ATARDECER-2


La encontré, como siempre, junto al lago,
Donde la conocí rompiendo estrellas,
Sentada en las espadas de los lirios
Como una "gallareta".
La suavidad del aire le tiraba
Un rizo a las ojeras.
No le hizo caso. Estaba entretenida,
Desatando los nudos de su pena.
Alzó sus ojos cielo,
Y adiviné, al mirarme, su tristeza.
-¿Por qué lloras, criatura?

                           - Si no lloro.


Es el amor que sueña.

Las manos invisibles de las sombras
Apagaron la luz de las choperas.
En el rizo del agua, se rompieron,
Las primeras estrellas.
Todo se iba apagando en torno nuestro,
Excepto la vehemencia.
Cuanto más solos, más nos acercamos:
Juntos..., mejor, se sueña.

Horas castas trajeron
El dulce aliento de sus manos frescas
Y después de besarla muchas veces,
Y dejarle mil mundos de promesas...,
Me dio dolor sentirla entre mis brazos:
Le pude haber robado la inocencia.