EL ASNO, EL PERRO Y EL ZORRO

 

Un agotado jumento
Trabajando todo el día,
Apenas se merecía
El cotidiano sustento.
Por el contrario, en la casa,
Un perro guardián, atado,
Recibía de un criado,
El alimento sin tasa.
¿Puede haber mayor dislate,
-Se quejó el asno, llorando,-
Que viva yo trabajando
Y de hambre se me mate?
Sin embargo, a ese holgazán,
Que desconoce el hacer,
No le faltan que comer
Buenos mendrugos de pan.
Un zorro la queja oyó
Y acercándose al jumento
La razón de su tormento
De esta manera explicó:
El hombre, pollino, es necio,
Pues, mata al trabajador
Y premia al adulador,
No regateando el precio.