el esfínter ensima del pianooooooo. Jooooo una solución quieeeeerorrrrr. Jarl!- y desapareció tan rápido como había aparecido.
 
También aparecieron los teletubbies, pero el Santo Padre, magnánimo como siempre, pensó que una cagalera de un par de días era suficiente castigo para Gatasombra por haber puesto en tela de juicio la estabilidad mental y emocional de Sumo Pontífice. -Venga. Recoged los bártulos y volved con las spice girls a la cámara de los horrores. Esta niña ya tiene algo que hacer en los próximos días- dijo mientras se ponía la máscara antigás que siempre llevaba, en previsión de encontrarse con algunos de sus enemigos menos preocupados por el jabón. -Ohhh, he pillado una diarrea por acción del papa- dijo gatasombra con la voz nasal que da el tener la nariz tapada- debo contárselo a mis amigas, que de seguro se morirán de envidia. -Joder, que peste- dijo jaimito, que hhabía recorrido 700 kms en autobús para establecer una amistad sana basada en intereses comunes con gatasombra- ¡Me siento como en casa!- apostilló feliz.
 
" Extraído de "Crónicas de Historias aun por Ocurrir, o de cómo Intentar Cien Mil Veces lo Absurdo sin Conseguir lo Imposible, pese a arrastrar el ridículo"
® ed. Vaticana, 2004.
 
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