CRÓNICAS DE HISTORIAS AÚN POR OCURRIR (O DE CÓMO INTENTAR CIEN MIL VECES LO ABSURDO SIN CONSEGUIR LO IMPOSIBLE, PESE A ARRASTRAR EL RIDÍCULO)
Capitulo IX:
CONFESIONES DE UN PAPA ACABADO.
AUTOBIOGRAFÍA NO AUTORIZADA
PRÓLOGO
"Lo malo de los puticlubs es que nunca me dejan
entrar"
Yuu.
La casa estaba vacía. Por supuesto habrá gente que diga "oye, no está vacía, ahí hay un tipo gordo haciéndose una paja", pero el narrador (Juan Pablo II, señor del universo en excedencia, para servirles) se tomará la libertad de ignorar al tipo gordo en cuestión, un tal Juanmito, marqués de la zambomba por derecho propio (fue de gran interés la lucha a brazo partido (nunca mejor dicho) entre el susodicho y un tal Yuu por el preciado título) y ser humano por la (des)gracia de Diso.
Así pues, comenzamos con una casa vacía, que para más señas estaba al borde de algún lugar indeterminado de la N-340 Barcelona-Cádiz.
Un letrero de neón, ya fundido, colgaba de un solo extremo, tapando parcialmente la puerta. Si se giraba lo suficiente la cabeza hacia la derecha podía leerse "M.a.G." (que en tiempos lejanos había significado Masajes a Gogó), letras en torno a las cuales una silueta femenina se contoneaba atrevidamente (con gran mérito , pues es evidente que no es fácil contonearse atrevidamente en torno a las letras "MaG". Es mucho más fácil hacerlo con una "v").
Junto a la puerta, en posición mexicana (esto es, sentado con las piernas abiertas y extendidas y con el sombrero -en este caso una mitra- caído ocultando la cabeza) una persona se dedicaba intensivamente, con todas sus fuerzas, a no hacer nada. La figura yacía fláccidamente (lo cual iba muy a tono con el lamentable estado del antiguo prostíbulo) bajo el implacable sol del junio de 2060 junto a un báculo que bien podría haber sido de oro de no ser porque era de conglomerado de madera. Había como media docena de cáctus prestados del atrezzo de "Condemor" alrededor y un par de bolas de espinos iban de uno a otro lado llevadas por el cálido viento.
Los coches pasaban a poca distancia de la antigua casa de citas sin prestarle demasiada atención, pero pasado un tiempo un pequeño y nuevo turismo paró a pocos metros de la entrada. De él bajó un jóven delgado de aspecto estúpido. De haber sido ésta una historia más lustrosa, se habría tratado de un jóven vivaracho con ojos chispeantes, pero al tratarse de un relato de bajo presupuesto, el lector habrá de conformarse con un cutre mindundi con una cara que iba pidiendo a gritos que la partieran.
-El que tenga los ojos tapados no quiere decir que no te pueda ver, capullo insolente- dijo una voz ronca desde debajo de la sucia mitra, otrora blanca- ¿Tienes un pito por ahí?- Añadió, sin perder el tono autoritario mientras unas desvencijadas manos levantaban la santa boina para descubrir el envejecido rostro del que tiempo ha fuera Juan Pablo II, señor del universo para los amigos (de los cuales nunca tuvo).
-Er... Sí, tome, señor- dijo el jóven, sacando un paquete de lights.
-Bah, mierda de tabaco para mariconas- dijo el santo padre mientras sus manos buscaban ávidamente un mechero que apareció en algún pliegue de la blanca sotana- Te mata igual y además de hacer el ridículo te deja un mal sabor de boca- añadió.
-Perdone, señor- dijo el jóven, que andaría a medio camino entre los 15 y los 20, apartando al sumo pontífice de sus divagaciones sobre el tabaco- ¿Es éste el mítico MaG?
-¿Mítico? Serás imbécil- escupió el adalid de la cristiandad- Lo mítico se refiere a la mitología, cosas que no existen. ¿Es que no os enseñan nada en la escuela? ¿Esta es la reforma que nos prometió Esperanza Aguirre? El MaG será mítico cuando lo derriben-
-Pero... ¿es aquí?- inquirió dubitativo el jóven, sin duda impresionado por la muestra de saber que acababa de realizar su interlocutor.
-Sí, aquí es. Pero no creo que encuentres lo que buscas-
-En mi "guía zambomba para el friki desesperado" dice que éste es el sitio indicado para que la formación del guerrero friki culmine con la pérdida de la virginidad.
-¿Eso dice? Je, Savage se hubiera reído al leerlo. En cualquier caso, como ves, ya no es así.
-Perdone, señor, ¿Ha dicho usted Savage? ¿Conoció usted, o sea, en persona, al legendario Nick Savage?
-¡Pues claro que lo conocí, onanista imberbe! ¿Acaso no ves que estás hablando con Juan Pablo II, señor del universo (retirado)?- dijo el santo padre mientras la mandíbula del jóven caía sus buenos 20 centímetros a causa del asombro provocado por esta súbita revelación- Los conocí a todos, no sólo al buen Savage.
-Oh, qué gran honor el hablar con el mismísimo sumo pontífice- dijo extasiado el jóven mientras se dirigía rápidamente a besar el anillo de Juan Pablo II, gesto que fue equívocamente interpretado por el santo padre y cortado de raíz por un certero golpe de báculo- Se os da por muerto, santidad. En todos los lugares del freakdom no sois más que una leyenda.
-¿Una leyenda? ¡Je! Seguro que ahora todos los listillos que al principio se reían de mí se mueren de envidia- dijo mientras escupía unos gargajos de lo más espeso- Sí, ¡al fin he conseguido mi objetivo!- añadió mientras se limpiaba los mocos con la manga de la sotana- ¡Mía es la gloria! Bueno, payaso subnormal, si tienes más tabaco para compartir con esta leyenda viviente, te contaré la verdadera historia del MaG. No un cuento, sino una historia, la que cuenta la creación del MaG, su imparable ascenso y su decline y definitiva caída-
-Todo lo mío es vuestro, santidad. Además de tabaco, he traído un par de botellas de yurinka y 4 litros de fanta- dijo el jóven a la vez que intentaba besar el anillo papal, de nuevo interrumpido por la precisa (entre ojo y ojo) intervención del santo báculo.
-Peste de maricones. ¡Ya sé que soy muy atractivo, pero déjame en paz, copón!-
CAPÍTULO 1
"Nacho Carmona,
el creador de este web,
me considera toda una institución"
Algún
gilipollas.
Así pues, el sumo pontífice se apresuró a contar la historia exacta y detallada de lo que el MAG llegó a ser en las vidas de innumerables (una docena, así por lo alto) de frikis, de cómo ascendió y luego cayó (pues todo lo que sube amanece más temprano, que decía el otro). Las palabras fluían directamente desde la mente más preclara de occidente al polvoriento viento de aquel cálido verano. La lengua que antaño se batiera en míticas batallas contra las fuerzas del mal estaba hablando, e incluso el viento guardó silencio.
-Fíjate. Hoy no lo dirías- comenzó el santo padre- Pero este edificio en el que mis viejos huesos descansan hoy tiene apenas 60 años. Ya no los hacen como antes. Como las chabolas que tengo en casa, quiero decirte. O sea, Nacho Carmona era un buen tío, pero nunca se le ocurrió coger a ningún pintor de los huevos y ordenarle que le pintara frescos de "El Velatorio" de Sandman en el comedor.
En cualquier caso, me acuerdo muy bien de Nacho Carmona. Cuando lo conocí, el tipo ya se había hecho un cierto renombre entre la gente de la carretera. Y era de lo más extraño, porque el chaval estaba tan engrifao, entripao o lo que fuera que no se enteraba de la misa la media. El muy gilipollas iba por ahí construyendo bares de carretera para que la gente parara y descansara en sus viajes.
Se basaba en no se qué mierda de filosofía del amor fraternal y chorradas de esas. Por supuesto, en cada bar que ponía, a los pocos meses, las peleas a navajazos eran de lo más corriente. Bueno, así es la gente, chaval. Lo que quiero decir es que no puedes esperar que unos freaks de mierda a quienes nadie habla (por razones varias, desde la mera repulsión física ante el olor frikil hasta la simple incapacidad para expresarse de un modo coherente propia del zambombero común) se sienten a hablar tranquilamente de sus cosas mientras intercambian trading cards y miradas de complicidad.
El pobre Nacho iba de bar en bar predicando la palabra del buen rollo mientras la gente se acuchillaba por la espalda (a veces a sí mismos, pues el "pajillerus hispanus" nunca tuvo demasiada buena puntería (¿tendrá eso algo que ver con su pronta extinción? (¿y a quién demonios le importa?))). Lo más gracioso, fíjate, no es que a Nacho Carmona se le fuera el asunto de las manos. Eso le pasa a todo el mundo tarde o temprano, como dice la Biblia (en aquel libro en que no-se-qué tarado intentar demostrar su fe en Diso a base de clavarse clavos y astillas por todo el cuerpo y acaba de estrella del cine porno (bueno, a lo mejor es uno de esos capítulos censurados)).
No, lo más sorprendente de todo, es que pese a que la gente que iba a los bares de Nacho tenía menos esperanza de vida que la virginidad anal de un monaguillo de 10 años (surlp!) en medio de un cónclave, el invento le funcionó. Prácticamente la gente se daba tortas para entrar a los tugurios de Nacho.
"El MaG empezó como algo realmente decadente. El puto Nacho incluso puso tapetes de macramé en las mesas y cortinas con flores. ¿Puedes creerlo? ¡Puaj! Vaya payaso. La clientela inicial era la panda de maricones más espantosa que te puedas imaginar. El primero en llegar fue el gordo ese, Jaimito o como se diga. El muy mamón tenía buen ojo, y bien sabía que en cosa de pocas semanas el antro se llenaría de putillas recién salidas de colegios de monjas o cosas asín que se mataban a dedos con sus amigas lesbianas mientras leían a Batsura y similares.
Cuando pasé por aquí en el Papamóvil de camino a Rianxo (La Coruña) (Vale, me había perdido. ¿No te perderías tú después de jartarte de whisky comprado en Andorra a cien duros la botella?) en donde unas monjitas me habían convidado a una queimadiña y ví el grado de depravación al que podía llegar la gente, tuve que hacer algo. No me malinterpretes, imbécil orejudo (Por cierto ¿no te han dicho que el matarse a pajas hace que te salgan unas orejas que ni el Sputnik-666? Nah, nada de ceguera ni granos. Orejas, hazme caso).
No quiero decir que la gente tenga que ir matándose por la calle a hoxtias sólo por diversión, pero es que lo que no puede ser es que un montón de desviados se dediquien a parlotear incesantemente sobre la inherente subversión del surrealismo y su influencia en las aparentemente infantiles tramas de los más afamados mangas de Toriyama mientras comparten un té de menta con pastas en una habitación con vistas a un campo de flores. ¡Tuve que hacer algo!"
"Te lo juro, capullo sobrealimentado. Cuando entré y ví la escena, es que no me pude aguantar las ganas de repartir mis afamados golpes de báculo con efecto que me dieran inmortal fama en los más sádicos prostíbulos del vaticano. La parroqia se dedicaba a soltar chorradas, intentando aparentar que tenían cerebro mientras se desesperaban por volver a casa para darle a la zambomba viendo el programa de Cristina Tárrega. Tenía que desenmascarar a esa panda de sucios bastardos elitistas de mierda.
Lo primero que hice fue soltar un par de eructos, siguiendo la vieja teoría del Dr Wiston O’Boggie sobre el grito primario y su gran capacidad de expresión. ¿Qué crees que hicieron? ¿Me hicieron caso o al menos se aterrorizaron? Nah, a los muy imbéciles les pareció gracioso y comenzaron a tratarme con condescendencia, como unos putos liberales ante algún mísero robaperas.
El más maricón de todos (tendrías que haber visto su coleta) era el tal Obi Gay Kenoví, que cuando empecé a insultarle se lo tomó como si fuera un maldito partido de Squash. ¡Qué asco! Tuve que ponerme serio y partir un par de tibias para que me prestaran mayor atención.
Bueno, a fin de cuentas, un buen par de hoxtias a tiempo pueden sacar de la atrofia a algunas mentes. No a éstas, como al final se demostró. Pero llegaremos al final a su debido tiempo, mi absurdo oyente autista. El caso es que una vez roto el hielo (y, como acabo de relatarte, algunas osamentas (en especial la del jaimito (me encanta el ruidito que hacen los huesos al quebrarse bajo tanta carne)) puse un buen puticlub de carretera como Diso manda.
A todas las malditas tías que venían por aquí las puse a trabajar en el más viejo oficio del mundo, y por supuesto no les daba nada más que para comer, así que tenía bastantes beneficios. Oye, no te imaginas la cantidad de gastos que tiene un papa y lo difícil que es sangrar a las putas beatas, que ya no pican ni con lo del Domund. Y además, lo hice por su bien. Las alejé de la sórdida y patética vida de tertulianas amables que llevaban y las metí en una sana actividad de prostitución que las llenó (Nota del autor: Diso mío, esta autobiografía cada vez se parece más a una patética novela aspirante al premio "La sonrisa vertical") totalmente (Nota del autor: Jooooder).
Bueno, mi querido oyente onanista. Dejemos las justificaciones morales para otro momento más propicio.
"¿Por dónde iba? Ah, sí. Las chicas. Bueno, una vez que remodelé el negocio y lo convertí en un garito como Diso manda, esto se puso de bote en bote. Puede que nunca se me haya dado muy bien la teología, pero a fin de cuentas eso no es lo que cuenta para ser Papa. Lo que cuenta es saber llevar el negocio, y eso se me dio de puta madre en esa época. En seguida conecté con un par de tíos que también andaban reconduciendo otras actividades del Nacho. El más importante fue un tal GreM. Sí, mi asqueroso interlocutor mudo. El legendario GreM cuyo verdadero nombre fue olvidado hace tanto tiempo que ahora sencillamente no existe. No me da vergüenza decir que me enseñó un par de cosas sobre cómo promocionar mi... er "empresa", amén de ponerme a buenas con Nacho, al que hicimos creer que lo que yo había montado en realidad era una iglesia en la que dábamos misas y enterrábamos a todos los cadáveres frikis (esto nos sirvió para justificar las bajas que de vez en cuando se producían en el MaG). En premio a su ayuda, no dudé en cambiarle de nuevo el nombre y nombrarlo Arzobispo Lefévbre por la gracia de Diso."
"Una vez que nos dimos a conocer, el ascenso fue imparable. Por aquí se pasaba lo más selecto del freakdom. Los más chalados, los más depravados. Si alguien acababa el día con ganas de partir algunas caras mientras charlaba con los colegas, se venía al MaG. Si lo que quería era obtener datos para su enciclopedia del manga, se iba a hacer puñetas. Bueno, tampoco quiero hacerte creer que la gente que venía por aquí eran santos ni nada por el estilo. O sea, bien visto eran unos hijos de puta de mucho cuidado, pero no se puede negar que te partías bien el culo con ellos."
CAPÍTULO 2
"Eres lo
peor"
Dicho popular,
obra del mismo gilipollas de antes.
"Puto, más que
puto"
Ingeniosa respuesta al anterior.
Nick Savage.
La noche había ya tapado con su manto tapizado de estrellas el viejo MaG y sus polvorientos alrededores. El jóven que había estado escuchando la historia que le contara el santo padre dormía plácidamente mientras éste seguía divagando sobre el MaG, sus ocupantes y su destino junto a un par de botellas de vodka de marca absolutamente desconocida. De vez en cuando el Santo Padre interrumpía su iluminado discurso para llevar a cabo alguna de las siguientes actividades: Vomitar, orinar o escupir unos gargajos que hubieran sonrojado a Picasso o a Miró. Sin embargo, la historia del cuasi derruído local seguía fluyendo con implacable exactitud en la noche estival.
-Bueno, cuando la cosa estaba despegando y ya teníamos entre nosotros a gente como Masturbama, el director del CD-ROM ese que se vendía con un cutre fanzine de regalo, llegó Nick Savage. Oh, sí. Ya no se hacen tipos como Nick Savage. Como tú, el también había venido a perder su virginidad en el MaG, pero aunque no te llegaría al cuello, te daba mil vueltas.
La primera noticia que tuve de él fue cuando mi encargado me avisó de que un nuevo cliente estaba acosando aún más de lo habitual a las chicas. Lo normal era que los frikis como tú se comportaran de modo totalmente amariconado con ellas, pero él no tenía ninguna vergüenza y sabía que ellas habían venido al MaG con la única esperanza de que algún deshecho y desesperado representante del género masculino decidiera obviar las pústulas, el grasiento acné o (en el caso de una tal Kita Prenda) el pene y hacerlas sus novias. Nick "the man" podía ver a través de la gente.
La primera vez que nos conocimos acabamos borrachos perdidos haciendo un trío con Shenya, la primera geisha del MaG (y debo reconocer que él era el que tiraba de las coletas) (Nota del autor: Debo recordar a mi cocinero que suprima el Viagra al menos del desayuno).
Como ves, enseguida conectamos. Básicamente, Savage quería volar el mundo en pedazos mientras se leía un City Hunter decentemente editado, y yo estaba dispuesto a darle la dinamita suficiente.
"Chico, aquellos fueron los mejores días de mi vida. Me levantaba a eso de las cinco de la tarde y mientras desayunaba, ideaba alguna estratagema para joder al personal. Y la gente que se pasaba por el MaG incluso disfrutaba con ello. Tan bien me iban las cosas que junto a mi aliado GreM me decidí a conquistar otros garitos. Mala idea, ahora lo veo, pero en aquel momento me sentía como si nadie me pudiera parar.
Con mi lengua afilada y mi báculo desportillado, me sentía capaz de meterle unos azotes en el culete incluso al mismísimo Satán. En cualquier caso debes saber que mis aventuras expansivas no acabaron del todo bien. Incluso me ví obligado a anunciar mi retirada definitiva un par de veces. Quizás debiera haberlo hecho.
Ya sabes, meter la mitra en un hatillo y empezar a caminar por estos caminos de Diso con el apoyo de mi fiel cetro papal. Pero bueno, no lo hice, y tampoco me fue tan mal. No conquisté ninguna posesión digna de tal nombre, pero sí conseguí que mi nombre fuera temido más allá de los confines del universo (sobre todo por su longitud. Desde los tiempos de Carlos V nadie había tenido más títulos (ni tan absurdos))."
"Bueno, no quiero seguir dándote la vara con lo buenos que fueron aquellos días. No porque no quiera aburrirte, lo cual no me importaría en absoluto, sino más bien porque no quiero deprimirme al recordar lo feliz que fui y lo desgraciado que soy ahora. Pero... ¿Por dónde iba? Bah, da igual. El caso es que llegó un día en que mi sentencia de muerte se redactó, metafóricamente hablando (bah, no sé para que me esfuerzo, seguro que no sabrías decir lo que es una metáfora ni aunque apuntaran con una pistola, ignorante amigo mío). La sentencia se firmaría más tarde, pero eso no pude evitarlo. ¿Quién podía haber evitado a Mary?"
"Sí, estúpido analfabeto adorador de los pelos del culo de Toriyama con quien hoy, magnánimanente, comparto mi infinita sabiduría, Mary. Mary llegó y lo revolucionó todo. El culo de la musa que inspiró a Shakespeare no era comparable al de Mary, estoy seguro. Y la sonrisa de la Gioconda no era más que la asquerosa mueca de una monja octogenaria al lado de los labios de Mary.
Mary llegó un día desde algún pueblo de Cáceres en un mohoso autubús y nos lo puso todo patas arriba. Chico, mirarla era enamorarte perdidamente de su culo. En cuanto la ví, me las ingenié para ligármela, lo cual conseguí rápidamente y con facilidad gracias a mi gran atractivo físico sabiamente combinado con mi savoir faire y mis artes de seducción (ya sabes que los que parecen mariquitas son los que más ligan en el colegio. Pues con los curas pasa más o menos lo mismo (imagínate con el papa)).
A las pocas semanas llegó su anitguo novio pidiendo venganza o no sé qué chorradas de esas. En fin, sólo te diré que fue de lo más divertido comprobar que la voz humana puede alcanzar los 300 decibelios bajo las condiciones adecuadas (sí, Condiciones Martínez, algo más de tres cuartos de tonelada de monja teresiana, siempre dispuesta a unírseme en apasionantes sesiones de tortura de infieles o, simplemente, gilipollas absolutos).
Si antes había sido un papa feliz, tras la llegada de Mary esto fue ya el acabose. Tío, ¡la vida era Hollywood! Claro que por aquel entonces yo era un papa jóven e ingénuo, ilusionado por la tarea que junto con Savage y mis otros compinches (nota del autor: ¿compinches o súbditos? Hum...) estaba llevando a cabo. Sin embargo ahora veo claro que el enamorarme de Mary fue lo que acabó conmigo. No ese gilipollas (el término "gilipollas" fue creado para él) de Siniest, como andan diciendo por ahí, sino Mary."
"Sí, Siniest también incordiaba un poco. ¿Para qué voy a negarlo? Era una copia barata de Savage y de mí mismo. Como si nos hubieran quitado el cerebro y lo hubieran sustituído por una bolsa de cagarros de gato o algo asín. Pero bueno, siempre me hizo gracia.
Lo mejor de todo era cuando le daba la vena mística y decía que él era una institución y que todo el mundo lo respetaba y amaba pese a, o quizás precisamente por, su más absoluto desconocimiento del lenguaje, la vida y el universo en general. Lo cierto es que nadie lo respetaba, claro. De hecho, organicé un par de rifas en las que el premio era una noche entera para maltratarlo a base de golpes y demás en una sala especial de torturas de la inquisición española que tenía los más peculiares instrumentos. Y no te sorprendas si te digo que fueron rifas muy concurridas. Sin embargo, Siniest también tuvo algo que ver en el fin del MaG. También en el mío propio."
CAPÍTULO 3
"¿El
papa? Ja!, Ese está acabado"
Últimas palabras de... no sé, pero lo maté
con mis propias manos.
El cielo empezaba ya a clarear, y Juan Pablo II, señor del universo (retirado) alcanzaba a duras penas a mantener el hilo de su relato entre una cabezada y otra. Es por esto que su discurso se tornó oscuro y algunos detalles se perdieron entre murmullos. Además, el efecto del alcohol se le había pasado y estaba más interesado en acabar su crónica y dormir la mona que en dejar unas palabras para la posteridad U___U.
-Bah, a la mierda con todo. Mira, capullo, no sé por qué me esfuerzo en contarte esta historia. Los jóvenes de hoy en día no entendeis nada- balbuceaba la mente más preclara de occidente- En fin, que llegó la navidad de 1999, y la Mary se había leído el "Cuento de Navidad" de Dickens y empezó a darme la tabarra con que yo debía hacer como el mister Scrooge- este nombre sonó en la boca del santo padre como cuando se levanta el pie de un suelo pegajoso- y portarme bien con todo el mundo y mierdas de esas. Y yo, enchochao perdío, fui y le hice caso. Si es que hay que ser gilipollas.
En fin, que empecé dándoles una extra de navidad a las chicas y mediados del año siguiente ya estábamos cantando el Cumbayá. Todo fue degenerando rápidamente.
Primero, se acabó el mal rollo en cuanto dejé de joder a la gente, y al poco tiempo todo el mundo iba por ahí sonriendo como putos perros lobotomizados y llenos de drogas hasta las orejas.
Claro, al principio fue muy bonito. Que si "que bien nos llevamos", que si "no, si el papa es bastante enrollado en el fondo" y al final acabaron otra vez montando la puta tertulia sobre si lo que tenía Rumiko Takahashi en la cara era un tumor o una maldición gitana. Claro, y en un par de meses, dijeron todo lo que había que decir sobre el manga, el anime y los distintos métodos de masturbación. A fin de cuentas, esos temas son bastante limitados si lo piensas bien.
Al acabarse las cosas de qué hablar la gente se fue largando a otros lugares más interesantes y al final me quedé aquí solo. Savage y yo clapamos el negocio un par de años después, aunque no hubo manera de echar al gordo pestoso ese del Jaimito. Savage creo que ahora se hace llamar Salmonela o algo asín. Y al resto les perdí la pista.
Bah, quién los necesita. Mamones de mierda."
EPÍLOGO
"¿Dónde están ahora todos los
otakus?
¿A dónde fueron todos los freaks?
Los chicos onanistas con sus
mangas de katsura,
Las chicas con barba que leían a Pratchett
Y los trolls
con la lengua afilada-da-da-da
Espero que todos hayan aprendido a hablar
correctamente...
Pero ¿dónde se habrán metido"
Juan Pablo II,
versionando a los Kinks,
sin rimas, sin métrica pero con una gracia que te
cagas.
"Y así llegamos al final de la historia. Desde el fin del MaG no tengo más entretenimiento que insultar de vez en cuando al Juanmoto ese, pero lo cierto es que cada vez lo encuentro menos divertido, y me cuesta tanto alimentarlo, incluso a base de pienso compuesto para gallinas, que a veces pienso en mandarlo a la mierda. En fin, quizás lo haga algún día. A fin de cuentas, los cardenales deben de estar preguntándose dónde demonios me he metido. ¿Sabes qué? Ahora me voy a acostar un ratito. Ya no estoy para trasnoches, jovenzuelo. Pero mañana me levantaré y me llevarás en tu coche a algún lado. Es lo menos que puedes hacer por mí después de toda la sabiduría que he compartido tan generosamente contigo"
Nota final: Dichas estas últimas palabras, el Santo Padre miró a su derecha y vio al jóven estúpido tumbado en el suelo. Al principio su santidad creyó que el chaval se había quedado dormido, pero un examen más a fondo (dos patadas en las costillas y un par de gritos de "¡serás hijo de puta!") demostró que sin lugar a dudas el chaval había muerto. Fuera la causa de la muerte el aburrimiento o algún milagro del destino que apartara tan lamentable espécimen humano de la faz de la Tierra, Juan Pablo II no creyó oportuno dejar pruebas de que alguien había muerto de muerte natural en su presencia, por lo que desenfundó la legendaria, mítica e invicta BADM ® (de la cual se había guardado de hablar en su peñaz... historia) y procedió a dejar claro que el jóven había muerto de muerte... BADMal o asín.
FIN.
CRÉDITOS:
Para la realización de este colosal relato se utilizaron:
-Un papa talla L con ciertos confusos recuerdos
-Un ordenador
-El notepad.exe
-Un paquete de tabaco negro
-Un litro de batido de chocolate (lo siento, pero aún no domino la escritura etílica)
-Un CD de los Kinks
-Un número indeterminado de horas (su recuento provocaría inestabilidad mental en el escritor).
Juan Pablo II.
Hala, a pelarla y que Diso nos pille confesados.