"CRÓNICAS DE HISTORIAS
AÚN POR OCURRIR, O DE CÓMO INTENTAR CIEN MIL
VECES LO ABSURDO SIN CONSEGUIR
LO IMPOSIBLE.
CAPÍTULO XIII:
THE MUMMY
*Aviso: Este relato
es ficción. Todo parecido con la realidad, por
malintencionado que pueda
llegar a parecer, no es sino casual, y si
tienes el cerebro en el culo y las
neuronas en la casa de empeño
quizás debas pasar de leerlo, porque a pesar de
su ánimo educativo, no
te va a servir de nada. Milagros en Lourdes, so
imbécil.
*Disclaimer: Ningún
cadáver fue dañado, molestado o acosado
sexualmente en la elaboración de este
relato. Las acusaciones de la
momia de Elvis Prestley son totalmente
infundadas, y de Walt Disney ya
sabemos todos que era un poco bujarrón, así
que ¿qué se podía esperar?
0.-
Prólogo.
El cementerio anexo a la
iglesia de la Victoria, sita en Málaga, tenía una clientela de lo más granado.
Allí disfrutaban de su descanso eterno desde obispos renacentistas hasta
generales de la reconquista.
La vigliancia era inexistente, ya que hasta
entonces nadie había intentado desenterrar al segundo duque de Osuna para
charlar con él (según los historiadores lo más que llegó a decir fue aquello
tan
famoso de "¿dónde está mi comida?"). Hasta entonces.
-¿Has traído el piolet?-
preguntó una voz femenina en la oscuridad del camposanto.
-¿Y para qué queremos un
piolet?- le respondió otra voz, muy aguda.
-Coño, ¿es que pretendes
desenterrarlo a bocados, pedazo de anormal?
-Oye, no te metas conmigo-
respondió la segunda voz, herida en su orgullo, que a la luz de la luna llena se
reveló proveniente de una enana (como las hermanas de los enanos que salen en
las novelas de Tolkien) con barba- Pensaba que tú te ocupabas de las
herramientas.
-Mira tía, me estás
tocando los huevos con tanta incompetencia. Nunca debí asociarme con una inútil
como tú para este trabajo- le respondió a su vez la primera voz, que pertenecía
a una vampiresa de esas que tienen más colmillos que El Gran Chiquito en
Brácula.
-Mira quien habla, la que
buscaba a Walt Disney en la sección de congelados del continente- contraatacó la
enana mientras se mesaba la barba.
-Era una información de lo
más fiable- repuso avergonzada la vampiresa.- lo leí en el CaG.
I.-Parte
El vigilante
nocturno de las buenas maneras, oh glorioso adalid de
la cristiandad, oh
espada invicta en mil batallas, oh magnífico
caudillo en la lucha contra la
imbecilidad, ra ra ra, JuanPa y nadie
más. ¡Estamos contigo,
machote!
Cuando el día se convierte
en noche los ciudadanos de Málaga, ciudad del paraíso (en obras), saben que
pueden dormir tranquilos. Hay
hombres justos, llenos de santos ideales, dispuestos a sacrificar sus vidas por
el bienestar y la tranquilidad de sus congéneres, que no cejan nunca en sus
tareas de vigliancia, que nunca se cansan de luchar por la justicia. Es gracias
a hombres como Juan Pablo II, señor del universo (en excedencia), que los justos
pueden tomarse su merecido descanso.
-Oye, pásame el hielo, que
me voy a echar otro-dijo la potente voz del Santo Padre a su compañero de
andanzas Nick "The Man" Savage (sí, lo sé, no debería sacarlo aquí en la SKBml,
pero es que necesito un sidekick para que me funcione la cosa esta de la
trama)
-Masho, que ya
sheva...-respondió el fiel aliado papal, dudando unos instantes- buino, que ya
llevas... demasiados, eso es. Demasiados.
-Yo soy muy macho y puedo
beber lo que quiera sin emborracharme, todo lo más que me achispe un poco-
respondió Su Santidad mientras echaba en su tubo de plástico los pendientes de
una tía que pasaba cerca del banco que la santa pareja (o sea, el papa y el
savage) ocupaba en la
Plaza de la Merced.
-¿Achisparte como la vez
que estabas tan ciego que creíste que el niño ese que vendía rosas en el bar era
un teletubbie y tuvimos que sacarte corriendo en cuanto empezaste a cantar la
canción de los teletubbies por octava vez?
-Mierda, Nick, ¿es que me
lo vas a restregar toda mi vida?- protestó dolido Juan Pablo II
-Por supuesto- dijo Savage
con una sonrisa.
-Oh, me cago en...- dijo
de repente el Sumo Pontífice- Se nos ha acabado el Vodka.
-Pues a mí no me mires.
Estoy harto de invitarte y además no tengo un duro.
-Hum...-dijo pensativo
JP2-Creo que podríamos aprovechar esta... eventualidad para ir a ver a un
colega, el párroco de la Victoria. Está a sólo unos minutos de
aquí.
-¿Y tendrá
bebida?
-Bueno, la última vez
que fui a verle, le dejé el chabolo seco, pero supongo que habrá repuesto
existencias- dijo optimista JuanPa-
Ese tío es tan borracho
que si le metieras fuego estaría ardiendo un par de meses.
En el cementerio, las dos
chicas (por decir algo, claro) seguían discutiendo.
-Mierda, se ha
roto
-Claro, ¿a quién se le
ocurre reventar una tumba con un puto cortauñas? ¿Es que el día que repartieron
los cerebros estabas en tu casa viendo la tele?
-Oye, me estás jodiendo ya
con tanto comentario hiriente.
-Es que me he leído el
manual de insultos de los jóvenes castores y como nadie me habla, tengo que
practicar contigo.
-Pues déjalo. ¿Crees que
estará empalmado? Me encanta cuando están empalmados.
-A lo mejor se parece al
del anuncio de Match 3
-Ese anuncio me pone tan
cachonda que desde que lo ví sólo me afeito con esas
maquinillas.
-Er...
II.-Parte
De cómo el
santo padre conmina amablemente a la ciudadanía a no
salirse del camino de
baldosas amarillas.
La puerta de la sacristía
cayó implacablemente ante la primera patada del Pontífice.
El párroco se acercó
sobresaltado a ver quién era responsable de tal escándalo.
-Mierda, ¿es que no puede
Su Santidad entrar como las personas normales?- dijo el soñoliento
párroco.
-No hay puertas para los
justos, y en mi contrato con la productora de estos relatos queda bien claro que
tengo derecho a derribar una puerta a patadas y a hacer una sodomización con la
BADM (Barra de Acero de Dos Metros) (TM) en cada capítulo.
-dijo el Santo Padre en un
tono de voz que no admitía réplica- ¿Tienes un trago para estos dos guerreros de
cristo?
-Mierda de gorrones...
Eh! ¿Habéis oído eso?- dijo el párroco de repente, intentando desviar la
atención a algún lugar lejos de su preciada bodega.
-Sí, un golpe ahí atrás-
dijo Nick Savage- para mí que son dos tías intentando desenterrar un
cadáver.
-Mi buen Nick, tu oído es
tan bueno como siempre- dijo el Santo Padre sorprendido por la perspicacia de su
aliado.
-Nah, es que se las ve por
la ventana.
-Ah, pues entonces vamos
para allá. Lo de desenterrar cadáveres seguro que es pecado, y me muero de ganas
de ahostiar a alguien.
El cementerio seguía
oscuro y... ¿cementerioso?. Bueno, da igual.
-En casa tengo dos pigmeos
momificados y me encanta vestirlos con las ropas de mi hermanita. Es como tener
un par de barbies negras- decía en ese momento conversacionalmente la
enana.
-Jo, que suerte tienes. Yo
todavía no tengo momias, y los cadáveres rara vez me duran más de un par de
semanas antes de tirarlos por la peste- le respondía la vampiresa con
envidia.
-Alto ahí!!!! ¿Quién osa
mancillar este santo lugar?- resonó una voz potente y llena de
autoridad.
-Oh, mierda, nos han
pillado!
-Rápido, muérdele en el
cuello.
Pero la velocidad de una
vampiresa no puede compararse a la de un Santo Padre en misión de fe. En
centésimas de segundo Juan Pablo II desenfundó su reluciente Barra de Acero de
Dos Metros (TM) y la clavó en el corazón de la adoradora de Drácula, que agonizó
durante unos instantes.
-Oh, que muerte más
patética estoy teniendo- dijo la vampiresa, viendo al fin lo reprobable de su
conducta- No soy digna de morir a manos del portador de la mítica BADM (TM),
invicta en mil batallas contra las subnormales como yo.
-Venga, JuanPa, ahora
a por la enana!!!- animó Nick Savage a su señor.
-Oh, estoy que me cago de
miedo!!!!- dijo la enana haciendose pis en los pantalones.- Su pundonor me causa
espanto!!!!- añadió, intentando dar un toque más literario a sus
palabras.
-Soy el mejor en lo
que hago- dijo el caudillo de la cristiandad mientras libraba al mundo de otra
rareza humana.
Y cuentan los cronistas
que desde entonces nadie volvió a exhumar sin permiso ningún cadáver por miedo a
las represalias pontificias. También cuentan que las momias de egipto erigieron
una estatua a Juan Pablo II en reconocimiento a su noble labor,
pero esa... es otra
historia"
Extraído de "Crónicas de historias aun por
ocurrir, o de como intentar cien mil veces lo absurdo sin conseguir lo
imposible"
® ed Vaticana 2004.