CANDOR PERDIDO


Yo tuve una amistad, tan candorosa,
Que, abriéndose a la vida a borbotones,
Iba alumbrando espinos a una rosa,
Coronándola en halos de ilusiones.

Yo cuidé esa amistad mientras se abría
En avidez de sol y de frescura
Y la rosa, más bella cada día,
Era también más casta, era más pura.

La reservé del abrasado viento;
Hacia la altura, le marqué el camino;
Le mostré los valores del espino;
Le enseñé la amargura del tormento;
Mas, queriendo la rosa emanciparse,
Y haciendo mofa de su jardinero,
Quiso, sin cuido, en el rosal quedarse.
Y sola..., la cortó un mal caballero.