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Artículos y entrevistas aparecidos en la prensa internacional sobre la autora
The Anglo File - "A California girl writes spot-on British mysteries" EL EXPEDIENTE INGLÉS - Una chica californiana escribe misterios localizados en Gran Bretaña Como escritora americana de misterio británico, a EG le tiene sin cuidado la advertencia de que se debe escribir sobre lo que se conoce. Sus once meticulosamente tramados misterios y sus indudablemente ingleses personajes principales -los inspectores de Scotland Yard, Thomas Lynley y Barbara Havers, el experto forense Simon St. James y la esposa de Simon, Deborah- se han ganado leales lectores en ambos lados del Atlántico. El London Times la situó junto a Arthur Conan Doyle y Agatha Christie en su lista absoluta de "maestros del crimen". Incluso los lectores británicos a menudo se sorprenden cuando saben que es americana. "Es más fácil si escribo acerca de un país en el que no vivo", dice George, de 54 años, acerca de su afición a describir todo lo británico. Aunque son necesarios frecuentes viajes de investigación al Reino Unido, convirtiéndose en una turista, haciendo balance dice que "los detalles de la historia saltan fuera de mí". A Place of Hiding, puede por lo tanto sorprender un poco a los fans de George. Desarrollada en julio, la novela se inicia con los vientos de Santa Ana azotando Montecito, en California, en la costa, a sólo dos horas del hogar de George en el condado de Orange. Aunque que la escena pronto se traslada a territorio británico -la isla de Guernsey, un pequeño protectorado inglés, que paga tributos al Canal de la Mancha- la trama se desarrolla alrededor de dos personajes californianos: la rubia fotógrafo China River y su surfero hermano, Cherokee. Cuando la pareja desembarca en los problemas, Deborah St. James, una vieja amiga de China, empieza a investigar, a pesar de las iniciales sospechas de su marido hacia los americanos. ("¿Qué diantre de nombre es ese?", pregunta Simon acerca de Cherokee River) ¿Todo este aroma californiano significa que puede haber una nueva serie por el horizonte? George insiste en que no ha perdido su gusto por lo desconocido. "No querría tener que escribir una novela entera acerca del condado de Orange", dice acerca del ordenado y monótono rincón soleado del sur de California que comparte con Disneyland. "No considero que se trate de una atmósfera sugestiva". Kate Julian
ENGLISH
LESSONS Lecciones de inglés: La escritora de misterio
Elizabeth George nos abastece de asesinato – y de un pedazo de vida británica Durante los últimos tres años Elizabeth
George se ha llevado a su novio, Tom McCabe, a un viaje sorpresa por su cumpleaños.
La primera vez, en 1999, le llevó a Detroit supuestamente a un concierto de las
Supremes. Pero cuando llegaron ella le metió prisa para tomar un vuelo a
Newport. Allí le reveló la retorcida trama final: el destino real era
Nantucked. “Fue”, dice McCabe, “una hermosa aventura”. Las hermosas aventuras con finales
sorprendentes son una característica de George. La autora americana de los
bestsellers de la serie del Inspector de New Scotland Yard Thomas Lynley, ha sido
una anglófila desde que visitó Inglaterra a los 15 años. George escribe
misterios intricados que viajan por las idiosincrasias de la vida inglesa
–desde los diversos matices de las clases sociales a los placeres culpables de
la prensa. “Sólo con conducir durante 10 minutos a través de una de
esas carreteras”, dice ella, “y ya estoy sonriendo sintiéndome realizada
porque estoy escribiendo sobre Inglaterra”. De forma parecida, aunque Lynley y su
compañera, la sargento Bárbara Havers, a los que seguimos por un largo
recorrido, son diferentes porque tienen lo que George llama “un montón de
pasado, con una vida fuera del trabajo”. Lynley, por ejemplo, es un conde que
vive en un confort dorado con su esposa perteneciente a la nobleza, mientras que Havers cuida de su
anciana madre y sale con amigos de la comunidad Pakistaní de Londres. “Lo que
destaca de George”, dice el novelista americano T. Jefferson Parker, “es el
camino que sigue la gente y los lugares dentro de tu mente”. Este talento podrá ser visto por una
gran audiencia: este mes la PBS programa las dos partes de la adaptación de Una
Gran Salvación, que ganó el premio Agatha por la mejor primera novela
de misterio. Adaptaciones de otras cuatro obras de George serán retransmitidas
el próximo verano como parte de la serie de la PBS “Mystery!” . “Las películas”,
dice George, “son magníficas”. Pero incluso con 11 novelas y el
apoyo de los críticos –Entertainment Weekly la llamó “la reina del
misterio”- George, de 53 años, continua acercándose a la escritura, dice,
“como si realizara un trabajo corriente”. Con una colección de historias
cortas que saldrá a la luz en noviembre, está trabajando ahora en la novela número
12 de Lynley, A Place of Hiding, levantándose casi todos los días
a las 6 de la mañana para realizar una hora de aeróbic antes de sentarse a
escribir en el estudio de su casa de cuatro habitaciones en Huntington Beach, en
California. “Si esperara a que me llegue el momento de inspiración”, dice
George, “seguramente no llegaría”. En cambio, cuenta con una meticulosa
investigación, consultando expertos que ayudan a que los detalles de la escena
del crimen de sus libros sean auténticos, como una vez, en que necesitaba
información acerca de una astilla de madera, y llamó a un botánico forense
mientras escribía “El Peso de la Culpa”. Aunque George dice que ella nunca
se trasladará a vivir al extranjero (“Estoy orgullosa de ser americana”),
ella personalmente explora los probables escenarios del crimen, usando su
apartamento de tres habitaciones en Londres como campamento base. “Si ella
describe el interior de un bar”, dice el actor Nathaniel Parker, que
interpreta a Lynley en la serie de la PBS, “es que ella ha visto ese bar”. La más joven de los dos hijos
criados en Mountain View, California, de Robert, trabajador en una empresa de
marketing y Anne una enfermera (ambos han fallecido), George empezó a escribir
historias cuando estaba en la escuela primaria –usando una máquina de
escribir de 1939 que había pertenecido a su madre. “Cuando me gradué en la
escuela superior, ella me regaló una máquina de escribir eléctrica”. Después
de conseguir un graduado en inglés en 1970 en la Universidad de California, en
Riverside, George empezó a trabajar de profesora cerca de El Toro High School.
Pero en 1983, cuando su entonces marido Ira Tolbin le compró uno de los
primeros ordenadores personales de IBM, estaba preparada para realizar algo
más creativo. “Una vez que el ordenador entró en mi casa”, dice, “fue un
simple paso de pensar en escribir una novela a la realidad de hacerlo” Una Gran Salvación
fue aclamada al instante en 1988. La vida hogareña de George, sin embargo,
empezó a cambiar. “Nuestras carreras”, dice Ira Tolbin, de 52 años,
“se vieron impulsadas al mismo tiempo, y nuestra vida personal se vio
afectada”. En 1995, la pareja, que no había tenido hijos, se divorció después
de 24 años de matrimonio.
Estos días George está dando un giro romántico a su propia vida. Ella y McCabe, de 54 años, un bombero del condado de Kern, comparten su vida desde 1986 y tienen planes de boda para octubre. Por supuesto ella dice que “será una sorpresa”. Pero lo que será, o lo que ocurrirá, ella no lo dice. Permanecerá en el misterio.
à qui
profite le crime? Elizabeth George,
la reine du meurtre a l’anglaise. Ella adora Inglaterra y las muertes atroces. Cada una de sus
novelas explora un medio social con lupa. En Memoria Traidora,
su última obra, un violinista ya no toca, una mujer es asesinada, los padres y
los hijos se destrozan... Michèle Fitoussi se ha encontrado con esta americana
en busca de la verdad. ¿A quién le resulta provechoso el
crimen? Elizabeth George, la reina del asesinato a la inglesa. “¿Os acordáis del caso Louise Woodward? ¿La joven niñera
inglesa que fue acusada de matar al niño que cuidaba en Boston? Después del
proceso me pregunté quién, dentro de la casa, podría haber sido el culpable en
su lugar. De este modo nació la idea para Memoria Traidora.”
Elizabeth George habla con voz mesurada. ¿Quién imaginaría que en el
cerebro de esta frágil pelirroja con deliciosa sonrisa, se agitan tantas
muertes atroces? Veneno, puñal, revolver, ahogamiento, asfixia o accidente de
coche, su imaginación no tiene límites cuando se trata de matar en el papel. Bebe su té a pequeños sorbos,
perfecta en el decorado
muy británico del refinado hotel de Saint-Germain-des-près. Las once novelas policíacas de esta americana
nacida en Ohio, criada en San Francisco y que vive todo el año en Huntington
Beach, cerca de Los Ángeles, se sitúan en la Inglaterra actual. ¿Por qué?
Este misterio está enseguida resuelto. Simplemente por amor a un país al que
conoció hace 20 años, en pleno Swinging Londres, con un club de estudiantes de
Shakespeare. Un amor que no le impide la lucidez. En cada una de sus obras,
explora con una meticulosidad de entomólogo los errores de una sociedad
atrapada en sus injusticias y contradicciones. Nada de lo que es británico
escapa a su pluma afilada, mojada en una tinta cada vez más sombría. Colegios
privados o universidades, el mundo de los medios de comunicación o la política,
inmigración o establisment, la prostitución mundana o el cibersexo: la reina
Elizabeth, como la apellidan los ingleses, hace su miel de todos los medios, de
todas las comunidades, de todas las capillas, con una modernidad del lenguaje,
una ausencia absoluta de tabú, que la colocan a millones de años luz de todas
las viejas damas del crimen. “Busco la verdad antes que nada. Por otra parte,
no he descrito jamás escenas toscas. Yo lo cuento tal y como las cosas se van
desarrollando. La gente sabe de lo que les hablo porque todo el
mundo piensa en el sexo”. Todo aquello que vuelve a sus
novelas tan apasionantes y tan poderosas, es esta manera tan personal de excavar
en lo más profundo de las relaciones humanas y más particularmente en los
lazos que unen a los miembros de una misma familia: incesto, maltratos,
maternidades dolorosas, adopciones fracasadas, esterilidades dramáticas,
matrimonios forzados. “Los lazos entre padres e hijos son los más importantes
que existen, a causa de la inmensa influencia que ejercen los primeros sobre los
segundos. Nuestros padres son nuestros primeros compañeros en la vida, son
ellos quienes nos enseñan a comportarnos frente a los demás”. Los temas de Memoria
Traidora, su último libro, no derogan estas reglas. Gideon Davies, un
joven prodigio del violín, de repente no puede tocar ni una sola nota. A través
del diario de una psicoterapeuta que intenta hacerle redescubrir su arte, se
llega a descubrir poco a poco las razones de su bloqueo: una familia en crisis,
secretos muy bien guardados, la sospechosa muerte de una hermana cuando todavía
era un bebé, las relaciones complejas entre tres generaciones de hombres
abusivos y egoístas. Pero el mayor talento de la escritora no se limita a aquí.
Otra narración se eleva como contrapunto: la investigación del asesinato de
una mujer, la propia madre de Gideon. “Todo este libro ha sido un reto para mí:
la construcción complicada y la realización, hasta el fin, de las dos partes,
la entrevista entre un violinista que intenta recordar todo lo que le había consagrado a
la música, y una psiquiatra que pretende controlar la cura.
No puedo empezar a escribir hasta saberlo todo acerca del sujeto sobre el cual
trato. Investigo, vuelvo a los
lugares, tomo fotos, me sirvo de un magnetófono para grabar mis impresiones.
“ Resultado: un ladrillo de 600 páginas escrito en más de un año,
donde nada, hasta los nombres de las calles, y la descripción casi topográfica de los lugares, es dejado al azar. “Mis libros son tan detallados y me roban
tanto tiempo porque pretendo que mis personajes sean tan realistas como sea
posible. Les doy a todos una identidad precisa, un nombre y unos apellidos,
una vida antes y después del drama, una profesión, unas manías, unas
particularidades, unas perversiones. El crimen es un pretexto para explorar
mejor la naturaleza humana”. En todas sus novelas la violencia se encuentra más
en el interior de los cerebros y las almas que en el horror del hecho
perpetrado. Sus héroes recurrentes son la prueba del peso que ella da
a sus personajes. De libro en libro, esperamos con impaciencia sus novedades. Ha reescrito el género de la pareja con tan gran habilidad, que no sabemos
a quién preferir, si a sir Thomas Lynley, decimoctavo conde de Asherton, inspector
de New Scotland Yard, por su gran compasión hacia el prójimo y su culpabilidad ante sus
privilegios, o a su compañera, la sargento Bárbara Havers, fea, mal vestida y
rebelde burlona. El conde y la proletaria: todo el sistema cerrado de clases
inglés conservado en este dúo amical, aunque a menudo tempestuoso. Alrededor
de ellos gravitan una decena de personajes, amigos, familia, colegas, de los
cuales los lectores siguen con pasión sus amores, penas, decepciones,
problemas. “Para mí, todos tienen una voz distinta, yo reconozco sus
diferentes acentos y su sintaxis variada. Tengo necesidad de leerme en voz
alta.” Si Havers es la preferida de los americanos (“aquí, la gente ama a
los oprimidos, sobretodo cuando luchan por sobresalir”), Saint James, el
forense y amigo de Lynley, es sin duda su favorito. Ello se debe a que él era el héroe
de sus primeros libros, rechazados sistemáticamente. En Una Gran Salvación,
su tercera novela, la primera en ser al fin publicada, en 1988, Lynley llevaba
la investigación. Será él quién las resolverá en adelante. Desde que tuvo uso de razón, Elizabeth
George sabía que el crimen sería su vida. Contactó con sus primeras muertes
literarias a los 12 años, a la edad en que las otras niñas no piensan más que
en salir y divertirse. Los sucesos diversos siempre la han fascinado, tal vez
para escapar de la monotonía de una infancia dentro de la clase media
americana. Educación católica, diplomada en literatura inglesa y psicopedagogía,
maestra durante 13 años en un instituto y en la universidad, no comenzó a
escribir realmente hasta 1983. Casada durante 20 años, separada, y sin hijos, una paradoja
para esta novelista especializada en la paternidad atormentada, se niega a
abandonar California para instalarse en Londres, en su piso de South
Kensington. “Vivo en Huntington
Beach desde hace 30 años, y tengo mis costumbres. Mi familia, mis amigos, mi
novio, viven aquí. Y además, ir tres veces al año a Inglaterra me permite guardar un recuerdo fresco de este país”. Cuando ella trabaja, su
vida está regulada de manera inmutable. Levantarse a las 6 y cinco páginas por
día si es posible. Comer o cenar con los amigos, paseos con su perro, seminario
de escritura una vez a la semana, responder con su secretaria el abundante
correo por carta o e-mail: su web es muy frecuentada. Sus lectores son parecidos
entre sí,
cultivados y a menudo licenciados. Hillary
y Bill Clinton, Stephen King, forman parte de sus fieles. “Pero también emociono a gente corriente”, dice. Todo es
necesario para vender centenares de miles de ejemplares en la veintena de países
en la que ha sido traducida, Alemania, Estados Unidos y Gran Bretaña a la
cabeza. Su próxima novela tendrá como telón de fondo la isla de Guernesey.
Una última
pregunta: ¿por qué tanto pesimismo? “¿Por qué?, mira lo que pasa en la
actualidad. La gente es llevada por su ignorancia. Es más fácil que
estar informado. La ignorancia nos conduce a los problemas que nos
encontramos hoy en día como individuos pero también como sociedad.
ELIZABETH GEORGE
MYSTERIES TAKE A LITERARY PATH - USA TODAY - By Anita Manning LOS MISTERIOS DE ELIZABETH GEORGE SIGUEN UN CAMINO LITERARIO George, de 47 años, ha escrito 8 obras de misterio. La última, "La Justicia de los Inocentes", publicada a mediados de marzo, se situó en el número 33 en la lista de libros más vendidos del USA TODAY la semana pasada. Con su novela de debut, "Una gran Salvación", publicado en 1988, George estableció su reputación como una de las novelistas de misterio más literarias. Ello es debido en parte a sus personajes fijos, liderados por el elegante Thomas Lynley, de New Scotland Yard, octavo conde de Asherton, y su compañera, la nada elegante Detective Sargento Barbara Havers, hija de una familia de clase trabajadora que soporta un resentimiento innato hacia la aristocracia. "Quería una pareja para Lynley que fuera su antítesis, porque era un personaje increíble -un detective inspector con un título en la familia de 250 años de antigüedad, un conde apuesto, rico. Sonaba bastante irreal. Cuando creas un personaje que es poco creíble o rebuscado, el lector tiende a no gustarle, así que lo que quiere hacer es, artísticamente, ... invitar al lector a detestar al personaje" Con esa finalidad, en su primera novela, antes que Lynley aparezca en escena, George introduce a Havers, que caracteriza al detective como odioso, rico, un mujeriego. "Ella exagera tanto sus defectos, que cuando conocemos a Lynley, vemos que realmente no es tan malo", dice George. Es un truco que aprendió como profesora de inglés y consejera en la escuela superior. "Si corregía un exámen y era realmente malo, sabía que pronto habría protestas", dice. "Empezaba a decir, 'Ok, chicos, estos exámenes son realmente malos. Quiero que estéis preparados. Ellos pensaban que estaban suspendidos y cuando tenían una C o una D, no les parecía tan mal". También compaginó la tarea de escribir con la enseñanza, a través de un montón de trabajo. "Creé mis personajes por adelantado, así que en el momento que aparecen sobre el papel yo sabía un montón sobre ellos", dice. "Ello les permite ser extremadamente realistas. También creaba las localizaciones en las que la novela iba a tener lugar". Para su libro publicado en 1992, "Por el bien de Elena", situado en el ficticio colegio St. Stephen, ella estudió historia de la arquitectura para construir en su mente un campus de 700 años de antigüedad. "Creé todos los edificios del campus, sin tener en cuenta si esos edificios iban a aparecer o no en la novela", dice, "e hice que un historiador del arte leyera mi descripción para estar segura que era correcta". Esta atención del detalle han llevado a algunos lectores a creer que George es británica. No es así. Nació en Ohio y se trasladó a la zona de la bahía de San Francisco, pero su corazón pertenece a la Madre Inglaterra. "Es importante para un escritor escribir acerca de lo que ama y le interesa", dice. "Para mí, eso significa escribir acerca de la cultura británica, con personajes británicos e historias situadas en Inglaterra". Inició su anglofilia durante los 60, cuando la música y la moda inglesas cruzaron el Atlántico y atraparon a la imaginación americana. El primer viaje de George a Inglaterra fue en 1966. Fue a estudiar a Shakespeare. "Estaba muy interesada por la historia inglesa, la literatura inglesa, la contribución de Inglaterra a la creación del arte. Más allá de todo esto, tengo una conexión mística real con Inglaterra, cuando encuentro la correcta localización para mis novelas, lo sé tan pronto como lo veo... He tenido siempre una particular conexión, en cuanto mi avión aterriza en Heathrow, siento que estoy llegando a casa antes de visitarla". Siempre supo que estaba predestinada a escribir. "Escribir me obsesionaba, si no lo estaba haciendo". Empieza a las nueve de la mañana cada día, y no lo deja hasta que realiza sus auto impuestas cinco páginas mínimo al día. "Soy supersticiosa en cuanto comienzo. Empiezo leyendo algo de algún otro escritor". Actualmente está leyendo "Bird by bird", de Anne Lamett. Lleva un diario de cada novela que ha escrito y hace referencia a las anteriores mientras trabaja en su nuevo libro. "Me apoyo en que me gusta ser escritora. Tengo menos miedo. La mayoría de nosotros tenemos las mismas exactas experiencias. Pero al hacerlo solos, perdemos de vista el hecho de que otros han estado allí. Yo veré que Anne Lamett estuvo allí y leo mi diario y veo que yo estuve allí el año pasado y lo conseguí. Ello me mantiene cuerda".
NO
TRUE BRIT
NO VERDADERA BRITÁNICA Elizabeth George puede escribir muchos misterios
británicos, pero sus raíces son todas americanas. Única hija de Robert George,
asesor de una empresa de transportes, y de su esposa, Anne, una enfermera,
George estuvo influenciada desde el principio por sus padres, unos entusiastas
de la literatura. Cuando la escritora de misterio estaba trabajando en Una Gran Salvación, en 1988, llamó a su madre de 79 años a Mountain View, en California, para decirle: ”tengo una mujer que va a morir”. “¿Cómo puedo hacer que muera rápidamente y no sufra?” Su madre no perdió un segundo, “Bien, cariño”, le replicó cariñosamente, “utiliza su espina dorsal. Puedes apuñalarla en el cuello, donde la cuerda espinal se encuentra con el cerebro”. “Mamá”, dijo George, “eso es perfecto”. George, de 43 años, siente como algo natural su apetito por lo terrorífico. Pero su gusto por lo británico es otra historia. A juzgar por su nueva novela El Padre Ausente, -en la que el detective inspector de Scotland Yard, Thomas Lynley, resuelve el asesinato de un vicario frente a un telón de fondo de brujería y pasión en Lancashire- podrías suponer que ella misma es una británica tomando té en el hotel Brown. Pero no es así, nacida en Ohio, creció en el noroeste de California y ahora vive en las afueras de Los Ángeles, justo a una milla del Pacífico. A pesar de su gran anglofilia, la cual dice que le nació de un viaje a Inglaterra que realizó un verano a los 16 años, ha dado fruto a sus 6 novelas basadas en Inglaterra siguiendo la tradición del Lord Peter Wimsey de Dorothy Sayers, que han vendido más de 2 millones de copias. También hay algunas acusaciones abiertas de imitación literaria por parte de su colega americana, Martha Grimes. Como George, Grimes sitúa sus misterios en Londres y depende para su solución de un detective aristócrata que conduce un coche caro y lleva una caja de cigarrillos rubios. Tan enojada está Grimes por considerar que deliberadamente le han tomado prestadas sus ideas, que en su última novela The Horse you Came in on, construye una trama alrededor del robo literario. Además introduce a un personaje femenino, una autora que roba el material de una rival, y que dice que está inspirado en George. Mientras Grimes arde, George mantiene que se siente confundida por todo ese alboroto. “Siempre me han dejado perpleja las alegaciones de Martha”, dice. “Ella escribe engaños de té, o almas simples que juegan con la muerte. Y yo escribo misterios literarios. Realmente no hay nada que pueda ser comparado más que de manera superficial. Única hija de Robert George, asesor de una empresa de transportes, y de su esposa, Anne, una enfermera, George estuvo influenciada desde el principio por sus padres, unos entusiastas de la literatura. “Cuando mi hermano mayor, Rob, tenía 6 años, se hirió en un ojo con una flecha, tuvo que llevar los ojos vendados. Mis padres pasaban largos ratos leyéndole, y yo escuchaba”, dice. “Nosotros no éramos una familia que tuviera mucho dinero, nos refugiábamos en el mundo de la imaginación”. A los 7 años, George supo que quería escribir. Empezó a escribir historias cortas en la escuela elemental, después que su madre le diera una vieja máquina de escribir de los años treinta, y escribió su primera novela, que no fue publicada, al tiempo que se graduaba. Se dedicó al más productivo mundo de la enseñanza mientras estudiaba en la Universidad de California, en Riverside, donde conoció a su marido Ira Tolbin, ahora un director de escuela en Los Ángeles de 44 años. George enseñó inglés durante 13 años y recuerda cómo en el Instituto El Toro del condado de Orange, en California, “yo llamé a mis estudiantes alumnos terapéuticos. Primero pensaron que me estaba riendo de ellos, pero fue raro el estudiante que no aumentara mis expectativas”. En 1981 fue nombrada Profesora del Año en el condado. Aún así, los impulsos creativos de George permanecían insatisfechos. Mientras daba en 1983 un curso de novelas de misterio en El Toro, empezó a escribir una. El resultado fue Una Gran Salvación, en 1988, y desde entonces George ha publicado un misterio cada año –incluyendo Por el Bien de Elena en 1992- usando siempre el mismo equipo para resolver los crímenes, Lynley, la sargento Havers y el forense Simon St. James. Cada libro está precedido generalmente de un viaje de búsqueda a Inglaterra explorando detalles y localizaciones. Nadie está más asustado por su éxito que la misma George. “Mi ambición era muy humilde . Quería ganar el suficiente dinero escribiendo para poder escribir durante mi tiempo libre”, dice. Como los personajes de St. James y de su esposa, George y Tolbin no tienen hijos. Mientras se niega a hablar de su propia situación, George provoca la falta de hijos de los St. James como parte de una estratagema de la trama. “Para dar a los personajes una crisis con la que ocuparse”. En su temporada de fechas límites, ella y Toibin han aprendido a apreciar los frutos de su labor creativa –entre ellos un Lexus coupé de 1993 de color crema, una casa de cuatro habitaciones en Huntington Beach, y vacaciones en la estación de esquí de Utah. Tolbin también disfruta ayudando a su esposa en su trabajo. Él escucha lo que ella escribe y –al igual que su madre- ofrece sugerencias cuando está estancada. “Uno de las mejores consejos que Aira me dio fue cuando me estaba imaginando el asesinato en Pago Sangriento. Bajé las escaleras, disgustada, y dije, no sé qué hacer. Él casualmente dijo, mata a alguien. Y de repente todo me empezó a surgir de nuevo.
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